El sociólogo Dr. Agustín Salvia, investigador del Conicet y titular del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), disertó recientemente en la ciudad de Santa Fe sobre la persistente desigualdad social en Argentina y el actual escenario de «transición liberal».
Su análisis fue parte de las Segundas Jornadas de Sociología del Litoral, organizadas por docentes y estudiantes del Departamento de Sociología de la Facultad de Humanidades y Ciencias (FHUC) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), dirigido por el Dr. Ernesto Meccia. Salvia, cuyos informes son referencia para los medios nacionales, presentó su charla magistral bajo el título «Desigualdades sociales, fin de un ciclo agotado y los límites estructurales de la actual transición liberal», ofreciendo una aproximación a la compleja coyuntura del país.
Radiografía de la estructura social argentina según Salvia
Durante su exposición, Agustín Salvia describió la sociedad argentina como una pirámide con profundas asimetrías. Según su análisis, un 3% de la población se identifica como rica, a la que se suma una clase alta que, en conjunto, totaliza un 30% y abarca a los sectores integrados, incluidos y globalizados. En contraste, un 30% de la población se encuentra en una situación de pobreza que, lejos de ser un fenómeno transitorio, conforma un «zócalo cristalizado», aparentemente inamovible, pero a la vez frágil y desvinculado del sistema formal. Entre estos extremos, se ubica una clase media que, de manera paulatina, desciende escalones en su capacidad económica y social, evidenciando el deterioro de su posición.
La «transición liberal»: ¿hacia dónde se dirige Argentina?
El investigador del Conicet caracterizó el momento actual como una «crisis inmediata», no en un sentido apocalíptico, sino como la certeza de un cambio estructural. En diálogo con El Litoral, Salvia profundizó en el concepto de «transición», explicando que Argentina aún no ha salido de la crisis pos-convertibilidad y se encamina hacia un nuevo régimen político y económico.
El modelo actual busca reordenar los desequilibrios mediante un cambio de reglas institucionales, con el objetivo de generar condiciones para el crecimiento y una mayor integración social bajo premisas «libertarias». Si bien advirtió que «lo peor del ajuste» en ingresos de hogares, trabajadores y jubilados, así como en capacidades de gestión educativa y de salud, ya habría pasado, el experto subrayó que el éxito de la baja de la inflación y el equilibrio fiscal, aunque positivos, no garantizan por sí solos una futura etapa de prosperidad y movilidad social.
Inversión y confianza: los pilares ausentes para la prosperidad
Para Agustín Salvia, el principal desafío para que la «transición» desemboque en una etapa de crecimiento radica en la inversión. El sociólogo enfatizó que esta inversión debe entenderse en un sentido amplio: no solo como grandes proyectos económicos, sino como la confianza de los ciudadanos para destinar sus ahorros a emprendimientos, mejoras personales o familiares, o incluso a la educación de sus hijos.

A la fecha, persiste un «miedo para invertir» y una profunda incertidumbre que paraliza el esfuerzo colectivo. El discurso del gobierno, según Salvia, no ha logrado repercutir de manera efectiva en la confianza de grandes inversores ni de la familia promedio, generando un estancamiento en la percepción de un futuro promisorio. Aunque se compara la potencial prosperidad con la de los años ’90, el sociólogo advirtió que la consolidación del desarrollo requiere de décadas, no de solo tres años, y que el modelo libertario tiene límites si no logra generar esa confianza.
El «disciplinamiento» social y la capacidad de aguante de la ciudadanía
Salvia analizó el fenómeno del «disciplinamiento» social, que explica cómo la baja de la inflación, si bien no mejora el poder adquisitivo, otorga a los hogares una mayor capacidad de planificación y control sobre sus escasos presupuestos. Esto se traduce en una caída del consumo corriente, donde las familias adquieren menos alimentos o de menor calidad, y restringen gastos en vestimenta, pero ganan cierta «tranquilidad» al poder administrar mejor sus ingresos.
Este contexto, sumado a la expectativa de que la situación pueda mejorar y el temor a que una salida del actual gobierno implique un empeoramiento, explica la contenida conflictividad social, un escenario que, a su juicio, el gobierno no había dimensionado completamente.
El 30% de pobreza estructural: contención y marginalidad
Respecto al «zócalo cristalizado» del 30% de la población en pobreza estructural, el titular del Observatorio de la Deuda Social de la UCA señaló que, si bien el Ministerio de Capital Humano pone foco en el tema, los recursos invertidos son limitados. La asistencia monetaria (AUH, Tarjeta Alimentar) y el sostenimiento de algunos comedores, ya sea por acuerdo con el gobierno o por apoyo provincial, cumplen una función de contención y alivio económico.

Sin embargo, esta población «marginal» ha experimentado una resignación que la distingue de los pobres de décadas pasadas, sobreviviendo en un mundo donde las oportunidades legítimas son escasas y, lamentablemente, a menudo se encuentran en actividades ilícitas como el narcomenudeo o el juego.
La resistencia social y el valor del voluntariado en Argentina
En contraposición al concepto de «individualismo» que Salvia identificó como un término relevante en la charla, el sociólogo destacó la persistencia de una fuerte «militancia social» y un «voluntariado» en Argentina. A pesar de que la sociedad «oficial» y el mercado no los valoran, existen grupos cristianos, evangelistas, ONGs y jóvenes sindicales que realizan trabajo comunitario y social con un profundo sentido de hacer el bien.
Salvia enfatizó que este tejido social, construido sobre la tradición de la organización y la acción colectiva, da identidad a quienes lo realizan y les confiere un sentido de vida. Consideró un error por parte del gobierno subestimar estos procesos de resistencia y transformación, que han sido fundamentales para evitar el desmoronamiento del país.
Próximo informe del Observatorio de la Deuda Social de la UCA y desafíos futuros
El Observatorio de la Deuda Social de la UCA presentará su próximo informe el 4 de diciembre a las 11 horas, en transmisión por el canal de YouTube de la UCA. El estudio, titulado «El nuevo modelo político-económico, estrés y bienestar en la Argentina urbana. Hacia una nueva agenda social», abordará los «claroscuros» de esta transición.
Se espera que el informe detalle mejoras en algunos aspectos del ajuste en comparación con el año pasado, pero también enfatice la persistencia de deudas sociales estructurales. Agustín Salvia adelantó que el trabajo mostrará una sociedad con «estrés psicológico y emocional», altamente desigual, donde muchos, especialmente ese 30% en pobreza, están quedando atrás.
La solución, según el sociólogo, pasa por una inversión estatal en educación, salud, infraestructura social y procesos de socialización que promuevan un cambio intergeneracional, articulando la iniciativa privada pero con un rol coordinador y promotor del Estado, algo que, lamentablemente, aún no se está dando.
