Premios Independientes

Festival de Cine de Mar del Plata: el film de la santafesina Betania Cappato obtuvo mención especial

 


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Hagar Blau Makaroff

La cineasta santafesina Betania Cappato se trajo a sus pagos dos lauros bajo el brazo este sábado, tras conocerse el anuncio de los Premios Independientes del Festival de Cine de Mar del Plata, ya que su largometraje de ficción "Una escuela en Cerro Hueso" fue seleccionada en dos ternas del Premio Independiente la competencia argentina.

Antes de la puesta del sol en La Feliz se realizaba la premiación de todas las ternas oficiales, pero mucho antes fue anunciada la serie de ganadores por los independientes, y así se pudo conocer por el sitio web, redes y anuncios oficiales del Festival sobre los ganadores, que tuvo dos menciones especiales en esta película intimista sobre el proceso de cambio de vida de una familia con una niña con diagnóstico dentro del espectro autista: a Mejor Directora de Largometraje Nacional “Eva Landek” de perspectiva de género, y a la Innovación Artística a la Mejor Película Argentina.

Sobre esta mención especial a la Innovación, que otorga la Asociación de Directores de Cine PCI, la justificación fue “por la manera sensible de abordar una cuestión ineludible para todas las personas que habitan la tierra que la rodea”. En su cuenta de Instagram, Cappato dijo sobre al respecto: “Como los premios se dedican, me gustaría dedicárselo a Lucio, Anika, Clementina Folmer e Irene Zequin porque ellos fueron la mayor inspiración para contar esta historia. También a Mara Bestelli y Pablo Ruiz Seijo, sin ellos hubiera sido imposible. A todos mis amigos y compañeros del equipo, Tres Sonido Argentina, Leandro de Loredo, Bechen de Loredo y Mauro Mourelos, por hacer que se escuche como una película de verdad. Y especialmente a Iván Fund, que me acompañó desde el principio hasta el final. Estoy muy feliz”.

La mención especial Mejor directora de largometraje nacional, que otorga el Ministerio de Mujeres, Políticas de Género y Diversidad de la provincia de Buenos Aires, premio Eva Landek, fue fundamentada por “el tratamiento creativo desde una narrativa audiovisual con perspectiva de género”. En torno a este segundo lauro, Cappato dijo: “Comparto con infinita alegría este reconocimiento con todo mi equipo, especialmente con las mujeres que me acompañaron en esta película”.

La cineasta Betania Cappato nació en Santa Fe, zona de Colastiné, en 1984, es realizadora audiovisual y fotógrafa, y estudió en el Instituto Superior de Cine y Artes Audiovisuales de Santa Fe. "Una escuela en Cerro Hueso" es su ópera prima de ficción, aunque fue inspirada en su historia familiar.

El pasado miércoles su film "tuvo su estreno nacional y primera proyección en sala el 36° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata y, en diálogo con este medio, Betania recordó: “Cuando mi hermanito cumplió dos años comenzó a manifestar fuertes cambios en su personalidad, dejó de mirarnos a los ojos y perdió contacto con la realidad. Es una película inspirada en la historia de mi hermano y mi familia. Y seguramente también la historia de muchas otras familias que quedan afuera de un sistema que continúa siendo intolerante con lo diferente”.

Este primer largometraje de ficción de la santafesina, Cappato tuvo su estreno mundial nada menos que en el Festival Internacional de Cine de Berlín, y luego en otros festivales como el de Estonia, Grecia, Huelva España, Tulum, y sobre esta posibilidad de ser proyectada en diferentes ciudades del mundo, Betania destacó que "lo que más estimula es compartir la película con el público, y es increíble la cantidad de gente que se contacta por este film que genera empatía, me dicen que la vieron en algún festival, diciendo que se identificaron... El cine puede entrar de una forma tan cotidiana de forma simple a la vida de las personas”.

Sobre el estreno mundial en la Berlinale, recordó: “Fue inesperado y fue una alegría, ese festival era un lugar muy apropiado para estrenar este tipo de película, por el interés y cuidado que ellos tienen con algunas temáticas, y porque ellos acercan a nuevas generaciones al cine. La protagonista es una nena de 10 años y era el mejor lugar que podían recibir y entender el film en toda su dimensión”.

Recordó que el año pasado, en el Festival de Mar del Plata, ya "Una escuela en Cerro Hueso fue parte de la competencia En tránsito, por lo que “volver ahora para presentarla acá mismo y por primera vez en sala, es una alegría enorme. Vengo desde mis 19 años y es un sueño cumplido, festejamos que se presentó acá finalmente".

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En la película, Julia y Antonio son una pareja de biólogos de clase media de Santa Fe, cuyas vidas dan un vuelco importante con el diagnóstico de su hija Ema dentro del espectro autista. El ingreso de la niña a la etapa escolar fue complejo, tras el intento en 17 instituciones educativas, y finalmente fue bienvenida en un único lugar, donde la familia deberá reacomodar su vida en una humilde localidad costera a pocos kilómetros de la gran ciudad, ya que fue aceptada en la pequeña escuela de ese pueblito a la orilla del río llamado Cerro Hueso.

Esta escuela y Cerro Hueso existen, y la historia tiene en origen la inspiración de su directora en la historia de su familia, ya que su pequeño hermano tiene el diagnóstico de espectro autista como el personaje de la niña. Y sobre eso, en semejanza a su historia familiar, destacó que los protagonistas son “personas que luchan por sobrevivir en un mundo que parece avanzar en una dimensión siempre ajena. Se ven obligados a abandonar un estilo de vida acomodado, mudándose a la periferia y entrando en contacto con un universo desconocido”.

En este escenario, la precaria escuela en las orillas del río Paraná es un verdadero refugio en la historia: “El lugar donde Ema encontrará por primera vez un sentido de pertenencia. Ese espacio donde las diferencias parecen no existir. Algunos de los conflictos que me interesaba abordar tienen que ver con la confrontación que aparece entre la idea de sociedad y el acecho de lo primitivo, las relaciones interculturales o interclasistas y el descubrimiento de un orden subyacente bajo las apariencias”.

En las actuaciones de la pequeña Clementina Folmer, Mara Bestelli y Pablo Ruíz Seijo, la cámara de Betania tomó la historia como en una crónica, acompañando a la familia “a contar la historia en capas construyendo un universo propio y particular, y desde una mirada emocional sobre cómo empiezan una suerte de desadaptación a lo conocido para integrarse al lugar de una forma despojada y genuina para reconectarse con quiénes son ellos”, a través de los vecinos y de su hija, quien responde de a poco y se conecta con sus nuevos vínculos escolares, con sus amistades y con un caballo.

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