“La escritura es una forma de ordenar el pensamiento, de crear y compartir”, asegura Marcelo Milman.
Foto:Gentileza.
Gisela Mesa [email protected]
El escritor rosarino, Marcelo Milman Pilnick, con motivo del reciente lanzamiento Cuadernos de Poesía ahonda en su generosa visión de la creación literaria en una charla interesante y extensa con Mirador Provincial.
“La radio se escucha en la televisión
la televisión muestra los diarios
las redes abordan los medios con ironía”.
La inspiración
-¿Cuándo comenzaste a escribir?
-De chico y como catarsis de cuestiones personales. Después, me acuerdo lo primero que publiqué, que fue un relato llamado Carlitos Way, en la revista del centro de estudiantes del Politécnico, de la secundaria. La revista se llamaba Seno de Teta, y yo firmé el relato con mis
iniciales, por lo que una compañera me preguntó si lo había escrito yo u otro compañero.
-¿Qué sería del mundo sin la poesía, sin los artistas?
-Justo hoy vi un Encuentro en el Estudio donde Nacha dice que un mundo sin arte, sin música, sin literatura, sin pintura, sin danza, sería invivible. El arte es expresar, sacar afuera, sublimar, compartir lo íntimo, la mirada del mundo y la forma en que lo sentimos. Y la poesía es todo eso usando como instrumento el lenguaje, es apropiarnos de algo que adquirimos de chicos y ponerlo en juego en la adultez. Sin duda sería un mundo gris, más duro, más hostil; pero no muy distinto al de las personas que hoy en día tienen difícil el acceso a lo simbólico, a lo artístico.
-¿Recordás el primer libro que leíste?
-No, pero te puedo hablar de mis primeras lecturas. Heredé una biblioteca llena de novelas y best sellers, donde estaban, por ejemplo, algunos de los amarillos de la colección Robin Hood; también Ser o tener, de Erich Fromm. Mi hermana estudiaba Psicología y yo le pedía prestado los verdes de Amorrortu, recuerdo llevar Tótem y tabú a un viaje. Consumía historietas como El Eternauta o Mafalda, y los Elige tu propia aventura, que estaban buenísimos porque eran como el hipertexto, pero en soporte analógico.
Memoria de la niñez
-Háblanos de tu infancia
-Supongo que para bien y para mal está cada vez más lejos. Nací a finales de los setenta, en un país en plena dictadura, y en una ciudad (Campana) donde lo industrial y el puerto eran lo más importante. Es más, mi casa quedaba enfrente de la fábrica (de caños sin costura). Yo miraba mucha televisión y andaba en bicicleta por el barrio con amigos.
-¿Cuándo comenzaste a interesarte por la escritura y, especialmente la poesía? ¿Qué personas te influyeron en ello?
-Mi vieja no escribía pero iba al taller literario municipal, por lo que algo de eso circulaba en casa, me refiero a las personas y los libros. Me acuerdo que Ana, una de sus mejores amigas, me dio ánimos para leer un poema mío en un bar. Por otro lado, autores como Rimbaud, Wilde y Kavafis me parecían muy estimulantes y me abrieron un camino para escribir.
-Háblanos de Cuadernos de Poesía. ¿Cómo fue su preproducción?
-Escribo narrativa en la notebook, pero poesía en cuadernos, de manera analógica. Desde 2016 ese material se fue juntando, hasta que el año pasado hubo una convocatoria para libros de poesía en una revista de Buenos Aires. Ahí decidí digitalizar el material, lo cual implicó no solo tipear, sino tratar de darle un sentido, ya que es bastante heterogéneo. Entonces rastreé más o menos el año de cada cuaderno y escribí una descripción lírica de cada tapa.
-¿Qué significa la escritura en tu vida?
-Me gusta pensarlo como un oficio, que incluye algo a veces placentero y a veces cansador como corregir. También implica publicar, que es exponerse. La escritura es una forma de ordenar el pensamiento, de crear y compartir.
-¿Cuál es el principal reto que enfrenta un escritor-poeta en esta nueva era donde cuesta tanto que la gente lea?
-Creo que la gente lee, pero en pantallas, en internet, en redes. A mí mismo me pasa que me cuelgo leyendo en tuiter fragmentos des conexos, pero que a veces son geniales. Al mismo tiempo, dentro de los géneros de la literatura, la poesía es de lo que menos se lee o se consume. El desafío para mí es que lo que escribo tengo cierta circulación, para poder seguir en eso.
-¿Cuáles son esas sensaciones que experimentas a la hora de escribir?
-Me fascina cuando aparece algo nuevo, original, cuando lo es al menos para mí.
Lo que se viene
-¿Proyectos a futuro?
-Tengo listo para mandar a la gráfica el PDF de la segunda tirada de Cuadernos de Poesía, con correcciones y mejoras en el diseño. Este mes quiero hacer imprimir esos 20 ejemplares. Después, seguir escribiendo en el sitio web de des/nudo Editorial, espacio que me gustaría compartir, que también le sirva a otros autores.
El escritor rosarino, Marcelo Milman Pilnick, con motivo del reciente lanzamiento Cuadernos de Poesía ahonda en su generosa visión de la creación literaria en una charla interesante y extensa con Mirador Provincial.
“La radio se escucha en la televisión
la televisión muestra los diarios
las redes abordan los medios con ironía”.
La inspiración
-¿Cuándo comenzaste a escribir?
-De chico y como catarsis de cuestiones personales. Después, me acuerdo lo primero que publiqué, que fue un relato llamado Carlitos Way, en la revista del centro de estudiantes del Politécnico, de la secundaria. La revista se llamaba Seno de Teta, y yo firmé el relato con mis
iniciales, por lo que una compañera me preguntó si lo había escrito yo u otro compañero.
-¿Qué sería del mundo sin la poesía, sin los artistas?
-Justo hoy vi un Encuentro en el Estudio donde Nacha dice que un mundo sin arte, sin música, sin literatura, sin pintura, sin danza, sería invivible. El arte es expresar, sacar afuera, sublimar, compartir lo íntimo, la mirada del mundo y la forma en que lo sentimos. Y la poesía es todo eso usando como instrumento el lenguaje, es apropiarnos de algo que adquirimos de chicos y ponerlo en juego en la adultez. Sin duda sería un mundo gris, más duro, más hostil; pero no muy distinto al de las personas que hoy en día tienen difícil el acceso a lo simbólico, a lo artístico.
-¿Recordás el primer libro que leíste?
-No, pero te puedo hablar de mis primeras lecturas. Heredé una biblioteca llena de novelas y best sellers, donde estaban, por ejemplo, algunos de los amarillos de la colección Robin Hood; también Ser o tener, de Erich Fromm. Mi hermana estudiaba Psicología y yo le pedía prestado los verdes de Amorrortu, recuerdo llevar Tótem y tabú a un viaje. Consumía historietas como El Eternauta o Mafalda, y los Elige tu propia aventura, que estaban buenísimos porque eran como el hipertexto, pero en soporte analógico.
Memoria de la niñez
-Háblanos de tu infancia
-Supongo que para bien y para mal está cada vez más lejos. Nací a finales de los setenta, en un país en plena dictadura, y en una ciudad (Campana) donde lo industrial y el puerto eran lo más importante. Es más, mi casa quedaba enfrente de la fábrica (de caños sin costura). Yo miraba mucha televisión y andaba en bicicleta por el barrio con amigos.
-¿Cuándo comenzaste a interesarte por la escritura y, especialmente la poesía? ¿Qué personas te influyeron en ello?
-Mi vieja no escribía pero iba al taller literario municipal, por lo que algo de eso circulaba en casa, me refiero a las personas y los libros. Me acuerdo que Ana, una de sus mejores amigas, me dio ánimos para leer un poema mío en un bar. Por otro lado, autores como Rimbaud, Wilde y Kavafis me parecían muy estimulantes y me abrieron un camino para escribir.
-Háblanos de Cuadernos de Poesía. ¿Cómo fue su preproducción?
-Escribo narrativa en la notebook, pero poesía en cuadernos, de manera analógica. Desde 2016 ese material se fue juntando, hasta que el año pasado hubo una convocatoria para libros de poesía en una revista de Buenos Aires. Ahí decidí digitalizar el material, lo cual implicó no solo tipear, sino tratar de darle un sentido, ya que es bastante heterogéneo. Entonces rastreé más o menos el año de cada cuaderno y escribí una descripción lírica de cada tapa.
-¿Qué significa la escritura en tu vida?
-Me gusta pensarlo como un oficio, que incluye algo a veces placentero y a veces cansador como corregir. También implica publicar, que es exponerse. La escritura es una forma de ordenar el pensamiento, de crear y compartir.
-¿Cuál es el principal reto que enfrenta un escritor-poeta en esta nueva era donde cuesta tanto que la gente lea?
-Creo que la gente lee, pero en pantallas, en internet, en redes. A mí mismo me pasa que me cuelgo leyendo en tuiter fragmentos des conexos, pero que a veces son geniales. Al mismo tiempo, dentro de los géneros de la literatura, la poesía es de lo que menos se lee o se consume. El desafío para mí es que lo que escribo tengo cierta circulación, para poder seguir en eso.
-¿Cuáles son esas sensaciones que experimentas a la hora de escribir?
-Me fascina cuando aparece algo nuevo, original, cuando lo es al menos para mí.
Lo que se viene
-¿Proyectos a futuro?
-Tengo listo para mandar a la gráfica el PDF de la segunda tirada de Cuadernos de Poesía, con correcciones y mejoras en el diseño. Este mes quiero hacer imprimir esos 20 ejemplares. Después, seguir escribiendo en el sitio web de des/nudo Editorial, espacio que me gustaría compartir, que también le sirva a otros autores.
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