Foto:Archivo/Marcelo Manera.
05-01-2022 | 15:08
Ignacio Pellizzón
La sequía del río Paraná, que fue catalogada como una de las catástrofes ambientales del 2021, sigue generando mucha preocupación y alerta en toda la comunidad. No sólo eso, también y, principalmente, en las actividades que tienen un vínculo estrictamente comercial y que de él dependen para trabajar. Este es el caso de las guarderías náuticas, que “están gastando demasiado dinero en dragar”, lo que provocará que muchas “no aguanten” y “se fundan”, aseguró a Mirador Provincial el referente de la Cámara Náutica, Jorge Pinilla.
La entidad estima que “entre el 80% y 90% de las embarcaciones están afectadas” por esta bajante histórica, lo que representa más de 20 mil unidades. El dato surgió a razón de que el lunes el río alcanzó una medición dramática de -15 cm de profundidad, algo que puso en evidencia la situación hídrica que se viene atravesando.
En base a estimaciones del Instituto Nacional del Agua (INA) la sequía seguirá en bajante hasta al menos el 28 de febrero próximo, a la vez que subrayó que el curso puede llegar a niveles por debajo del nivel del mar, una situación que no ocurre en la zona desde 1944.
Pinilla admitió que lo que se está viviendo es “caótico” en el sector. “El hecho de que se avizora de que la bajante va a empeorar en las próximas semanas genera mucho malestar en toda la actividad que tiene prácticamente actividad nula, con embarcaciones que están en caleta prácticamente inmóviles, es decir que no se pueden utilizar”.
El enojo de muchos referentes de las guarderías rosarinas radica en que creen que se pierde una “gran oportunidad” de explotar al sector, habida cuenta de que muchas personas como no se van de vacaciones al exterior, ni a la costa invirtieron -e invertirían- en unidades náuticas para poder disfrutar del verano en el río, pero que, ante este escenario, desistirán de hacerlo.
“Está claro que con el nivel del río que tenemos vamos a atravesar un verano con mucho menos movimiento que el previsto, sencillamente porque está complicado navegar y porque muchas lanchas, botes no pueden ser bajadas al agua”, con lo cual se va a notar el impacto, opinó Pinilla.
Sin embargo, para el referente de la Cámara los que “se verán beneficiados” son los kayakistas y lo que están en ese nicho del negocio, porque la bajante, por ahora, no los está afectando sobremanera, con lo cual estima que podrán seguir navegando sin mayores dificultades en comparación con una lancha estándar.
El río no para de bajar
De acuerdo a los registros realizados por la Prefectura Naval Argentina, este lunes al mediodía, el río descendió a -0,15 metros en el puerto de Rosario. La última medición, de este mismo lunes por la madrugada, había sido de un milímetro por encima del cero. El domingo, el Paraná medía 16 centímetros en la terminal rosarina.
Las cifras ponen al río muy por debajo de las mediciones normales para esta época del año. De acuerdo a los registros del Instituto Nacional del Agua, desde 1996 la altura media del Paraná se mantiene en 3,14 metros; mientras que el límite de aguas bajas es de 2,40.
Entre julio y septiembre, los peores meses de la actual bajante, el Paraná quedó varias veces en niveles negativos de la escala del hidrómetro del puerto de Rosario. La última de esas mediciones extremas se dio durante el primer día del mes de septiembre cuando el río acusó 29 centímetros por debajo del cero.
En este marco, los pronósticos del Instituto Nacional del Agua no son muy alentadores. Los especialistas coincidieron que “se podría pensar que el río va a bajar un poco más durante este 2022”. Según confió el subgerente de alerta hidrológico del INA, Juan Borús, “no hay vistas de cambio sobre lo que venimos viendo desde marzo del año pasado. Se hizo una reunión mensual en el Servicio Meteorológico Nacional en donde se analizan las tendencias climáticas y no hay motivos para ser optimista”.
La sequía del río Paraná, que fue catalogada como una de las catástrofes ambientales del 2021, sigue generando mucha preocupación y alerta en toda la comunidad. No sólo eso, también y, principalmente, en las actividades que tienen un vínculo estrictamente comercial y que de él dependen para trabajar. Este es el caso de las guarderías náuticas, que “están gastando demasiado dinero en dragar”, lo que provocará que muchas “no aguanten” y “se fundan”, aseguró a Mirador Provincial el referente de la Cámara Náutica, Jorge Pinilla.
La entidad estima que “entre el 80% y 90% de las embarcaciones están afectadas” por esta bajante histórica, lo que representa más de 20 mil unidades. El dato surgió a razón de que el lunes el río alcanzó una medición dramática de -15 cm de profundidad, algo que puso en evidencia la situación hídrica que se viene atravesando.
En base a estimaciones del Instituto Nacional del Agua (INA) la sequía seguirá en bajante hasta al menos el 28 de febrero próximo, a la vez que subrayó que el curso puede llegar a niveles por debajo del nivel del mar, una situación que no ocurre en la zona desde 1944.
Pinilla admitió que lo que se está viviendo es “caótico” en el sector. “El hecho de que se avizora de que la bajante va a empeorar en las próximas semanas genera mucho malestar en toda la actividad que tiene prácticamente actividad nula, con embarcaciones que están en caleta prácticamente inmóviles, es decir que no se pueden utilizar”.
El enojo de muchos referentes de las guarderías rosarinas radica en que creen que se pierde una “gran oportunidad” de explotar al sector, habida cuenta de que muchas personas como no se van de vacaciones al exterior, ni a la costa invirtieron -e invertirían- en unidades náuticas para poder disfrutar del verano en el río, pero que, ante este escenario, desistirán de hacerlo.
“Está claro que con el nivel del río que tenemos vamos a atravesar un verano con mucho menos movimiento que el previsto, sencillamente porque está complicado navegar y porque muchas lanchas, botes no pueden ser bajadas al agua”, con lo cual se va a notar el impacto, opinó Pinilla.
Sin embargo, para el referente de la Cámara los que “se verán beneficiados” son los kayakistas y lo que están en ese nicho del negocio, porque la bajante, por ahora, no los está afectando sobremanera, con lo cual estima que podrán seguir navegando sin mayores dificultades en comparación con una lancha estándar.
El río no para de bajar
De acuerdo a los registros realizados por la Prefectura Naval Argentina, este lunes al mediodía, el río descendió a -0,15 metros en el puerto de Rosario. La última medición, de este mismo lunes por la madrugada, había sido de un milímetro por encima del cero. El domingo, el Paraná medía 16 centímetros en la terminal rosarina.
Las cifras ponen al río muy por debajo de las mediciones normales para esta época del año. De acuerdo a los registros del Instituto Nacional del Agua, desde 1996 la altura media del Paraná se mantiene en 3,14 metros; mientras que el límite de aguas bajas es de 2,40.
Entre julio y septiembre, los peores meses de la actual bajante, el Paraná quedó varias veces en niveles negativos de la escala del hidrómetro del puerto de Rosario. La última de esas mediciones extremas se dio durante el primer día del mes de septiembre cuando el río acusó 29 centímetros por debajo del cero.
En este marco, los pronósticos del Instituto Nacional del Agua no son muy alentadores. Los especialistas coincidieron que “se podría pensar que el río va a bajar un poco más durante este 2022”. Según confió el subgerente de alerta hidrológico del INA, Juan Borús, “no hay vistas de cambio sobre lo que venimos viendo desde marzo del año pasado. Se hizo una reunión mensual en el Servicio Meteorológico Nacional en donde se analizan las tendencias climáticas y no hay motivos para ser optimista”.
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