“Inmigrantes”

Con sello internacional: rafaelinos crearon un gin que no para de conquistar mercados

 


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Juan Carlos Scalzo


Agustín Pongolini y Gonzalo Molinari son dos jóvenes nacidos en Rafaela, que se conocen desde muy chicos, con una relación que se profundizó en la ciudad de Rosario, lugar al que ambos partieron para seguir sus estudios. Allí, la pasión por la cocktelería y ese gen emprendedor tan característico de los rafaelinos hizo que se decidieran a sondear en el mercado de las bebidas el gusto de sus congéneres y las tendencias que se están dando en los países que las imponen y no dudaron en largar todo y en enfocarse de lleno en cumplir su sueño.

“Siempre fuimos muy curiosos y queríamos ver la forma de materializar algo porque teníamos ganas de emprender”, comenta Pongolini y Molinari lo refuerza contando: “Estábamos en un zona de confort, cada uno con su laburo y en las juntadas siempre nos decíamos: tenemos que hacer algo. Era como animarse a un poco más y despegar”.

Dedicarse a la destilación de gin no fue producto de la casualidad porque el destino también quiso que la formación de ambos le permitiera sondear las posibilidades concretas de encontrar algún nicho de mercado y prosperar empresarialmente y Agustín, licenciado en Administración de Empresas, explica que “con el gin hubo un boom de consumo y entonces hicimos un análisis de mercado y vimos lo que lo que pasa en Europa y Estados Unidos luego se replicaba en Argentina: es corriente que cuando algo explota, del rubro que sea, en los países más desarrollados llega acá con un poco de delay. Entonces nos dimos cuenta de que la tendencia pasaba por ahí”.

“Por nuestras profesiones -continúa Pongolini- estábamos en condiciones de hacer un análisis de mercado y analizar la posibilidad de comenzar con una micro destilería. Pero al principio, no teníamos fondos para invertir, entonces decidimos hacer un buen producto para caer a un asado y disfrutar entre amigos de un lindo gin. Además, fue clave un viaje a Mendoza, y nosotros en lugar de visitar bodegas de vino nos fuimos a una destilería. Ahí, nos dimos cuenta de que es una actividad apasionante, que permite desarrollar muchos productos y se necesita un capital de trabajo gestionable, manejable y volvimos con la idea de hacer nuestro propio gin. Compramos una máquina casera para empezar nuestra cocina”.

“A ello -agrega Molinari, ingeniero industrial- le siguieron capacitaciones con máster distiller en Buenos Aires y nos fuimos adentrando cada vez más en el tema, compramos libros y se desarrolló un interés muy grande. No pasó mucho tiempo para darnos cuenta de que estábamos elaborando algo de calidad, porque las primeras 200 botellas se nos fueron en una semana solo por el boca a boca de amigos y familiares. Estas 200 botellas las hicimos bien, no improvisadamente así que invertimos en un diseñador y una agencia para que tenga una presentación bien atractiva”.

Con entusiasmo, Molinari siguió contando que les “llevó ocho meses de desarrollo de marca, de estudio de mercado y de fórmula, y eso tuvo un buen impacto desde el inicio y nos hizo dar cuenta que había un potencial negocio”.

Quintuplicar la producción

Pero el inicio del emprendimiento no estuvo exento de contratiempos reveló Pongolini: “Esta prueba y error arranca en marzo de 2020 con el comienzo de la pandemia, por eso decimos que es un gin pandémico, lo estuvimos destilando en mi casa, se podría decir de manera clandestina (risas). Imaginate todo el mundo buscando alcohol con fines sanitarios y nosotros buscándolo para destilar. Asimismo, el vidrio se hace con oxígeno y tampoco había. Hoy, nos reímos de todo aquello, pero fue un comienzo bastante difícil de pasar. Aprendimos de todo eso y parte de nuestro crecimiento fue haber desarrollado nuestra propia matriz de botella y hacerla de vidrio 100% reciclado. Teníamos un techo y ahora no lo tenemos. La fábrica es una cristalería de Buenos Aires, que empezó a reactivarse con nuestros pedidos”.

También, sobre ese anecdótico comienzo, Molinari recuerda que arrancaron “con un alambique (máquina donde se realiza el proceso de destilado) casero en un pequeño espacio en un galpón de la familia de Agustín, y salimos al mercado en un momento en que no había tantas marcas de gin, pero hoy en Argentina hay unas 370 marcas y solo 20 destilerías habilitadas. Nosotros somos una de ellas. Cuando obtuvimos la legalización de la destilería y el producto, comprobamos que teníamos todos los canales de venta por explorar. Exportación, súper y mini mercados y a cualquier tipo de tiendas podíamos llegar. En ese momento tomamos la decisión de importar un alambique para ampliar nuestra capacidad productiva.

Capacidad

“Inmigrantes” tiene una producción actual máxima de 9.000 botellas mensuales y los creadores buscan quintuplicar ese número. Pongolini explica que hoy “abarcan el mercado nacional y estamos empeñados en llevar nuestro gin fuera de Argentina, por eso la búsqueda de aumentar la producción”.

En ese sentido, adelantó que “se viene la instalación de una máquina que va a ser la segunda o tercera del país en cuanto a volumen, que es un alambique de 500 litros (procedente de China), que nos permitirá quintuplicar la producción. Paralelamente nos dará tecnología y con ello la mejora del producto en calidad, lo que es un combo importantísimo para el crecimiento y el posicionamiento en el país como una marca referente, que es a lo que aspiramos. Por otro lado, tenemos el objetivo de exportar y con esta máquina vamos a intensificar la venta para llegar a nichos (ciudades y provincias) que hoy no lo hacemos y luego realizar alianzas fuera del país, para que nuestro producto pueda llegar, primero, a mercados de Latinoamérica”.

Medalla de plata

“En octubre pasado enviamos botellas para participar del World Gin Awards de Inglaterra, un certamen en el que se premia a los mejores gin en los estilos reconocidos internacionalmente y ocho jueces internacionales cataron a ciegas cada gin que participó y nos terminaron eligiendo como el segundo mejor de Argentina en la categoría London Dry”.

“Los resultados llegaron en enero y sentimos un orgullo enorme porque es un producto que tiene un año y medio porque es un sello de garantía de calidad”, expresó Molinari.

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