Reforma laboral: la UCA alertó sobre los desafíos en la creación de empleo de calidad

El reciente informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA-UCA) destacó avances de la administración libertaria en la contención de la pobreza, la inflación y el equilibrio de las cuentas públicas. No obstante, la presentación planteó un interrogante crucial sobre cómo transformar esta estabilización macroeconómica en empleos de calidad que logren reducir la fragmentación social en el país.

qué destacó el informe del odsa-uca sobre el gobierno de milei

El Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la Universidad Católica Argentina (UCA) presentó el informe «Nuevo escenario político-económico: estrés y bienestar en una Argentina en transición», donde se analizaron los primeros meses de gestión del gobierno de Javier Milei. Si bien se reconocieron logros en la estabilización macroeconómica, como la baja de la inflación, el equilibrio fiscal y la estabilidad del dólar, el estudio planteó una inquietud central: el lugar del empleo en el modelo libertario. La presentación, a cargo del director del Observatorio, Agustín Salvia, junto a su equipo de investigadores, generó un debate sobre la capacidad del actual esquema para generar trabajo formal y promover la inclusión social.

el análisis de la uca: pobreza, indigencia y el rol de la ayuda estatal

El informe de la UCA destacó una rápida disminución de la pobreza y la indigencia, que se situaron en el 36,3% y el 6,8% respectivamente en 2025. No obstante, el estudio puntualizó que este descenso se fundamenta principalmente en el incremento de la ayuda estatal, especialmente a través de la Asignación Universal por Hijo (AUH), y en un crecimiento del subempleo inestable y el autoempleo de subsistencia. Este hallazgo subraya una dinámica compleja donde las transferencias gubernamentales actúan como un amortiguador crucial frente a la vulnerabilidad económica.

macroeconomía estable, pero ¿con qué impacto en la inversión y el consumo?

El análisis del observatorio reconoció que el gobierno libertario logró «avances rápidos en estabilización macroeconómica como la baja de la inflación, el equilibrio fiscal y corrección de precios relativos». Sin embargo, también advirtió que dicha estabilización se apoya en «una contracción del consumo y en una inversión privada que continúa estancada, sin señales de reactivación del crédito ni de un shock de confianza que dinamice proyectos productivos capaces de generar empleo formal». Esta evaluación plantea un interrogante sobre la sostenibilidad del modelo sin un impulso significativo en el sector productivo.

la encrucijada del empleo: un debate central en el modelo libertario

Durante la transmisión en vivo de la presentación, se debatió intensamente sobre si las políticas económicas actuales podrán incentivar la creación de puestos de trabajo para revertir la fragmentación social. El modelo oficialista, con una fuerte apuesta a sectores exportadores como el energético, minero y tecnológico, si bien exhibe alta productividad, no genera una demanda intensiva de mano de obra. Esta discusión cobra especial relevancia en el contexto del proyecto de «modernización laboral» que el Poder Ejecutivo enviará al Congreso, prometiendo un álgido debate parlamentario.

agustín salvia y la caracterización de los modelos económicos en argentina

Agustín Salvia, director del ODSA-UCA, situó el debate en un «cambio de época». Describió un ciclo «posconvertibilidad proconsumo, deficitario e inflacionario», surgido tras la crisis de 2001-2002, que, a pesar de «primeros años muy buenos», finalmente «se agotó». Este esquema fue caracterizado como una «trampa neopopulista», con déficits en producción, inversión y empleo pleno, que generaba consumo pero era insostenible a largo plazo debido al gasto creciente.

la «trampa neolibertaria»: orden macro sin inclusión social

En contraste, Salvia ubicó el nacimiento del «nuevo modelo libertario», al que definió como «un gobierno proinversión y proexportación, un cambio evidente de paradigma en términos político-económicos». Sin embargo, aclaró que este modelo aún no está consolidado: «Hasta acá es la expresión de un deseo. Se está desarmando lo viejo, no se está construyendo lo nuevo», sintetizó. Esta transición, según el académico, combina logros macroeconómicos con serios interrogantes sobre su impacto en la estructura social argentina, lo que él denominó una posible «trampa neolibertaria»: un modelo que ordena las variables macro pero no logra incluir a los sectores marginados.

la persistente precariedad en el mercado de trabajo argentino

Un tramo crucial de la exposición del ODSA-UCA se dedicó al mercado de trabajo. Agustín Salvia enfatizó que la estructura ocupacional no experimentó cambios sustantivos con el nuevo modelo, ni durante la crisis inflacionaria previa ni en la actual fase de estabilización. Según los datos presentados, apenas el 40% de la población activa cuenta con un «empleo decente» (asalariado o no asalariado con ingresos regulares), cifra que habría disminuido uno o dos puntos en los últimos años. El «empleo precario pero estable», con ingresos mínimos de subsistencia pero sin cobertura plena de seguridad social, se mantiene cercano al 27%. Además, desde 2011, se observa un crecimiento constante del «subempleo inestable» y el «desempleo abierto», abarcando changas, ventas ambulantes y, más recientemente, los trabajos de aplicaciones. «En Argentina no crece el desempleo, lo que crece es el autoempleo de subsistencia. No es que no hay trabajo, no hay empleo y no hay inversión», resumió Salvia, quien al sumar estas formas de subempleo al desempleo abierto, estimó que el 34% de la fuerza de trabajo urbana se encuentra hoy en una situación de precariedad.

salarios y transferencias estatales: amortiguadores de la pobreza

Respecto a la evolución de los salarios, el sector privado registrado alcanzó sus picos entre 2011 y 2012, «niveles que no eran sostenibles porque no había productividad ni inversión que los respaldara», se indicó. Desde entonces, la serie muestra caídas con altibajos, y una reciente recuperación a niveles prepandemia. La investigadora Julieta Vera precisó que las transferencias del Estado, como la Asignación Universal por Hijo, la Tarjeta Alimentar y otros programas no contributivos, actúan como un amortiguador fundamental en la baja de la pobreza. Sin estos ingresos, la indigencia pasaría del 6,8% al 12,8% y la pobreza subiría del 36,3% al 41,8%.

la reforma laboral: ¿catalizador de empleo o solo parte de una solución?

Sobre este diagnóstico, y tras el repaso de los indicadores, el debate se centró en la inminente reforma laboral que el gobierno anticipó. Se cuestionó si las «reformas estructurales» son tan determinantes como se presentan para que el crecimiento se traduzca en empleo. Agustín Salvia respondió con matices: «Pienso que son importantes para estimular la confianza y la inversión. Pero la reforma laboral, por sí sola, no va a crear empleo. Sumada a otras reformas, puede generar mayor capacidad de inversión interna, de pymes, y también de inversión internacional», evaluó.

desafíos estructurales: reforma laboral, tributaria y previsional

Salvia delineó tres ejes clave para un debate amplio y necesario. En primer lugar, una modernización de las normas laborales que preserve derechos pero habilite mayor flexibilidad sectorial, regional y por tipo de actividad. En segundo lugar, una reforma tributaria que haga más partícipes a las provincias de la recaudación y otorgue mayor margen para impulsar el desarrollo local. Finalmente, una reforma previsional que atienda un sistema «deteriorado», con posibles salidas más universales. «Lo que se abre es un debate democrático acerca de cuáles son los componentes en materia laboral, tributaria y previsional que va a tener el país para los próximos diez años», sostuvo el titular del ODSA-UCA, dejando abierta la pregunta sobre si el paquete de reformas logrará consolidar inversiones que se traduzcan en empleo de calidad y mejores salarios, o si la estabilización macroeconómica apuntalará sectores de baja demanda laboral y escasa integración social.

proyecciones futuras: pbi crece, pero ¿el empleo acompaña?

Una de las preguntas del panel de periodistas apuntó a las expectativas de crecimiento que el gobierno proyecta. La respuesta de Eduardo Donza, investigador del ODSA, fue contundente: «El crecimiento que se está dando, y el previsible en el corto plazo, proviene de sectores que no son mano de obra intensiva. Lo previsible es que no mejore mucho la situación del mercado de trabajo; incluso podría empeorar». La exposición continuó con indicadores sobre la composición socioeconómica, donde se coincidió en que una buena parte del aumento reciente del Producto Bruto Interno (PBI) proviene de sectores como el minero y las finanzas, que aportan divisas pero no absorben grandes cantidades de mano de obra. Mientras tanto, actividades como la industria y el comercio muestran estancamiento o caídas, evidenciadas en despidos y suspensiones desde empresas metalmecánicas hasta fábricas de bienes de consumo. «Empresas y empleos no competitivos van a tender a desaparecer. La trampa está en cuánta capacidad real tenemos para crear nuevas empresas y nuevos empleos más competitivos, sobre todo en los grandes conurbanos, con un mercado interno muy ajustado y exportaciones concentradas en determinados segmentos», advirtió Salvia.

la percepción social y el «estrés económico» en los hogares

Más allá de las cifras macroeconómicas, el informe incluyó indicadores de percepción social. Alrededor del 42% de los consultados manifestó que su situación económica es peor que la de sus padres. En los sectores socioeconómicos más bajos, esta proporción supera la mitad, mientras que en los estratos medios-altos desciende a aproximadamente tres de cada diez. No obstante, al indagar sobre el futuro de los hijos, el escenario se invierte: ocho de cada diez encuestados creen que la próxima generación estará mejor. Esta combinación de factores se percibe como una clave para entender el apoyo social a un cambio de modelo, incluso cuando la mejora en el presente es acotada. El «estrés económico», que mide la percepción de hogares cuyos ingresos no alcanzan para sus necesidades de consumo, venía en aumento desde 2010 y muestra una baja entre 2024 y 2025, asociada a la desaceleración inflacionaria y a una mayor capacidad de planificación de los gastos. Sin embargo, este descenso es significativamente más leve que el de la pobreza por ingresos. «Hay una tendencia positiva, pero depende con qué indicador se la mida. La mejora es clara respecto del final de 2023 y la crisis de 2024, pero si comparamos con 2022 o 2021, no estamos mucho mejor», remarcó Julieta Vera, señalando que la capacidad de ahorro se recupera modestamente, sobre todo en sectores medios y medios-altos, mientras que en los estratos bajos y muy bajos permanece prácticamente estancada.


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