Revelador informe

La historia de un socavón histórico en Santa Fe

Los inconvenientes datan de hace más de un siglo en el barrio Mariano Comas. Los suelos y la oscilación de los niveles freáticos son las claves.

22-04-2024 | 7:49 |

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El registro gráfico es del 26 de marzo de 2014, cuando Assa ejecutó un entubado con “by pass” en el caño cloacal de la intersección de Pujato y Urquiza. Foto: Archivo/Flavio Raina


Un informe técnico de Aguas Santafesinas S.A. (Assa) elaborado el 5 de julio de 2023, recupera una llamativa actualidad en medio de la problemática de los recurrentes socavones producidos en los últimos meses y días en la ciudad capital, y que acaparan la agenda periodística.

Pero lo importante de este estudio de Assa es que cuenta cronológicamente la historia del que quizás sea el socavón “más famoso y antiguo” de la ciudad. Es el de calle Cándido Pujato y Urquiza, donde en la década del ‘20 se construyó la Estación Elevadora Pozo Norte, dando inicio a la prestación de los servicios sanitarios de la ciudad. A lo largo de más de un siglo, se reportaron problemas en ese punto.

En contexto y como se dijo, los hundimientos y socavones son noticia casi a diario. Semanas atrás se produjo un hundimiento de importantes dimensiones en la intersección con 9 de julio; tiene 6 metros de profundidad por seis de ancho, y Assa realiza videoinspecciones para comenzar la reparación, que demandaría al menos tres meses.

Así ve hoy el sector afectado, frente a la sede de la Vecinal Mariano Comas.Foto: Manuel Fabatía

 

Se cita el socavón frente al estadio del Club Unión, a unas ocho cuadras del sector aludido, y que se produjo en 2023. Más atrás en el tiempo, en 2015, se generó el histórico “cráter” a tan sólo una cuadra de allí, en Urquiza y Bv. Pellegrini (a una cuadra de Pujato y Urquiza), por un problema serio en la cloaca máxima (colector general), y que demandó más de dos años de reparación.

El estudio

“Hundimiento en Cándido Pujato y Urquiza”, se denomina este exhaustivo estudio elaborado por Assa. En ese punto del ejido ejido urbano, en 2013 se produjo un hundimiento de grandes dimensiones. Al año siguiente logró repararse, tras la ejecución de una obra muy compleja.

Lamentablemente los problemas aparecieron otra vez en 2020, exactamente en esa intersección. Ahora, el punto crítico está de momento solucionado.

 

Con todo y como se dijo, este informe técnico de la prestataria -a pesar de que se elaboró el año pasado- pone de relieve un problema muy actual: algunas causas a considerar sobre por qué se generan tantos socavones en esa zona.

“Sector conflictivo”

El estudio de Assa hace una historización minuciosa de ese sector puntual de la ciudad. Es un problema que tiene más de un siglo: “El sector de Cándido Pujato y Urquiza ha sido por décadas un sector conflictivo desde el punto de vista de los suelos, las instalaciones subterráneas allí han sido motivo de múltiples intervenciones, generando hundimientos y socavones en forma recurrente”.

Todo esto “tiene como protagonista siempre al suelo, su estructura, los niveles freáticos asociados y la infraestructura subterránea, que complicaron siempre cualquier tipo de intervención en la zona”, indica el informe en su introducción.

Lo que plantea el estudio es “ampliar la mirada”, saliendo de este hundimiento en particular, “y mirar la zona donde está emplazado, el barrio Mariano Comas y analizar su historia desde los inicios de la estación elevadora cloacal hasta la actualidad y realizar un análisis macro”, agrega.

Qué pasa hoy

“En la actualidad, la situación en ese lugar (Cándido Pujato y Urquiza) no está asociada a ninguna instalación activa a cargo de la empresa (Aguas Santafesinas SA.). Lo que debe buscarse es una articulación en el trabajo con el municipio: hablamos de un problema histórico, pues allí había un pozo del sistema cloacal”, le explicó a El Litoral Germán Nessier, vocero de Assa.

Al tiempo que agregó: “Hoy las prioridades son otras (aludiendo a las urgencias que impone el socavón en Bv. Pellegrini y 9 de julio). Pero más allá de esto, una eventual solución definitiva (en Cándido Pujato y Urquiza) deberá articularse con el municipio”, insistió.

Además, “es un tema vial que no está vinculado a una función específica de la empresa prestataria. No es algo que esté relacionado al servicio de Assa, porque no hay ningún tendido cloacal que esté activo en ese lugar”, dejó en claro.

"Esa intersección es un lugar histórico, que se remonta a los inicios de los servicios sanitarios de la ciudad. Allí, hubo un predio cloacal (en el sector donde se ubica la sede de la Vecinal Mariano Comas)”, explicó Nessier.

Cronología

-Desde la década de 1920 hasta 1990, en Urquiza al 3500 se construyó la Estación Elevadora Pozo Norte (hoy fuera de servicio, pero que estuvo operativa 70 años). La obra estuvo a cargo de Obras Sanitarias de la Nación, y su objetivo era bombear los líquidos cloacales de toda la zona centro-norte de la ciudad a su descarga, que por ese entonces estaba ubicado en el sur.

-En 1931, en ese sector ya se empezaban a detectar problemas, como el desmoronamiento de las zanjas. Esto obligaba a cerrar las calles por semanas. Además, a pocos metros de ese sector había una cava.

-En 1973, la rotura del caño de la cloaca provocó el arrastre de suelo por la fuga de líquidos, con el posterior desmoronamiento de la calzada y la aparición del “socavón”. En esta zona, antes de ser urbanizada, eran terrenos bajos.

-Este inconveniente fue superado y la calzada restablecida. Pero en el año 1976 comenzaron a aparecer los primeros indicios de un viejo problema: “el descalce de las losas de pavimento”, indica el informe.

-Los problemas siguieron. Ya en época de la ex Dipos (Dirección Provincial de Obras Sanitarias), principio de los años ‘80 se procedió a la reconstrucción de la calzada de calle Urquiza entre Mariano Comas y Cándido Pujato.

-En 1988, una ley estableció la cesión del terreno del viejo Pozo Norte a la Vecinal Mariano Comas, detrás del edificio del Ministerio de Producción provincial. Calle Pujato debió ser ensanchada y se corrigió la línea de edificación.

-En 1996, la empresa Aguas Provinciales utilizó un sistema francés para solucionar la rotura del colector cloacal.

“Se colocaron dentro de los viejos caños que perdían una malla y con inyección de cemento sellarlos desde adentro. Esa fue la solución, pero la mala ejecución del pavimento hizo que el agua de lluvia no escurriera y se formara una laguna, por lo que se vio nuevamente afectado”, indica el informe.

-En 2003, aparece otra vez un nuevo hundimiento. Aguas Provinciales interviene con una “solución más radical y más compleja”. Se procede a cambiar un tramo del colector (...) por un caño de polietileno termofusionado, se sella e impermeabiliza la traza frente a vecinal.


-En 2008, el hundimiento vuelve a visualizarse exactamente en el mismo lugar e interviene Aguas Santafesinas S.A. La empresa realizó una “exhaustiva videoinspección de los conductos cloacales, verificando la estanqueidad de éstos”.

-Entre 2010 y 2013, a partir de un nuevo hundimiento que se generó en ese sector, se realizaron sendos estudios de suelo, tanto en la zona del hundimiento como en la zona externa al mismo, incluso fuera de la calzada. Se ejecutaron seis perforaciones distribuidas en toda la esquina.

“Es evidente que la causa del hundimiento del pavimento se debe a la circulación del agua y al arrastre de partículas finas (arcillas) hacia la napa freática, y al estado muy suelto de las arenas que se encuentran por debajo de los pavimentos. Esta arena se ha utilizado seguramente como relleno de los conductos y no se ha previsto el estancamiento ni la circulación del agua en este sector. Además, no se han tomado las precauciones del caso”, cita el informe técnico de Assa.

-En 2014, y debido al antes referido hundimiento (que como se dijo fue de dimensiones importantes) se realizó una nueva obra. Ésta implicó un cambio de traza en una longitud de 70 metros de conducto cloacal, ubicando la nueva traza en la mano este de Av. Urquiza.

Con ello, se desafectó toda la instalación cloacal sobre la mano oeste y frente a las antiguas instalaciones del Pozo Norte. Esto fue, con todo, una solución bastante sólida aunque provisoria, ya que duró y sigue durando.

-En el año 2020 se produjo una hondonada. El sector se llenó de agua y fue vallado.

Suelos y niveles freáticos

En el informe técnico elaborado por los profesionales de Aguas Santafesinas S. A. se deslizan varios elementos que podrían explicar por qué, a lo largo de más de un siglo, hubo problemas de hundimientos en ese sector puntual. El primero alude a las oscilaciones de los niveles freáticos.

“La fluctuación de los niveles freáticos (napas) puede afectar la susceptibilidad del suelo. Cuando el nivel freático está alto, y el suelo saturado de agua, aumenta la posibilidad de que las partículas finas se desprendan y sean arrastradas. Por otro lado, cuando el nivel freático está bajo, el suelo puede estar más seco y compacto, lo que reduce esta posibilidad. Por lo tanto, la fluctuación de los niveles freáticos puede influir en la vulnerabilidad del suelo al arrastre de partículas finas”.

 

Esto lleva a hablar de la permeabilidad del suelo, y, respecto de la topografía del terreno, la erosión. “La velocidad de la erosión en profundidad depende de la permeabilidad del suelo y de la cantidad de agua que se infiltra en el suelo, por lo que un ingreso extra de agua al conformarse un hundimiento acelera el proceso y agrava la situación”.

Luego, los autores del informe técnico aluden a la fluctuación de los niveles freáticos y lanzan algunas preguntas razonables: ¿Por qué este factor afecta algunos lugares puntuales y no a otros de la ciudad, sobre todo cuando no existan causas como fugas en cañerías o roturas de colectoras que sin dudas acelerarían el proceso? ¿Qué es lo que sucede en estos casos? ¿Qué dinámica se da para que un hundimiento sistemáticamente vuelva?

Y aquí aclaran que puntualmente en el área de Cándido Pujato y Urquiza, se da una situación particular: “Hablamos de sectores bajos de la ciudad, con la presencia, en el pasado, de una cava a escasos metros del hundimiento actual, y donde se realizó una obra de infraestructura de envergadura que se fundó a varios metros de profundidad, con excavaciones importantes, y sobre un acuífero muy potente en términos hidráulicos”.

La vieja cava, los cambios de niveles freáticos, la impermeabilidad de los suelos, la hidrología de un sector muy bajo, una oquedad (cavidad) subterránea, el arrastre de partículas finas de forma sistemática, son sólo algunos de los factores de incidencia que deberán tenerse en cuenta cuando, finalmente, se tome la decisión de intervenir en el sector para ejecutar, en articulación con el municipio capitalino, una solución definitiva.


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Autor:

Luciano Andreychuk
Sebastián Casse

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