“Me gusta dar algo honesto y sincero con mí música”, asegura Jorge Retamoza.
Foto:Gentileza.
Gisela Mesa
Indudable referente del saxo en la música argentina, en especial en el tango, y con nueve lanzamientos discográficos como líder, el saxofonista y compositor explora formas innovadoras del tango del siglo XXI con piezas que combinan composiciones originales con la improvisación, y con la sonoridad de un tango interpelado por la música de cámara y gestos jazzísticos.
Profesor de Saxo Tango y Folklore en la Cátedra de Música Argentina del Conservatorio Superior Manuel de Falla de Bs As, en el ámbito académico Retamoza estrenó sus obras Concierto para Saxo Tenor, Bandoneón y Orquesta, Tres Escenas Porteñas, para dos Clarinetes Bajos y Banda Sinfónica, En Blanco y Negro Buenos Aires para Bandoneón y seis Percusionistas, Concertango para Saxo Barítono y Orquesta, 2016 (Premio Fondo Nacional de las Artes de Argentina).
Es el primer saxofonista argentino en grabar íntegramente los Seis Estudios Tanguísticos de Piazzolla, y esta es también la primera grabación mundial de la obra en una versión para saxofón solo y orquesta de cuerdas. La grabación se realizó en Alemania en coproducción con la prestigiosa SR (Radio y TV Pública de Saarbrucken) de ese país.
El álbum está integrado por obras originales propias y de Fernando Lerman, Claudio Ceccoli (quienes además participan como intérpretes) y otros compositores que participaron de este proyecto sobre músicas folklóricas de la Argentina.
Los invitados que formaron parte de este nuevo trabajo discográfico componen un seleccionado de músicos admirados por Jorge Retamoza que han aportado su talento como compositores y/o intérpretes: Abel Homer - Claudio Ceccoli - Daniel Corrado - Daniel Míguez - David Marcos - Ernestina Inverinato -Ezequiel Finger - Fefe Botti - Fernando Lerman - Germán Gómez - Javier Portero - Javier Weintraub - Julián Graciano - Lilian Saba - Lucas Monzón - Marina Ruiz Matta - Mauro Ciavattini - Néstor Gómez - Pablo Motta - Pablo Ponce - Patricio Villarejo - Pedro Rossi - Pope González - Santiago Retamoza - Víctor Carrión.
En conversación con Mirador Provincial, el saxofonista nos habla de su nuevo proyecto y de cómo ve la escena musical y cultural en Argentina.
Comienzos
-¿Cuándo comenzó la pasión por la música y especialmente por el saxofón?
-Comencé estudiando piano desde chico, el periodo de la escuela primaria. Al comenzar el secundario no quise tocar más, pero si escuchaba todo tipo de música, especialmente rock. De acá y del extranjero. Algunos grupos de rock progresivo inglés y algunos grupos norteamericanos usaban vientos. Eso me llevó a los discos de Miles Davis de la época jazz-rock y a todo lo que sucedía dentro de ese movimiento. Ahí descubrí el sonido del saxofón del cual quedé enamorado
-¿Y el interés por el tango?
-Tenía una actividad como músico de jazz, tocaba en distintos grupos y con los músicos de mi generación y mayores que estaban y están en la escena, pero no encontraba mi voz dentro de ese estilo. Siempre era sonar como tal o cual, bastante frustrante porque es un estilo muy seductor, plagado de historias, discos, libros, métodos de estudio, etc. Aunque dentro de mi discografía siempre hubo lugar para Piazzolla, Saluzzi, Rovira, Salgán y el Polaco Goyeneche, por ejemplo. En mi casa familiar mis padres bailaban muy bien tango, lo bailaron hasta el fin de sus días y esa era la música que se escuchaba en mi infancia, además de algo de música española por mi mamá y algo de folklore pues mi viejo era del Chaco. Así que en esa búsqueda de una sonoridad propia empecé a copiar lo que estaba en esos discos, lo que tocan los
bandoneones y/o los violines y transportar esos giros melódicos al saxo.
-¿Qué recuerdos atesoras de tus comienzos de la carrera?
-Yo quería tocar la música que a mi me gustaba y no pensar tanto en trabajar como músico para otros artistas. Tené en cuenta que estamos hablando de la mitad de los 80 y tenías que desarrollar un sonido de saxo para música pop & rock para poder trabajar. Ese sonido está
bastante alejado de lo que yo escuchaba y pretendía para mi desarrollo. Hasta que llegó un momento en que tuve que adaptarme para avanzar en la profesión poder tocar y/o grabar con artistas vinculados a ese mundo del rock y de otros géneros, mientras que al mismo tiempo mantenía la dirección que me llevaría hacia la música argentina unos pocos años más tarde.
Un cielo una tarde
-Hablame de Un cielo una tarde, ¿cómo fue su preproducción?
-Antes de la pandemia, habíamos tocado con Claudio Ceccoli en dúo, algo del repertorio que después fue parte de este disco y otras músicas originales y algunos clásicos. Tenía además unos temas guardados y empecé a imaginar distintos formatos grupales para grabarlos. Las melodías tenían un aire folklórico. Además, escribí para la ocasión El Perro Lisérgico para tocarlo con Néstor Gómez en guitarra, por ejemplo y busqué músicos y compositores de distintos lugares del país para que me aportaran material como instrumentistas, compositores o cubriendo ambos perfiles como Fernando Lerman quien toca y compone dos de las obras del disco, que tienen varios vientos en sus arreglos. Quedaron muchos colegas afuera del proyecto, así que tal vez haya una oportunidad de hacer otro material más adelante.
Tenía muchas ganas de tocar con Lilian Saba y Lucas Monzón, así que arreglé El Coco, ese aire chamamecero para tocar con ellos. Una vez terminado el tema escribí el cuarteto de cuerdas para completar el arreglo haciendo no solamente un acompañamiento sino interactuando el cuarteto en el solo de piano, por ejemplo. Cada obra del disco tiene una anécdota o un motivo para su inclusión, por ejemplo, en Bar El Olvido, el vals criollo que cierra el disco y que es la única referencia a la música de Bs As en este proyecto, le pedí a Julián Graciano que hiciera un solo a lo Roberto Grela, y además a él se le ocurrió hacer ese acompañamiento a tres guitarras que me ha dejado muy feliz del resultado final.
-¿Qué es lo que hoy te sigue ilusionando de la música?
-Lo mismo que cuando empecé: encontrar una manera de comunicarme más directa con las personas, dar algo honesto y sincero con mi música, poder emocionar y hacer pensar a los otros, disfrutar de compartir con colegas de todos lados del mundo esta profesión y este vocabulario que no necesita de palabras y buscar siempre generar nuevos proyectos o ideas.
-¿Cuáles son tus influencias musicales?
-Muchísimas. Piazzolla, Arolas, Ginastera, Bach, Mahler, Ravel, Saluzzi, Mercedes Sosa, Leguizamón, Spinetta, Miles Davis, Sonny Rollins, Jobim… un montón.
-¿Hay oportunidades para la cultura musical?
-Es difícil porque como te digo, al público masivo le cambiaron las maneras de divertirse, todo atravesado lógicamente por una cuestión económica, de brindar un producto de baja calidad y de rápido consumo, reponiéndolo fácilmente, como si fuera la estantería de un supermercado. La cuestión es seguir adelante produciendo hasta donde se pueda, dándolo todo y no esperar nada a cambio, con la tranquilidad de entregar lo mejor de uno en cada oportunidad.
Indudable referente del saxo en la música argentina, en especial en el tango, y con nueve lanzamientos discográficos como líder, el saxofonista y compositor explora formas innovadoras del tango del siglo XXI con piezas que combinan composiciones originales con la improvisación, y con la sonoridad de un tango interpelado por la música de cámara y gestos jazzísticos.
Profesor de Saxo Tango y Folklore en la Cátedra de Música Argentina del Conservatorio Superior Manuel de Falla de Bs As, en el ámbito académico Retamoza estrenó sus obras Concierto para Saxo Tenor, Bandoneón y Orquesta, Tres Escenas Porteñas, para dos Clarinetes Bajos y Banda Sinfónica, En Blanco y Negro Buenos Aires para Bandoneón y seis Percusionistas, Concertango para Saxo Barítono y Orquesta, 2016 (Premio Fondo Nacional de las Artes de Argentina).
Es el primer saxofonista argentino en grabar íntegramente los Seis Estudios Tanguísticos de Piazzolla, y esta es también la primera grabación mundial de la obra en una versión para saxofón solo y orquesta de cuerdas. La grabación se realizó en Alemania en coproducción con la prestigiosa SR (Radio y TV Pública de Saarbrucken) de ese país.
El álbum está integrado por obras originales propias y de Fernando Lerman, Claudio Ceccoli (quienes además participan como intérpretes) y otros compositores que participaron de este proyecto sobre músicas folklóricas de la Argentina.
Los invitados que formaron parte de este nuevo trabajo discográfico componen un seleccionado de músicos admirados por Jorge Retamoza que han aportado su talento como compositores y/o intérpretes: Abel Homer - Claudio Ceccoli - Daniel Corrado - Daniel Míguez - David Marcos - Ernestina Inverinato -Ezequiel Finger - Fefe Botti - Fernando Lerman - Germán Gómez - Javier Portero - Javier Weintraub - Julián Graciano - Lilian Saba - Lucas Monzón - Marina Ruiz Matta - Mauro Ciavattini - Néstor Gómez - Pablo Motta - Pablo Ponce - Patricio Villarejo - Pedro Rossi - Pope González - Santiago Retamoza - Víctor Carrión.
En conversación con Mirador Provincial, el saxofonista nos habla de su nuevo proyecto y de cómo ve la escena musical y cultural en Argentina.
Comienzos
-¿Cuándo comenzó la pasión por la música y especialmente por el saxofón?
-Comencé estudiando piano desde chico, el periodo de la escuela primaria. Al comenzar el secundario no quise tocar más, pero si escuchaba todo tipo de música, especialmente rock. De acá y del extranjero. Algunos grupos de rock progresivo inglés y algunos grupos norteamericanos usaban vientos. Eso me llevó a los discos de Miles Davis de la época jazz-rock y a todo lo que sucedía dentro de ese movimiento. Ahí descubrí el sonido del saxofón del cual quedé enamorado
-¿Y el interés por el tango?
-Tenía una actividad como músico de jazz, tocaba en distintos grupos y con los músicos de mi generación y mayores que estaban y están en la escena, pero no encontraba mi voz dentro de ese estilo. Siempre era sonar como tal o cual, bastante frustrante porque es un estilo muy seductor, plagado de historias, discos, libros, métodos de estudio, etc. Aunque dentro de mi discografía siempre hubo lugar para Piazzolla, Saluzzi, Rovira, Salgán y el Polaco Goyeneche, por ejemplo. En mi casa familiar mis padres bailaban muy bien tango, lo bailaron hasta el fin de sus días y esa era la música que se escuchaba en mi infancia, además de algo de música española por mi mamá y algo de folklore pues mi viejo era del Chaco. Así que en esa búsqueda de una sonoridad propia empecé a copiar lo que estaba en esos discos, lo que tocan los
bandoneones y/o los violines y transportar esos giros melódicos al saxo.
-¿Qué recuerdos atesoras de tus comienzos de la carrera?
-Yo quería tocar la música que a mi me gustaba y no pensar tanto en trabajar como músico para otros artistas. Tené en cuenta que estamos hablando de la mitad de los 80 y tenías que desarrollar un sonido de saxo para música pop & rock para poder trabajar. Ese sonido está
bastante alejado de lo que yo escuchaba y pretendía para mi desarrollo. Hasta que llegó un momento en que tuve que adaptarme para avanzar en la profesión poder tocar y/o grabar con artistas vinculados a ese mundo del rock y de otros géneros, mientras que al mismo tiempo mantenía la dirección que me llevaría hacia la música argentina unos pocos años más tarde.
Un cielo una tarde
-Hablame de Un cielo una tarde, ¿cómo fue su preproducción?
-Antes de la pandemia, habíamos tocado con Claudio Ceccoli en dúo, algo del repertorio que después fue parte de este disco y otras músicas originales y algunos clásicos. Tenía además unos temas guardados y empecé a imaginar distintos formatos grupales para grabarlos. Las melodías tenían un aire folklórico. Además, escribí para la ocasión El Perro Lisérgico para tocarlo con Néstor Gómez en guitarra, por ejemplo y busqué músicos y compositores de distintos lugares del país para que me aportaran material como instrumentistas, compositores o cubriendo ambos perfiles como Fernando Lerman quien toca y compone dos de las obras del disco, que tienen varios vientos en sus arreglos. Quedaron muchos colegas afuera del proyecto, así que tal vez haya una oportunidad de hacer otro material más adelante.
Tenía muchas ganas de tocar con Lilian Saba y Lucas Monzón, así que arreglé El Coco, ese aire chamamecero para tocar con ellos. Una vez terminado el tema escribí el cuarteto de cuerdas para completar el arreglo haciendo no solamente un acompañamiento sino interactuando el cuarteto en el solo de piano, por ejemplo. Cada obra del disco tiene una anécdota o un motivo para su inclusión, por ejemplo, en Bar El Olvido, el vals criollo que cierra el disco y que es la única referencia a la música de Bs As en este proyecto, le pedí a Julián Graciano que hiciera un solo a lo Roberto Grela, y además a él se le ocurrió hacer ese acompañamiento a tres guitarras que me ha dejado muy feliz del resultado final.
-¿Qué es lo que hoy te sigue ilusionando de la música?
-Lo mismo que cuando empecé: encontrar una manera de comunicarme más directa con las personas, dar algo honesto y sincero con mi música, poder emocionar y hacer pensar a los otros, disfrutar de compartir con colegas de todos lados del mundo esta profesión y este vocabulario que no necesita de palabras y buscar siempre generar nuevos proyectos o ideas.
-¿Cuáles son tus influencias musicales?
-Muchísimas. Piazzolla, Arolas, Ginastera, Bach, Mahler, Ravel, Saluzzi, Mercedes Sosa, Leguizamón, Spinetta, Miles Davis, Sonny Rollins, Jobim… un montón.
-¿Hay oportunidades para la cultura musical?
-Es difícil porque como te digo, al público masivo le cambiaron las maneras de divertirse, todo atravesado lógicamente por una cuestión económica, de brindar un producto de baja calidad y de rápido consumo, reponiéndolo fácilmente, como si fuera la estantería de un supermercado. La cuestión es seguir adelante produciendo hasta donde se pueda, dándolo todo y no esperar nada a cambio, con la tranquilidad de entregar lo mejor de uno en cada oportunidad.
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