Ignacio Andreychuk
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En las últimas semanas, el gobierno provincial, a través de la Dirección Provincial de Vialidad, realizó las correspondientes licitaciones para bacheo, repavimentación y pavimentación completa de rutas santafesinas en toda la extensión territorial. Este proceso permitirá que 2016 culmine con una inversión superior a los 3.000 millones de pesos.
Reforzando la tesitura, recientemente el gobernador Miguel Lifschitz destacó en un acto realizado en la localidad de Nelson, a modo de ejemplo, “la obra de mejoramiento de la Ruta Provincial N° 4 que actualmente está realizándose” y también que están acordando “con el gobierno nacional la realización de la autovía en la Ruta Nacional N° 11, desde Santa Fe hasta Reconquista. Está el compromiso del presidente (de la Nación, Mauricio Macri) de iniciar el año que viene esa obra, así que tenemos mucha expectativa, porque eso va a cambiar las realidades de localidades”.
El horizonte que plantea la actual gestión es de mejorar el estándar de la infraestructura vial santafesina, con un presupuesto superador y proyectos técnicos profundos. Pero los tiempos que necesita este nuevo gobierno socialista no son los que puede tolerar el grueso de los santafesinos. Hace años que los reclamos populares se concentraron en la destrucción de las rutas provinciales, quizás una de las pocas cosas que suceden tanto en el norte como en el sur.
No obstante, la oportunidad de apostar a que, de una vez por todas, se produzca un cimbronazo en la atención a los caminos por parte de las autoridades recobró fuerza con los últimos anuncios.

Testimonial
Hace años que el paso diario por la ruta provincial 4 demanda una concentración mayor a la habitual que uno lleva al manejar en un viaje. Pero ese paso del tiempo ha producido verdaderos inconvenientes en todo el corredor, que arranca luego del peaje de Nelson, en el cruce con la ruta nacional 11, y va hasta pocos kilómetros antes del ingreso a la ciudad de San Cristóbal.
Mirador Provincial recorrió ese tramo ida y vuelta -dos veces- donde se advierten enormes pozos sobre la calzada, con algunos focos de conflicto que son mayúsculos: tramo María Luisa hasta La Pelada y, desde allí, hacia Elisa; antes de los cruces para ingresar a Progreso y a la ruta 6 -que va a Esperanza-; también en adyacencias de Santo Domingo.
Los carteles de Vialidad Provincial marcan la precaución en todo el tramo por “zona de baches”. También es cierto que los pozos no se parieron durante la presente gestión, sino que ya vienen sin atención hace años. También se advirtió en la recorrida el trabajo que está realizando personal de la DPV, con el bacheo en las partes más conflictivas y la limpieza de la calzada.
Vía Facebook, los usuarios de la ruta denuncian permanentemente los daños que sufren sus vehículos, con reventones de cubiertas -se observan restos de goma de neumático todo el tiempo-, pinchazos y hasta voladuras de tazas por morder baches profundos. El peligro que representan los pozos implica que los vehículos traten de esquivarlos y ocupen parte de la mano contraria, con lo que ellos implica.
Es cierto que el corredor que está en pésimas condiciones y que, con las lluvias de los primeros meses del año, se destruyeron aún más. Esta ruta es una de las conexiones viales más importantes del centro-norte santafesino, junto con la 2 y las nacionales 11 y 34.