Ante la vuelta a clases

Violencia en las escuelas: ¿cómo evitamos el bullying?


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El 21 de febrero, dos gemelas argentinas de 12 años, se arrojaron desde el tercer piso del edificio donde vivían con su familia en la localidad de Sallent, Barcelona. Para Alana la caída resultó fatal, mientras que su hermana Leila permanece internada en estado crítico.

La noticia conmocionó a la opinión pública y generó más impacto cuando un informe policial confirmó que las niñas eran víctimas de bullying. De hecho, el acoso aparece dentro de los principales elementos de la investigación.

En ese sentido, el abuelo paterno de ambas reveló que sus nietas sufrían bullying en el colegio debido "a su acento" y que la situación se agravó cuando una de ellas "decidió cortarse el pelo, ponerse ropa de varón e identificarse como tal”. Y es que Alana se encontraba en un proceso de transición de identidad de género y pedía ser nombrada como "Iván".

La abuela materna, por su parte, señaló que "los padres hablaron con el colegio, pero no se hizo nada"; incluso una compañera de clases declaró que “las acosaban, les pegaban y les decían cosas”, manifestando que el maltrato era constante y que tanto profesores como las autoridades escolares sabían lo que estaba pasando.

Sin embargo, desde la institución aseguraron que no constan expedientes por estos incidentes. Por esto, y debido a lo grave del asunto, la Consellería de Educación, encargada de la regulación de la política educativa, abrió una investigación para esclarecer la situación.

Vuelta a clases

A raíz de este lamentable episodio, quedaron expuestas las brutales consecuencias que pueden tener el bullying y las situaciones de acoso escolar si no se atienden a tiempo. De cara al inicio de las clases, tanto padres como docentes y directivos se enfrentan nuevamente al desafío de combatir esta problemática.

Consultada respecto a cómo se trabaja el bullying dentro de la escuela -o quizás cómo se debería trabajar-, María Soledad David Cóppola, psicóloga y cofundadora del espacio terapéutico “CreSiendo”, señaló que se lo hace “principalmente desde la prevención y la intervención; es decir, se intenta detectar todo aquello que puede generar a corto o mediano plazo una situación de esas características”.

Cabe recordar que para hablar de bullying se debe tratar de una situación reiterada o sistemática, por lo cual “darle visibilidad al problema es el primer y gran paso”.

Cóppola también resaltó la importancia de poder generar dentro de clases “ambientes propicios para que los niños puedan expresar cualquier tipo de situación, así como también hablar e instruir sobre la temática para que ellos mismos puedan detectar y modificar conductas que favorecen al problema”.

Otro punto importante que destaca la profesional es incentivar para que ante cualquier situación de este tipo se comunique a los docentes o figuras de autoridad, incluso en reiteradas ocasiones si es necesario. En este sentido, remarcó que se debe “proponer el diálogo y el respeto como base fundamental para terminar con la situación e involucrarse más activamente”.

Por su parte, María Cristina Valorzi, psicopedagoga, explicó que hace ya un tiempo las instituciones educativas vienen trabajando en el tema. “Es una problemática ante la cual debemos comprometernos como adultos responsables en el acompañamiento de la educación de los niños”, afirmó.

A su vez, destacó la importancia de “llevar conocimiento a los adultos” de cómo abordar la problemática y qué hacer en caso que suceda una situación de maltrato. En el caso de los niños, remarcó que es importante “brindarles estrategias de reconocimiento de situaciones de desigualdad, de maltrato físico, psicológico, virtual, desanudar escenarios de tensión en donde hay desigualdad”.

La profesional también afirmó que cuando se ayuda a los estudiantes a reconocer el buen trato, a resolver conflictos y encontrar soluciones conjuntas, se brindan las herramientas que permiten desarticular el problema. De presentarse una situación de bullying “hay que ponerlo en evidencia, porque esto va a ayudar a comprometernos a trabajar y lograr el acompañamiento para que no suceda nuevamente”, señaló Valorzi.

Mi hijo es víctima de bullying, ¿qué hago?... ¿Y si es él quien lo ejerce?

Como se dijo con anterioridad, darle visibilidad al problema es el primer paso de la intervención, ya que las acciones generalmente están dadas a espaldas de los demás o cuando no se encuentra ningún adulto responsable.

Es importante abordar las tres partes: víctima, agresor y espectador. El primero, por supuesto, es quien probablemente necesite mayor contención, pero trabajar con quien ejerce el bullying y con los testigos es fundamental para exponer y debilitar el problema.

“Es responsabilidad de los adultos referentes que esta problemática no se instale en ningún ámbito” manifestó la licenciada en Psicología, por lo que es fundamental la comunicación entre padres- docentes-directivos, mantener la tranquilidad para que la víctima pueda expresar lo que está sucediendo y preguntar cómo se siente con respecto a la situación.

Según las propias palabras de la profesional: “Debemos evitar interrogar de manera furiosa e incontrolada y mostrarnos indiferentes o restarle importancia. ya sea su hijo es el agresor, víctima o espectador”. Es importante “no retar a la víctima ni incentivar a que tome una conducta igual de violenta ‘así no te molesta más’ o encargarle la ‘venganza’ a alguien más como un hermano mayor, amigo, etc”. La psicóloga en todo momento resalta que lo primordial es darle lugar al diálogo.

En cuanto a la mirada de la especialista en el área del aprendizaje- Valorzi- como medida principal al detectarse una situación de acoso escolar “lo ideal es poner mirada y palabra, como dos herramientas fundamentales, lo veo, lo descubro, lo acompaño y lo detengo”.

Es de suma importancia no exponer a los chicos, “no humillar al que es vulnerado ni al que vulnera. Ya sea desde la figura de víctima o quien ejerza el bullying, en cualquiera de los dos roles, lo importante es la palabra, desarticular”.

“Si no se cuentan con las herramientas o recursos necesarios para afrontar el problema se debe recurrir ayuda profesional a fin de tomar dimensión del accionar, daños causados y evaluar el cambio de actitud, de aquel estilo mal aprendido. Anticipar un nuevo modo y aprender una nueva forma. Somos seres sociales, construimos nuestra forma de accionar y muchas veces se necesitan desaprender ciertas conductas y aprender otras nuevas, saludables y asertivas a nivel social”, cerró la piscopedagoga.

El rol de los docentes

Analía, docente, también dio a Mirador su punto de vista respecto al bullying y sostuvo que en su lugar de trabajo los conflictos áulicos se abordan de forma conjunta: maestros, equipo directivo y psicopedagógico y, sobre todo, la familia.

“Creemos que a través del diálogo, las propuestas que surjan de los encuentros y el compromiso de cada una de las partes son las herramientas principales para abordar los conflictos”, detalló.

Además, señaló que en el aula “se trabaja a partir del diálogo, la escucha, la reflexión sobre los hechos sucedidos, utilizando diferentes dinámicas para dar lugar a la socialización de los mismos”.

Por último, contó que desde su rol “busca realizar acciones reparadoras, priorizando siempre la palabra, la reflexión y el compromiso de llevarlas adelante”.


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