En Rosario se viene detectando que cada vez hay más columnas repletas de cableados. Esto no solo generan conflictos visuales, sino también peligros innecesarios a la hora de enfrentar tormentas de altos volúmenes de viento que dejan tendales de cables en el suelo y al alcance de cualquiera.

Aunque diera la impresión de que pasa desapercibido para el Estado, no es así. Desde abril del año pasado que el Palacio de los Leones pretende encontrar una solución. Se trata de un dolor de cabeza, sobre todo para los vecinos que todos los días se encuentran con cables saqueados o desparramamos en la vía pública, sin conocer con certeza su peligrosidad.

Ante este escenario, una de las órdenes del Ejecutivo es que las cuadrillas de las firmas se encarguen de depurar todo aquel bulto de cables que no sirvan o estén fuera de servicio, en pos de limpiar las zonas. La idea original era normalizar el sector entre Bv. Oroño, Pellegrini y el río en un año.

Actualmente, en Rosario rige la ordenanza Nº 8.312 –data del año 2008– y menciona el hecho de retirar y ordenar todos los cables y hasta de soterrarlos. Además, obliga estrictamente a las cableoperadoras a quitar los que se encuentran en desuso o fuera de servicio y, así, ordenar los restantes con ménsulas, bajo un criterio técnico unificado, dado que soterrarlos es más complicado por una cuestión de costos.

Sumado a esta problemática que viene de décadas atrás, hace, por lo menos, cinco años se comenzó a instalar la denominada fibra óptica en reemplazo del clásico coaxil, por donde pasa el servicio de internet, cable y telefonía fija IP. Este nuevo canal tiene sus distribuidores, sus loops y aporta a la congestión visual.

POSIBLES SOLUCIONES

Con la idea de que se pueda solucionar definitivamente la problemática y se elimine cualquier posibilidad de riesgo de la ciudadanía y de emprolijar el ejido urbano, el Ejecutivo organizó las zonas en cuatro para poder ir “limpiando” las montañas de cables que hay por la ciudad.

Desde hace un año, se comenzó por la zona 1, comprendida por San Lorenzo, Oroño, Buenos Aires y el río, por ser la más congestionada. Entre abril y noviembre del año pasado se realizaron unas 36 intervenciones. En cada una se reordenaron 1.800 metros de cables, lo que arroja un total de 64.000 metros. Son unas 15 empresas las involucradas en esa zona. Los trabajos se realizan los sábados, de 8 a 16, según indican desde la Municipalidad.

Hay una realidad y es que el servicio de cable e internet es prácticamente una moneda de cambio constante. Cada firma trae sus propios cables y sistemas, dejando en desuso los anteriores y generando esa suerte de nidos de cables que suelen ser los que se caen al piso o son arrancados por camiones y colectivos, tormentas o vientos fuertes.

La propuesta que un grupo de vecinos le llevaron al municipio hace eje en que además de ordenar el cableado, “habría que ver cómo modificar o agregar la Ordenanza N° 8.312 para absorber las nuevas tecnologías existentes, y pensar en el crecimiento del centro. Si mañana aparecen edificios de gran escala, la zona está sentenciada a muerte por falta de infraestructura”.

“No porque no haya inversión, sino porque se satura. La fibra óptica necesita mucho espacio técnico, pero es necesaria si queremos atraer hoteles o edificios de oficinas. Es pensar la ciudad 50 años adelante, por dónde van a pasar los ríos de información”.

En este sentido, en busca de vecinos y vecinas más responsables con los cables, proponen que “el trabajo de sacar los cables corra a costa de los propietarios”. Y también, sugieren una ordenanza que prohíba cablear por el exterior y que “ordene” la forma en la que se instala por adentro, para que “los edificios viejos migren a la fibra óptica y los pasen por los tubos de la vieja telefonía fija, del hueco del ascensor, o del incinerador que ya no se usa”.

No solo eso, inclusive, lanzan la idea de que crear empresas auditadas y certificadas por la Municipalidad que “hagan ese trabajo, y que cada consorcio elija cuál contrata”.