Fotografía, arquitectura y redes

@paisajeante: un observador social urbano

 


Ampliar [+]
Álvaro Javier Marrocco


Fabio Márques recorre la ciudad de Buenos Aires desde hace largo rato, posa su cámara fotográfica y obtiene registros de aquello que considera, debe amplificarse a la sociedad: “No es turístico ni de divulgación académica, es una postura militante y con contenido político sobre lo que considero que debiera ser la ciudad contemporánea”.

Nacido en 1960, tiene el ojo entrenado. Es licenciado en Diseño del Paisaje y está especializado en espacios verdes y gestión pública. También es docente universitario y director de la Comisión de Participación Social de ACUMAR (Autoridad de Cuenca
Matanza-Riachuelo).

Activismo ciudadano y Twitter
Comenta que a Twitter al principio lo usaba para seguir gente que le resultara interesante o para informarse. “Luego empecé a subir fotos, armar hilos y contar puntos de vista sobre patrimonio arquitectónico, urbanismo, biodiversidad e historia de la ciudad”. Cosas que hacía habitualmente con su gente conocida, pero al compartirla en Twitter fue siguiéndolo gente que le interesó lo que tuiteaba, generándose intercambios sobre temas que comparten. “Lo que tuiteo lo hago desde una mirada crítica de la ciudad”.

La gente que lo sigue se interesa por los temas que tuitea, no solo por la información que comparte, sino que también por la mirada ideológica que le da. “Divulgo conciencia ciudadana, de manera didáctica y creo que entretenida, promuevo la reflexión sobre lo que no sabemos y necesitamos saber para poder elegir el modelo de ciudad en el que queremos vivir”. Básicamente la ciudad contemporánea en la que se enmarcan sus políticas públicas en la sostenibilidad ambiental.

-Seguramente has visitado otras ciudades del país, o del extranjero ¿Qué tesoros ocultos has encontrado?
-En otras ciudades que no son en la que vivo, en general busco detalles o lugares que pueden ser excepcionales, pero que no tienen la grandilocuencia de atractivos turísticos centrales. Por ejemplo, en Barcelona, España, la pequeña placita San Felipe Neri en el Barrio Gótico, con una fuente de piedra, dos grandes árboles y la iglesia que le da nombre a la plaza, que tiene los rastros del bombardeo que sufrió en la Guerra Civil Española y conocer detalles de la tragedia que sucedió allí, con el contraste de hoy ser un lugar tan apacible, muy antiguo y al que se llega por calles peatonales muy estrechas. O jugar en Cusco, Perú, con piedras incas en basamentos de edificaciones construidas por españoles, jugar a ver quien encuentra la piedra con más ángulos, después de la más famosa de los 12 ángulos. En el Camino Inca a Machu Picchu hay varias con bastantes más ángulos por ejemplo.

-Sos licenciado en Diseño del Paisaje, especializado en espacios verdes y gestión pública. ¿Has intervenido en proyectos para la Ciudad de Buenos Aires u otras ciudades?
-Hice muchos proyectos en Ciudad de Buenos Aires coordinando diferentes programas gubernamentales. Tanto de mejora de existentes como creación de nuevos. Como varios en ex predios ferroviarios, como plaza Villa Real, Estación Devoto FCGSM, Estación Coghlan FCGBM y el más destacado, el Parque de Flora Nativa Benito Quinquela Martín de cuatro hectáreas de superficie en el barrio de La Boca, al lado de la cancha del Club Boca Juniors. Fue el primer parque porteño de flora nativa rioplatense y por diseño participativo, que es una de mis especialidades. También hice proyectos en Chascomús, Neuquén, Federación y uno de los últimos más importante y ganado en concurso, el ecoparque (inicialmente denominado bioparque) de Salto Grande. Está cerca de la represa de Salto Grande en Entre Ríos, de 22 hectáreas de superficie y con dos áreas. Una de restauración ecológica a modo de reserva natural y otra área, también con flora nativa, pero a modo de espacio público, con equipamientos de juegos infantiles (algunos novedosos), mesas y bancos, y con un anfiteatro parque.

-Escribiste un libro titulado Mariposas Porteñas, junto a Jorge Freitas, publicado en 2007 y reeditado recientemente por Ediciones Ecoval. ¿De que trata el libro?
-Ese libro ya tiene cuatro reediciones y esta última la publicó Ecoval. Es un libro que busca educar desde el concepto de biodiversidad urbana, poniendo el foco en las mariposas nativas que pueden observarse en Buenos Aires. Es una guía con fichas de mariposas para identificarlas y saber cuáles son sus plantas hospederas. En el año 2014 publiqué en autoría solitaria un libro similar, pero de aves: Aves Porteñas. Paisaje y biodiversidad urbana. Ambas libros tiene un diseño similar.

-Escribiste un artículo científico titulado De qué hablamos cuando hablamos de una plaza. ¿Qué importancia tienen las plazas en las ciudades?
-El espacio verde público urbano, sea plaza o parque, es central para la calidad de vida en la ciudad. No solo como espacio de recreación y esparcimiento con elementos naturales, sino como lugar de encuentro social. La calidad de una ciudad se la dan sus espacios públicos y las plazas son elementos principales para evaluar esa calidad urbana. Por eso creo que todo el espacio verde público a intervenirse debe ser a través de procesos participativos. Es muy importante construir acuerdos sociales sobre la plaza necesaria y fortalecer el vínculo colectivo con ese lugar comunitario.

-En una entrevista mencionás que hay estudios que revelan cómo la edificación en altura afecta a la salud mental de las personas por el poco cielo que se deja entrever. ¿Podrías explayarte sobre esta idea?
-El cielo es el patrimonio natural que menos consideramos como tal y la necesidad de ver cielo de las personas hace a la calidad de vida, especialmente donde es un recurso escaso, como en las ciudades tan densamente construidas en las que la mayor parte del tiempo en que circulamos por ellas, para ver el cielo hay elevar la vista sobre nuestras cabezas para ver si está nublado, por ejemplo. Se están realizando estudios en muchas ciudades del mundo sobre el impacto en la salud de los habitantes, en función del cielo urbano que pueden observar. Por ejemplo, los trabajos de Vicky Chan y Koen Steemers.

-En casi todas las grandes ciudades se pueden ver infinidad de azoteas ociosas, ya sean edificios públicos, escuelas, hospitales, ministerios, centros de salud, etcétera, que se podrían convertir en cubiertas naturales o techos verdes. ¿Cuánto modifica a una ciudad el hecho de incluir estas propuestas al ejido urbano?
-Las cubiertas naturadas promovidas de modo masivo en principio atenúan el efecto de isla de calor urbana. Como beneficio colectivo que mejorar el clima en las épocas más cálidas, consumir menos energía para refrigerar ambientes, pero también para reducir agua de lluvia en piso de calle y aumentar la biodiversidad urbana.

-Participaste de una muestra fotográfica en Mendoza, en el Espacio Máximo Arias titulada Paisajeante. Contanos sobre esa experiencia.
-Fue muy grato que en plena pandemia este lugar en Mendoza me invitara a exponer fotografías en la reapertura de sus espacios de exhibición. La serie de fotos que presenté se basaron en tuits sobre antiguas ventilaciones de pisos de madera de casas de Buenos Aires que había estado haciendo y a la directora de este espacio le agradaron. En realidad mi muestra se llamó Paisajeante. 71 ventilaciones. Son antiguas, pequeñas y variadas rejillas que están en fachadas de edificaciones patrimoniales, que en general la gente no percibe y que se engancharon en Twitter en verlas e identificar construcciones con historias.

Ciudades del futuro

“Las ciudades que necesitaremos en el futuro son las que debemos de modo urgente empezar a moldear hoy. Ciudades que construyan agendas de gestión pública sobre la base de la sostenibilidad ambiental. Insertándolas toda la naturaleza que quepa, instaurando procesos participativos con toma de decisión (ya sea para obras, presupuestos, gestión), reducir la contaminación aérea, sonora, visual y de sus aguas, consumir menos energía y priorizar la movilidad sostenible (transporte público de calidad, eléctrico y bien planificado), promover el uso masivo de la bicicleta con infraestructura acorde (modelo Países Bajos), desalentar el uso del auto particular (modelo supermanzana de Barcelona), descentralizar el gobierno y planificar en la búsqueda de reordenar la ciudad de cercanías, como el modelo de los 15 minutos de París. Que las personas estén a 15 minutos a pie o en bicicleta del trabajo, estudio, recreación, comercios, deportes, cultura. Generar políticas para hacer la ciudad más social y económicamente equitativa. Promover acciones que estimulen a que la población no sea mera habitante, sino que asuma protagonismo ciudadano. En las grandes ciudades de Argentina no estamos bien con estos objetivos. Muchas veces hay ciudades con consignas que no se corresponden con la política aplicada y con falso marketing a modo de greenwashing, hacen todo lo contrario”. Agrega que “ciudades de las que puedo reconocer gestos y acciones que pueden intentar ir en el buen sentido en las últimas dos décadas podrían ser Rosario (a partir de la gestión de Hermes Binner) y Morón (iniciando con la gestión de Martín Sabbatella). Dos ciudades de diferentes escalas y situaciones, pero que dieron giros de campana sobre su situación urbana para mejor”.

Biografía

Licenciado en Diseño del Paisaje. Especializado en espacios verdes y gestión pública. Asesor de organismos públicos, consultoras y estudios privados, con numerosos proyectos en la Ciudad de Buenos Aires. Recibió premios internacionales. Docente y autor de publicaciones sobre Paisaje y Biodiversidad Urbana. Conferencista en eventos nacionales y del extranjero. Desarrolló una metodología para la participación social en el diseño de plazas y parques. Socio fundador de la Red Argentina del Paisaje.

Contacto

@paisajeante en Twitter



Continuar Leyendo...


+ Mirador Provincial