Puño y letra

Olga Rango, poetisa rosarina

Siempre sentí curiosidad por las poetas, sin duda un gran reto el de ellas y ellos en tiempos donde la nostalgia pasea por las calles rosarinas y el amor y las palabras son transformadas en memes o palabras sin sentido. Sin embargo, aparecen ellas las poetisas, las escritoras que nos devuelven felicidad con su arte literario.


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Olga Rango es poeta y escritora argentina nacida en Conesa (partido de San Nicolás, Buenos Aires) un 9 de septiembre. Sus obras previas, Una vuelta por la vida (2018), Sombras Azules (CGeditorial, 2019) y En la casa de al lado (CGeditorial, 2020). El miércoles 24 de mayo a las 18hs el Centro Cultural Roberto Fontanarrosa en Rosario presenta la cuarta jornada del ciclo Libros libres, su nuevo ciclo de presentaciones en el que autores, editoriales y librerías de la ciudad participan con sus nuevas producciones. En esta ocasión el ciclo contará con la presencia de Olga Rango, autora de la novela “Una vez. Un día”, editada por Ciudad Gótica. Presentan Marta Ruffini y Sergio Gioacchini.

La escritura de Olga se compone de retratos, de sinfonía, también de amor. Escribir significa elegir palabras. La autora, una de las mayores y más triunfantes revelaciones de la ciudad. En conversación con Mirador Provincial Olga nos habla de su trayectoria, sus gustos literarios, sus lecturas, sus proyectos y su visión del panorama editorial actual.

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Laura era una adolescente que se enamoró, y ese amor (no correspondido) solo le trajo una desdicha muy grande. Vivió la mitad de su vida tratando de poner parches a su corazón roto. Pero el infierno en que se transformó su vida desde ese momento, parecía que nunca más tendría fin.

La vida pareció mostrarle un remanso cuando dejó su pueblo y su familia, sin mirar para atrás, y jurando que nunca más volvería a ese lugar. Pero los lugares no son los causantes de las penas de amor, sino las personas. Le llevó tiempo y un nuevo y gran desengaño para darse cuenta de eso. Y ver lo injusta que había sido con sus padres, que al fin solo rogaban que Laura consiguiera calmarse y encontrar sosiego para su corazón.

Tal vez el destino compense un día todo el mal que le hizo, entrecruzando los hilos de una manera menos dolorosa. Quizás ahora los hilos empiecen a desenredarse y puedan tejer una nueva historia, suturando, de paso, heridas, y floreciendo en esperanzas nuevas, como lo hace el naranjo cada año, cuando se llena de azahares.

-¿Cómo trasciende el oficio del escritor?

-En mí se dio de manera natural, aunque siempre digo que no me considero escritora, sino una simple observadora de la vida y que me gusta contar mis vivencias. Llevarlas al papel me da una gran satisfacción, aunque la historia no sea a veces muy feliz.

-¿Cómo fue escribir “Una vez. Un día”? ¿Qué sentimientos despertó en vos este proceso de escritura?

-“Una vez. Un día”, surgió como las novelas anteriores. Comencé queriendo que fuera un cuento, de esos que publico a diario en las redes, y como me fui extendiendo cada vez más me dije “esto es para una novela”, y así seguí avanzando capítulo tras capítulo.

-¿Qué momento de tu vida te convirtió en quien sos ahora?

-A mí siempre me gustó escribir, desde muy chica. Simples poesías o cuentitos que parecían más fábulas, porque siempre había algún animalito. Pero por años esa pasión quedó relegada. Así que cuando retomé lo hice con una gran inquietud y con mucha seriedad a la vez.

-¿Cómo te llevas con esta cultura “flácida”, la de los memes, lo apresurado?

-A veces me causan risa, o indiferencia y otras, las más de las veces, me producen indignación. Sobre todo cuando resultan ofensivos, o se ensañan con alguien.

-¿Quién es Olga Rango?
-Yo soy una simple mujer, que vivió la vida como se le presentó (porque en ciertas cosas no hay devolución ni cambios posibles), con sus luces y sus sombras, y que ese recorrido me trajo hasta estos días, ya con mis años, pero con ganas y sueños aún por tratar de cumplir.

-Se conmemora 213 años de aquel 25 de mayo de 1810, ¿Cómo relatarías ese momento?

-El 25 de mayo de 1810 encontró a un pueblo queriendo romper las cadenas que nos ligaban al yugo de un gobierno español. Y ese puñado de hombres valientes que fueron y serán por siempre esos héroes que con valentía y un fuerte amor a la patria (sin otro interés que lograr ser definitivamente libres), merecen. Nuestro eterno respeto y ponerlos como ejemplo cada día. Yo recuerdo una poesía que decíamos en la primaria: “Y amanecieron las almas borrascas como el tiempo…”.

-¿Qué consejos o sugerencias darías a los jóvenes escritores de hoy?

-Bueno, no soy quién para dar consejos, más vale estoy para recibirlos. Solo les diría "escriban, escriban mucho", como sea, como puedan, pero escriban. Volcar en el papel las emociones nos libera de muchas cosas, y como quien no quiere la cosa uno se encuentra con historias que hasta pueden resultar atrapantes para uno mismo.

-Hablanos de tus influencias literarias.

-En primer lugar, adoro a Gabriel García Márquez. Me encanta el modo de contar las historias que atrapan de tal modo que uno quiere seguir leyendo sin descanso. Sobre todo como emplea su realismo mágico, y único. También me gusta mucho Julio Florencio Cortázar. Tiene cuentos cortos que son un deleite, y ni hablar de Rayuela y sus idas y venidas con La Maga. Muchas cosas de Borges; Abelardo Castillo; Manuel Puig; y más en nuestros días, por ejemplo, Eduardo Alfredo Sacheri.

-¿Se mantiene la espontaneidad en la pluma que la del primer libro?

-Creo que mi modo de escribir es espontáneo porque va naciendo la historia en el momento mismo que la voy escribiendo. A veces tengo en mente algo, pero cuando me pongo a desarrollar el tema, van surgiendo otros detalles que hacen que lo pensado anteriormente ya haya perdido valor.

-¿Qué adjetivo le gusta para usted, como escritora?

-¿Adjetivos? Tal vez soñadora. Romántica, a pesar de mis años aún lo sigo siendo, aunque no tanto como lo fui de joven. Y lo digo porque siempre mis historias sean de cuentos, poesías o novelas, el protagonista siempre es el amor; ya sea consecuencia de un desamor, una traición o un olvido, pero todo ronda en torno al amor.

-Si bien se ha logrado que escritoras publiquen su libro, aún cuesta que esté más parejo el tema en sí.

-Sí, pareciera que el hombre escritor es más valorado. Sin embargo hay grandes escritoras a quienes admiro mucho. Clarice Lispector, Isabel Allende y Silvina Ocampo.

-¿Qué es la amistad para usted y qué significado tiene en su vida?

-La amistad para mí tiene un valor incalculable. He vivido en diferentes ciudades y de todos los lugares traje un puñado de amigos que conservo y con quienes mantengo una sincera amistad, aunque no nos veamos como antes. Pero gracias al adelanto de la tecnología, podemos estar en contacto casi a diario. Mi primer amiga la conservo desde la escuela primaria; esa amistad forjada a los siete u ocho años. Lo seguimos siendo al día de hoy y tal es así que ella, escritora nicoleña fue quién escribió el prólogo de “Una vez. Un día”. ¡Así es el valor que yo le doy a la amistad sincera!

 


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