CEFERINO AZAMBUYO
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Con la presencia del arzobispo de Paraná, monseñor Juan Alberto Puiggari, en el comienzo del rito de consagración de vírgenes el celebrante llamó a la candidata por su nombre, quien se acercó con su lámpara encendida y ante la pregunta del prelado respondió: “Ahora te digo de todo corazón, te reverencio y busco tu rostro no me defraudes Señor y manifiéstame tu bondad y tu abundancia de todo”.

La Orden de las Vírgenes consiste en una forma peculiar de vida consagrada femenina que se remonta a los tiempos apostólicos y fue instaurado en la Arquidiócesis de Paraná por decreto de monseñor Puiggari, el 9 de octubre de 2013.

Puiggari señaló en la ceremonia que “la virgen consagrada, por su particular vocación, renuncia a la experiencia del matrimonio humano, por amor a Cristo, sumamente amado, y se une a Él por un vínculo esponsal, para experimentar y testimoniar en la condición virginal la fecundidad de esa unión, y anticipar la realidad de la comunión definitiva con Dios a la que toda la humanidad está llamada”.

En la actualidad ya son cinco las vírgenes consagradas presentes en la vida de la iglesia diocesana, y otro grupo de candidatas está realizando su camino de discernimiento y de formación.

En el transcurso de la misa, el arzobispo de Paraná señaló que “la primera, segunda lectura y Salmo nos hablan de alegría, es lo que debemos tener hoy en el corazón frente a la cercanía del Señor Dios cambiamos aparentemente todo. San Juan Bautista nos habla de conversión porque precisamente el fundamento de la alegría cristiana es acercarnos a Dios cuando el Ángel le dice a María: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”.

El prelado manifestó que: “Hay otro motivo de alegrarnos, hoy estamos en la fecha de Nuestra Señora de Guadalupe, Patrona de América, que precisamente porque cae en domingo de Adviento no podemos celebrarla litúrgicamente”.

Las integrantes de la Orden tienen un régimen de vida autónoma es decir están al servicio de las causas en favor de las personas en especial de los pobres, los necesitados y otros auxilios.

El 31 de mayo de 1970, por deseo de Pablo VI, la Sagrada Congregación para el Culto Divino promulgó el nuevo Rito de Consagración de las Vírgenes, que supuso un renacer de la antigua Orden de las Vírgenes: una de las vocaciones religiosas más antiguas existentes en las comunidades cristianas desde los inicios de la Iglesia.