Después de cultivar una consistente reputación como humorista, Martin Pugliese, además de volver a Rosario con su especial “Vienen con Alegría”, explora los cambios hacia una sociedad edulcorada y hecha a medida de cada persona.

En este nuevo show en donde nada queda en pie, Pugliese recorre el trayecto que atravesaron los Festejos de Cumpleaños, El Perro y los Temas Melódicos de los 90.

Tras una ruptura amorosa y la conformación de una pareja, nos animamos a reír de nuestra propia falta. En una entrevista con Mirador Provincial, el comediante habla del desconcertante estado del país y el saber reírse de uno mismo.

De qué nos reímos los argentinos, una de las interpelaciones del humorista.Foto: gentileza

-¿Cuál fue el momento de tu vida donde fuiste muy feliz?

-Si bien podría decir que la infancia fue un momento súper feliz de mi vida y lo voy a recordar siempre como uno de los que están en el top 3. Yo recuerdo el momento de empezar a hacer esto que estoy haciendo ahora. Todos los años de inicio de como comediante del stand up, fueron toda una etapa de mucho movimiento, de mucha movilización, de mucho apego mío para con la actividad, con los colegas, con todo lo que se estaba iniciando, o sea, sin saber si estaba siendo parte de una movida que estaba empezando acá en el país, así que yo lo recuerdo como como una felicidad y una alegría y una inconsciencia absoluta, mis años de empezar a hacer estándar.

-Hay una larga tradición de humor político en nuestro país, ¿cómo ves el panorama ahora con respecto al humor de la gente y del presidente?

-En el país hubo siempre muy buenos humoristas políticos, muy liberales, todos liberales en el sentido clásico de la palabra. Hoy por hoy, el espectro político ideológico se polarizó absolutamente y eso hace que el humor político parezca diferente a lo que era, es decir, antes se criticaba desde un lugar un tanto conservador con algún halo de progresismo en lo social y, siempre hablando de los políticos, en general hoy el humor político es más fuerte. Está mejor plantado. Me parece lo que pasa es que te puede gustar o no gustar lo que haga el comediante que toma decisiones hacia el humor político sin embargo, hay que destacar que tenemos tal vez a dos de los mejores humoristas políticos que hayan existido que son Pinti y Tato, en su momento, o que son absolutos de esta variante del humor y siempre van a ser como recordados como algo grandioso me parece en la influencia que tuvieron; y en relación al presidente, me parece que no es tan buen comediante como él cree por un lado, así que yo lo haría tomar un poco de clases de stand up y después la gente sí, obviamente está más sensible pero justamente por esto, porque ve que hay ideas que por ahí no son las de ellos y están representadas por un comediante, y encima que por ahí le caen muy bien o muy simpáticas a un gran grupo de gente de cualquiera de los de las vertientes que venga este humor y eso hace que se enojen mucho más con el humor político, así que nada me parece que eso habla bien del humor político actual.

-El stand up si bien es un género que necesita muchas horas de práctica. ¿Cómo es tu modo de operar? ¿Cuánto se van puliendo las rutinas?

-Hay que laburar un montón y es muy lindo el trabajo. Mi modus operandi particular, es que voy rumiando ideas durante cierto tiempo, las voy rumiando, las voy trabajando en mi cabeza y tengo la posibilidad de tener shows unipersonales, entonces es ahí donde voy bajando esas ideas en algunos momentos, por ahí del show, o a veces me lanzo a probar todo como una secuencia nueva larga, frente a la gente y si pruebo el origen de la idea primero, como que trato de trabajar con la idea emocional y después afino los chistes, y eso lleva otro tiempo. También por ahí un show de Stand Up, te puede llevar armarlo bien, para que quede perfecto, entre 6 y 8 10 meses de recorrido, armado, trabajado hasta que vos decís, “ya voy a estrenar esto” y después haces unas 15 o 20 funciones y te despedís de ese material.

De un delivery a un intento de golpiza

-¿Cuál fue la anécdota más graciosa que te pasó arriba de un escenario?

-Me pasan cosas muy lindas arriba del escenario. No sé si podría decir que hay una más graciosa que otras, me voy acordando a veces de las últimas. Una vez entró un delivery a un lugar donde estaba trabajando y había una confusión, entonces subió al escenario y la resolvimos ahí, con la gente del lugar y todo, entonces digamos que hicimos un stand up delivery, ¿eh?

Después, una pareja vino y yo les hablaba como pareja y me contaron que estaban separados y que era su primera salida de separados, que tienen una hija en común, entonces nos pusimos a charlar sobre eso y estuvo buenísimo todo lo que pasó.

En relación a cosas que me pasan a mí, hay gente que por ahí me cuenta cosas que no me hacen sentir tan solo, por ejemplo, en mi caso, yo una vez llevé a mi hijo a un cumpleaños por error y lo dejé, y una señora me contó que se llevó a un nene por error ayer también, de la mano y la hice subir al escenario, pues no podía creer y se lo llevó dos cuadras, hasta que su hijo más grande que la venía frenando para contarle que ese no era su hermano, y logró que la señora le diera bola, y es esas cosas son hermosas. Y con el público pasan un montón de cosas súper lindas todo el tiempo, no podría destacar una por sobre las otras, por eso conté las últimas.

Una vez me quisieron cagar a trompadas, pero esa no está entre lo más lindo, aunque terminó muy bien porque alguien del público salió a defenderme, así que tengo mil anécdotas hermosas con la gente.

-¿Cuánto ayuda el ejercicio de teorizar, filosofar con el humor?

-No sé si ayuda mucho el ejercicio de teorizar, filosofar, para a la hora de hacer humor, pero es algo que yo no puedo dejar de hacer, a mí me encanta, me encanta la teoría y la filosofía del humor, el humor como discurso y el humor, como un como un acontecimiento social. También a mí me interesa mucho, me sirve en algún punto, para poder estar más seguro sobre tal o cual decisión que tomo a la hora de hacer un espectáculo, porque hay mucha filosofía detrás, entonces entiendo que haber estudiado por ahí mucho tiempo este tema del humor, la risa, el efecto, la raigambre social que tiene la risa y por qué se produce de tal o cual manera, ¿de que nos reímos los argentinos? Son cosas que seguramente en algún punto me sirven y tal vez no me dé cuenta lo mucho que me sirven.

-¿Hasta qué punto te exponés y te reservás en el stand up?

-No me reservo nada a la hora de hacer stand up, es como todo lo contrario, diría que soy más reservado en la vida cotidiana y que en el stand up soy una persona súper extrovertida, o sea, extrovertida en un sentido diferente, es como si dijera bueno, los pensamientos internos y las sensaciones más ocultas que uno tiene en la vida, las pudiera expresar ahí en el escenario, no extrovertido en el sentido de qué persona divertida que está acá arriba del escenario, sino al contrario en el sentido de que llega, que hay una interioridad que está queriendo pelear para salir, y el escenario es lo que logra que yo haga eso; sin el escenario, no sé si podría tendría que hacer años, de hecho, creo que la última temporada de South Park que está inspirada en Argentina me parece que sí hay cosas, sí hay es un problema cuando un país se parece a un programa de televisión tan certero en la crítica, porque creo que en realidad es porque perdimos lo que emana de abajo es decir, perdimos un poco el que nuestros personajes sociales, nuestros iconos se construyan desde lo que somos como Nación, desde lo que somos como ciudadanos, como personas y nuestras relaciones, y se están construyendo desde arriba como caricaturas, y copias de otras cosas tal vez, por eso en realidad, nos estamos pareciendo a un capítulo de South Park terapia por ahí.