El microcentro al mediodía: un imposible

Volvió la presencialidad y regresó el caos de tránsito a la capital provincial

 


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Tomás Rico

Como si fuera déjà vu a esto ya lo hemos vivido. El concepto de "nueva" normalidad pareciera que abarca algunos rasgos de la vida cotidiana. Lejanos quedaron aquellos meses de abril, mayo o junio del 2020, cuando las calles estaban en calma y vacías producto de la pandemia de Covid-19. 

 

Ahora tras semanas con una situación tranquila entorno a los contagios, la vuelta a la presencialidad en casi todos los ámbitos tanto privados como públicos es un hecho, y trajo consigo a la "vieja" normalidad del caos vehicular en el pavimento santafesino. 

 

Yamila Riego es ciclista urbana y forma parte de la ONG Santa en Bici. Desde su punto de vista, como usuaria habitual de la bicicleta, se refirió a la oportunidad que se perdió el municipio de Santa Fe en el ordenamiento vial. "El gobierno local se perdió la oportunidad de transformar las calles durante los meses de cuarentena, mientras no teníamos tanto caos vehicular, ese hubiese sido una buena gestión para la movilidad para que hoy podamos contar con un espacio mejorado y que pueda recibir otro tipo de tránsito. Nos encontramos con la misma infraestructura y el mismo espacio público", criticó la ciclista en diálogo con El Litoral. 

 

Una de las últimas acciones de la Municipalidad de Santa Fe, en torno a generar una movilidad sustentable, fue la puesta en funcionamiento de la ciclovía en calle Urquiza. Sin embargo, Riego observa irregularidades en este espacio exclusivo para las bicicletas: "Es una ciclovía inconexa sin conexión a la ´red` de ciclovías y tiene un montón de riesgos para los ciclistas. Además fue construida sin consulta ciudadana, de un día para el otro los vecinos se levantaron y se encontraron con una ciclovía que no sabían que se iba a construir, es algo gravísimo".  

 

Un mediodía cualquiera

 

En una recorrida un día de semana al mediodía, en plena hora pico, El Litoral evidenció que había inspectores de tránsito, pero no los suficientes para el intenso flujo vehicular que se agolpa frente a las escuelas. En el microcentro, en las esquinas conflictivas y en varios establecimientos escolares, en un horario clave en el que se da el ingreso del turno tarde y la salida del matutino, la falta de ordenamiento es evidente. Con poco personal municipal que se encargue de organizar la circulación -por ejemplo- calles como 9 de Julio, 25 de Mayo, hacia Suipacha, se vuelve un "imposible". 

 

Son las 12.55 de un caluroso mediodía santafesino. Y ese mismo calor ya se siente en las calles del microcentro. Como un embudo, todos los autos parecen elegir las mismas calles. Y nadie tiene tiempo. Hay bocinazos, quejas y maniobras peligrosas. "Pobres los ciclistas", dice una señora parada en la esquina, esperando su colectivo, mientras los taxis y remises buscan avanzar con mayor velocidad que el resto. Llegan los transportes escolares y se encuentran con su espacio exclusivo ocupado. Autos en doble fila y estacionados en lugares prohibidos. 

 

Les falta una hélice para elevarse y escapar del caos vehicular. Todos están apurados. Los padres, porque necesitan buscar a sus hijos a la salida de la escuela; los comerciantes que salieron de trabajar, porque pretenden descansar un rato más antes de volver al centro; y el resto, por que sí. Y esa ansiedad al volante es la que genera embotellamientos y enojos. Visto desde el cielo, como una nube de calor, da ganas de escapar de allí y respirar hondo.

 

Riego destacó que "el tránsito motorizado volvió a competir con otras formas de movilizarse, y es muy complicado. El encierro (por la pandemia) afectó a todos y la ansiedad o el estrés que surgió a partir del encierro no es lo mismo arriba de un auto que de una bici", y agregó: "Las calles traducen todas estas sensaciones".  

 

La vida es eso que pasa mientras en una ciudad agobiada por el caos vehicular, atravesar 10 cuadras entre Juan de Garay y Suipacha se vuelve una eternidad de entre 20 y 30 minutos. 

 

"Ciudad 30". Es el modelo de ciudad que puso en práctica la Municipalidad de Santa Fe. Aún se espera el primer balance. Foto: Pablo Aguirre

 

 

 

"Ciudad 30" y un balance pendiente

 

El modelo de "Ciudad 30" al que apunta la Municipalidad de Santa Fe por momentos parece una utopía. La participante de Santa Fe en Bici señaló que el plan de movilidad hasta el momento solo se evidencia en los carteles que fueron colocados. "Se ubicaron en lo alto, y los peatones y ciclistas no miran para arriba", sostuvo. 

 

La ordenanza nº 12.708, aprobada en 2020 por el Concejo Deliberante, estipula un área calma en el centro de la ciudad que abarca la zona comprendida entre Urquiza al oeste; Suipacha al norte; General López al sur; Rivadavia (desde Suipacha hasta Mendoza); y 27 de Febrero (desde Mendoza hasta General López) al este. 

 

En la zona delimitada todos los automóviles y motos deben circular a 30 kilómetros por hora como máximo, con excepción de las calles General López al norte, San Jerónimo al este, 3 de Febrero al sur, en los tramos que rodean la plaza 25 de Mayo, y calle San Martín en el tramo comprendido entre 3 de Febrero y Juan de Garay. En el resto de las calles de la ciudad, el máximo de velocidad permitida se mantiene en 40 kilómetros por hora. Pero ¿Este máximo de velocidad permitida se cumple? Respuesta que podrá responder el municipio cuando realice el balance de los primeros meses de funcionamiento de este plan de ordenamiento vial.


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