Proyectos de vida

Es rosarina, emigró a España y ayuda a pequeñas empresas a comunicar mejor

Luciana Siri comenzó una nueva vida en España y trabaja de manera remota con clientes de todas partes del mundo. El país europeo busca jóvenes argentinos para trabajar y residir en su territorio por un año a través de la visa Working Holiday.


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Las visas Working Holiday están destinadas a jóvenes que proyecten vivir una experiencia en el exterior, trabajando a la vez que viajan. Una vez obtenido el permiso para ingresar a España, se accede al derecho de circular libremente por el llamado “espacio compartido Schengen”, área de 27 países integrada, entre otros, por Alemania, Dinamarca, Finlandia, Francia, Grecia, Italia, Noruega, Países Bajos, Portugal, República Checa, Suecia y Suiza.

En febrero de este año se abrió la primera tanda de inscripciones para aplicar y este martes 25 de abril se habilitaron nuevamente los cupos.

En tanto, circulan las historias de jóvenes emigrados que comenzaron una nueva vida. Ese es el caso de la rosarina Luciana Siri: “Soy profesora de Historia, comunicadora especializada en Branding y Redacción, y maestranda en Marketing. Después de cinco años trabajando en compañías de distintos rubros (software, oil & gas, agro y finanzas), decidí emprender para hacer lo que más me gusta: ayudar a pequeñas empresas a comunicar en grande”, señala.

Siri eligió Valencia, la tercera ciudad más poblada de España después de Madrid y Barcelona, para vivir. “En 2022 migré y mi trabajo vino conmigo. Dejé mi querida Rosario para cumplir el sueño de vivir en España y cerquita del mar”. Sobre el desafío laboral, agrega: “En todas mis experiencias había algo en común: me encargaba de planificar estrategias y coordinar acciones. Decidí hacerlo por mi cuenta, asesorando a pequeñas y medianas empresas. Desde entonces, tuve el gusto de acompañar a emprendimientos de software, productos alimenticios, indumentaria y servicios profesionales”.

Entrevistada por Mirador Provincial, la emprendedora dio a conocer detalles de su proyecto profesional.

-¿A qué te dedicas y cómo decidiste instalarte en España?

-Soy consultora en Marketing y Comunicación. Desde 2019, trabajo de manera autónoma, acompañando a empresas y emprendedores. Como ofrezco mis servicios remotamente, estando en Argentina empecé a asesorar a clientes de otras partes del mundo. En 2019, con mi marido, Lucas, viajamos por varias ciudades de Europa y, si bien ya conocíamos algunas, comenzamos a mirarlas con ojos de locales. En ese momento, vivíamos en Rosario. La ciudad nos encanta pero nos dimos cuenta de que no era nuestra única alternativa. A partir de entonces, empezamos a pensar en migrar. España apareció como el primer destino porque compartimos el idioma y, en muchos sentidos, la forma de vida. Pensamos que el choque no iba a ser demasiado grande.

Al elegir una ciudad, evaluamos varias opciones, pero Valencia nos convenció. Tiene todo lo que buscábamos: un clima ameno, vida cultural, oportunidades de empleo, parques y hasta playa. Además, al no ser del tamaño de Madrid o Barcelona, es fácil de transitar para alguien que - como nosotros - no está acostumbrado a vivir en Buenos Aires u otras capitales. Después de obtener la ciudadanía europea, nos llevó más de un año planificar el proceso. Decidimos que yo seguiría trabajando como autónoma y que Lucas vendría a buscar nuevas oportunidades por cuenta ajena. Él es Ingeniero, así que también quisimos instalarnos en un sitio en donde hubiera demanda para él.

-¿Cómo fue la adaptación de tu dinámica de trabajo en el exterior?

-Siempre digo que migré y traje mi trabajo conmigo, porque pude seguir dedicándome a lo que me gusta. Sin embargo, tuve que pasar por varios cambios. Tan pronto como llegué a España me di de alta como autónoma y me encontré con un sistema impositivo más complejo que el de mi país. Por la diferencia cambiaria, me resultó muy difícil sostener a todos los clientes, tuve que reestructurar precios y apostar aún más por la internacionalización.

Comprender el mercado español también supuso un desafío. No es fácil captar la atención de potenciales consumidores cuando sos nueva y nadie te conoce en un lugar. Las necesidades son diferentes y las maneras de trabajar también. Sin embargo, con el apoyo de canales digitales, pude sostener mis ingresos. Hoy en día, acompaño a algunos emprendimientos españoles pero la mayor parte de mi clientela se compone por negocios de Latinoamérica y Estados Unidos. El objetivo de este año es tener más vínculos acá. En este tiempo, lo que más valoro es la estabilidad y la capacidad de proyectar. Lucas, por su parte, se centró en conseguir trabajo en relación de dependencia. Al tener experiencia en su profesión y un buen nivel de inglés, fue convocado a varias entrevistas. Y, a menos de un mes de haber llegado a Valencia, se incorporó a una empresa como project manager. Su cambio también fue complejo. Tuvo que adaptarse al vocabulario, los procesos y las normativas locales. Afortunadamente, sus compañeros fueron un gran apoyo. Lo ayudaron a adentrarse en la cultura y le explicaron muchas cosas que, al ser extranjero, desconocía.

Nosotros consideramos que, por un lado, tuvimos suerte y, por el otro, el hecho de haber invertido en asesoramiento y planificación nos facilitó el proceso. Con ayuda de abogados, tardamos muy poco tiempo en obtener nuestros permisos de residencia y eso nos permitió comenzar a trabajar rápidamente. De todos modos, sabemos que siempre pueden surgir imprevistos y complicaciones. Por eso, vinimos siendo cuidadosos y con ahorros suficientes como para solventarnos por si había demoras o no encontrábamos empleo.

-¿Qué recepción tuviste de parte de los locales?

-España es un país un tanto burocrático, así que vinimos preparados para hacer filas y presentar muchos papeles. Por suerte, recibimos muy buenos tratos por parte de los funcionarios. Lo mismo nos pasa a la hora de ir a comercios u otros sitios. Encontramos muchos argentinos y latinos, que ya son parte de nuestro grupo de amigos más cercanos.

El estar lejos de nuestros países natales nos impulsó a socializar y construir nuevos lazos. Siempre decimos que “todos estamos en la misma” y eso hace que compartamos valores, puntos de vista y situaciones a resolver. Las amistades se volvieron un soporte importantísimo.

El primer trabajo de Lucas también lo acercó a los españoles. Siempre lo trataron muy bien: lo invitaron a comer “el bocadillo de los viernes”, a ver unos cuantos partidos de fútbol y nunca le hicieron sentir diferencia. Al principio, a él le preocupaba su castellano rioplatense, pero fueron sus mismos colegas los que le dijeron que no había necesidad de que hablara como ellos. Lo entendían igual. Hace menos de un año que estamos acá, así que creo que seguiremos integrándonos. Es importante no quedarnos quietos ni aislados. Hacer deporte, actividades artísticas o asistir a eventos de networking nos ayuda a mantener el contacto. En Valencia hay cientos de actividades: es imposible aburrirse.


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