Investigación docente

Un diccionario que explora el lenguaje de las personas nacidas en la era digital

Baja el título “Diccionario de palabras y frases de lxs nativxs digitales” la obra de Pablo Aranda se presenta como un instrumento a la escucha y conexión transgeneracional. Edita Cgeditorial y Jazmín Herrera embellece el material con ilustraciones.

07-04-2024 | 12:47 |

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El autor nacido en la capital provincial, Pablo Aranda. Foto: gentileza


El Diccionario de palabras y frases de lxs nativxs digitales (Cgeditorial, 2023) es una obra que explora el léxico emergente en el universo digital. Un libro que pretende ser material de consulta, como todo diccionario, y pone especial atención en los usos del lenguaje del mundo virtual y las tecnologías digitales que, inscriptas históricamente, transforman la vida y los modos de lectoescritura no solo en la comunicación verbal, sino también en las formas de vincularse entre los cuerpos.

Un proyecto abierto e inacabado que invita a seguir escribiéndose desde la atenta escucha. Un libro puente con el afán de unir brechas generacionales. El trabajo de producción estuvo marcado por la recolección de palabras y frases que el autor fue recuperando desde su práctica docente en distintas escuelas de la ciudad de Santa Fe.

El innovador diccionario se adentra en el mundo del lenguaje utilizado por las generaciones nacidas y atravesadas por el mundo digital, con una interesante línea demarcatoria entre los inmigrantes y los nativos digitales y la posibilidad del mutuo encuentro para la comprensión. Mirador Provincial dialogó con el autor Pablo Aranda.

Definición: un libro puente con el afán de unir brechas generacionales.Foto: gentileza

 

En primera persona

Inmigrantes y nativos

-No es la primera vez que investigás y producís sobre el uso del lenguaje en un determinado sector de la sociedad. Podemos recordar tu producción acerca de las palabras y frases de la costa santafesina. ¿Cuándo nace tu interés por la comunicación?

-Mi interés por la comunicación está ubicado, principalmente, en la escucha. El libro se abre con esta frase: “Lo confieso: me he rendido a la escucha”. Estuve pensando en cuál fue el punto inicial que reconozco en la escucha y encontré una imagen en la que me veo con ocho o nueve años, sentado en el patio de la casa de mi abuelo materno, escuchándolo, seducido por las palabras y frases que salían de su boca. Después, en otro salto temporal, me veo escribiendo esas mismas palabras y frases, entregado, más bien preocupado por la fugacidad y la fijación de la pérdida. Anotarlas fue el intento de dibujar, primero, de recuperar y de interpretarlas, después. Podría decir, a su vez, que mi interés está en el ejercicio de escritura en tanto colección de palabras, quizás todo hablante, consciente o inconscientemente, sea un coleccionista.

 

-¿De qué hablamos cuándo décimos nativos digitales?

-“No significa nada, solamente apreté muchas letras”, fue la respuesta de un alumno cuando le consulté qué significaba una palabra que había escrito en uno de sus trabajos de clase. Me quedé mucho tiempo pensando en esta idea, la de “apretar muchas letras”. En ese gesto se manifiesta una característica de atrevimiento, de rebeldía y vitalidad de los usuarios, cuando la constante es al revés, quiero decir, el que nos aprieta para decir es el lenguaje, como marcaba Barthes. Entonces celebro este tipo de escritura y confío en que la anécdota responda, de alguna manera, tu pregunta. Además, me gustaría enfatizar que el diccionario busca ser una obra de consulta, un puente, una invitación a inmigrantes y nativxs digitales. Es de Prensky de quien recupero los conceptos para llamar inmigrantes digitales a personas que nacieron antes de los años ‘80 o después de la difusión de las tecnologías digitales y no estuvieron expuestas a ellas desde una edad temprana; y nativos a quienes han nacido y crecido en la era digital. Este trabajo no pretende ni objetivar ni, mucho menos, simplificar a los nativos digitales, pero sí, resulta interesante juntar y ofrecer las palabras, las frases, que son las marcas que van dejando en su paso por las redes y en su uso para comunicarse, ya que nos permiten asomarnos a lo qué sienten, lo qué piensan, lo qué les interesa, a cómo se vinculan, y a detenernos en la escucha.

Un necesario diccionario

-¿Por qué es importante estudiar estas nuevas formas de comunicarnos que nace con la irrupción del mundo digital?

-En realidad, yo considero, como muchos otros, que es importante estudiar el lenguaje porque nos permite estudiar las desigualdades. Estudiar, educar, entendido como acto político, que nos posibilite discriminar del ojo aquel que ve diferencia donde, en realidad, hay desigualdad. Me parece urgente y necesario realizar esta distinción en la praxis docente, sobre todo en esta actualidad que vive nuestro país. Así, de esta manera, asumir y pensar donde los pies pisan como repetía Freire.
Eso que llamamos “nuevas formas” nace de la necesidad de comunicar que es inherente a todos, que no escapa a ninguno. Roman Jakobson sostenía que los niños están dispuestos a comunicarse antes de estar capacitados para enviar y recibir la información que se lo permita. Entonces este trabajo intenta no dejar boyas solitarias flotando en el río de la comunicación digital, sino arrimar una posible conexión, particularmente, para quienes somos inmigrantes digitales.

-¿Cómo comenzó y se desarrolló la producción de este diccionario?

-En el trabajo anterior que señalabas, descubrí un registro que se escapaba del espacio físico delimitado en el título de aquel libro. Aunque el mismo lo pensé en términos de extensión e inclusión, pude notar que había un material lingüístico que excedía la geografía local, más amplio, más heterogéneo y, a su vez, por qué no, más inclusivo: el espacio virtual. El momento en el que fui consciente de esto, es decir, que parte del compendio desbordaba el proyecto, me abrió la posibilidad de pensar y llevar adelante la escritura de un nuevo diccionario. El trabajo de producción estuvo marcado por la recolección de las palabras y frases que fui recuperando de mi pasaje por distintas escuelas de la ciudad de Santa Fe. Las ilustraciones que trabajamos junto a Jazmín revelan mi lugar como inmigrante digital, la necesaria búsqueda de conexión y la apertura hacia la escucha. Entendiendo el diccionario como proyecto abierto, dado a su incompletitud, en tanto trabajo que asume la falta y así se ofrece.

Leer para comprender

-Con respecto a tu formación, venís del campo de la literatura. ¿Creés que hay una nueva forma de escribir literatura a partir de la irrupción de la tecnología en la vida cotidiana?

-No estoy muy seguro de esto, digo de que sea a partir de. Pienso que la escritura, en sí misma, es irrupción que aborda con un dibujo la distancia entre la cabeza y la mano. No sé, perdón, me quedé colgado en esto de “nueva forma de escribir literatura”. Creo, como Kakashi Hatake, que me perdí en el camino.

 

-Recién hablamos de la mecánica narrativa. Pensando en la comprensión de textos, ¿qué análisis realizas con respecto a los nativos digitales o al lector contemporáneo en sí?

-Me parece que hay ciertos discursos que instalan esta idea de la falta de comprensión de textos en los jóvenes, yo no comparto ni adhiero a eso. Me desmarco de esa expresión. Trabajé durante muchos años en la lectura y la escritura de jóvenes, pero, sobre todo, en la escucha. Pienso que quizás ya sea hora de cambiar la idea sobre la relación entre el lector y el texto, donde el texto se ubica en esa posición absoluta, para atender seriamente a la posición del lector. Más que preguntarnos sobre la comprensión como etapa final (leer no es resultadista), me interesa más indagar en las condiciones de posibilidad de la lectura.

-¿Estás trabajando en alguna nueva investigación?

-El diccionario disparó el interés hacia diversos sitios. En principio, ya tengo un número considerablemente mayor de palabras y frases que estimo será prontamente publicado en una nueva edición aumentada y revisada. Así que aprovecho este espacio para abrir la invitación a editoriales que crean y apuesten a este tipo de proyectos, ya que es imprescindibles contar con la colaboración de editores. Por último, quisiera cerrar esta charla con la frase que es el leitmotiv de este trabajo de escritura, me refiero a “el diccionario no se usa, se hace”.

Sobre el autor

Pablo Aranda nació en Santa Fe de la Vera Cruz en 1986. Profesor y Licenciado en Letras. Publicó “Charla de pájaros” (1ed. 2015; rev. en las ediciones 2021 y 2022), “Diccionario de palabras y frases de la costa santafesina” (1ed. 2015; rev. y aum. En las ediciones 2017, 2018, 2020 y 2022) y “7 escenas de lectura o cómo bajarme a mitad de página” (2023). Colaboró con reseñas, artículos y ensayos para diversos medios.


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