Foto:Gentileza.
Sol Maderna es rufinense, nació el 23 de julio de 1999 y protagonizó una historia de valor y empatía que emociona e inspira. A fines de noviembre, la menuda mujer de ojos claros y mirada sensible, hizo pública su historia, en su muro de Facebook.
"En 2018 doné sangre y me anoté como donante voluntaria de médula ósea. El 23 de septiembre me contactaron porque era potencialmente compatible con un paciente no emparentado", comparte la joven de 23 años sobre su experiencia y agrega: "Después de unos estudios, supimos que era 99% compatible con el paciente y comencé el proceso de la donación. El domingo 6 de noviembre viajamos a Buenos Aires con mi mamá para terminar de chequear que todo estuviera bien, allá me explicaron el procedimiento", agregó.
Su mamá fue quien la acompañó desde el primer momento en todo este periplo que no hizo menos que poner en primer plano la posibilidad de salvar una vida. Viajes, medicación, internaciones y mucha valentía, decoran el recorrido de Sol; quien sin dudas llegó para compartir su luz e inspirar a otros hacerlo.
Valentía y solidaridad
"El 19 comencé con la aplicación de vacunas para que mi médula ósea produzca en cantidad para la extracción; eran dos aplicaciones por día, durante cinco días. Al cuarto día volvimos a viajar para que a las siguientes 24 horas me sometiera a la extracción, que duró aproximadamente cinco horas. No fue para nada doloroso, solo me molestó estar quieta por tanto tiempo", se sinceró la valiente joven después de llevarse espontáneamente a realizar esta promesa que muestra su corazón.
"Ni yo pensaba que era tan fuerte y valiente; me aguanté dos agujas en los brazos al mismo tiempo. Si se quiere se puede", subrayó orgullosa la joven que es callada, sensible y que trabaja como guardavidas en Rufino.
Donar vida
Visibilizar historias de entrega y solidaridad como estas, y protagonizadas por jóvenes con conciencia y empatía, amplía los márgenes de esperanza para pensar en una comunidad que se mira a los ojos desde el corazón, y en un mundo mucho mejor.
Sol se encuentra perfectamente bien de salud y pudo pasar la vida, sometiéndose a un tratamiento no invasivo en Buenos Aires, que permitió a otro ser humano seguir viviendo. La celebración para ella, en estas fiestas navideñas, será doble.
Cabe destacar que Sol, quien estudia en Rosario la carrera de Educación Física, viajó junto a su mamá desde esa ciudad a Buenos Aires y los pasajes aéreos fueron costeados como parte de la intervención.
"En 2018 doné sangre y me anoté como donante voluntaria de médula ósea. El 23 de septiembre me contactaron porque era potencialmente compatible con un paciente no emparentado", comparte la joven de 23 años sobre su experiencia y agrega: "Después de unos estudios, supimos que era 99% compatible con el paciente y comencé el proceso de la donación. El domingo 6 de noviembre viajamos a Buenos Aires con mi mamá para terminar de chequear que todo estuviera bien, allá me explicaron el procedimiento", agregó.
Su mamá fue quien la acompañó desde el primer momento en todo este periplo que no hizo menos que poner en primer plano la posibilidad de salvar una vida. Viajes, medicación, internaciones y mucha valentía, decoran el recorrido de Sol; quien sin dudas llegó para compartir su luz e inspirar a otros hacerlo.
Valentía y solidaridad
"El 19 comencé con la aplicación de vacunas para que mi médula ósea produzca en cantidad para la extracción; eran dos aplicaciones por día, durante cinco días. Al cuarto día volvimos a viajar para que a las siguientes 24 horas me sometiera a la extracción, que duró aproximadamente cinco horas. No fue para nada doloroso, solo me molestó estar quieta por tanto tiempo", se sinceró la valiente joven después de llevarse espontáneamente a realizar esta promesa que muestra su corazón.
"Ni yo pensaba que era tan fuerte y valiente; me aguanté dos agujas en los brazos al mismo tiempo. Si se quiere se puede", subrayó orgullosa la joven que es callada, sensible y que trabaja como guardavidas en Rufino.
Donar vida
Visibilizar historias de entrega y solidaridad como estas, y protagonizadas por jóvenes con conciencia y empatía, amplía los márgenes de esperanza para pensar en una comunidad que se mira a los ojos desde el corazón, y en un mundo mucho mejor.
Sol se encuentra perfectamente bien de salud y pudo pasar la vida, sometiéndose a un tratamiento no invasivo en Buenos Aires, que permitió a otro ser humano seguir viviendo. La celebración para ella, en estas fiestas navideñas, será doble.
Cabe destacar que Sol, quien estudia en Rosario la carrera de Educación Física, viajó junto a su mamá desde esa ciudad a Buenos Aires y los pasajes aéreos fueron costeados como parte de la intervención.
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