Se durmió en el final del primer tiempo y el Calamar lo aprovechó…

Unión perdió ante Platense: de mayor a menor en el juego; de menor a mayor en impotencia

 


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Más allá de la espectacular volada de Moyano para sacar el cabezazo de Schor que llevaba destino de red, Unión fue superior en el trámite de un primer tiempo. Pero el gol de Benítez apareciendo a espaldas de Vera para definir con un remate violento que no pudo ser detenido por Moyano, le dio una ventaja para la que Platense no había hecho méritos suficientes.

Pero el fútbol tiene esas verdades no escritas. Los goles no se merecen, se hacen. Y Unión había tenido situaciones muy propicias que no pudo aprovechar, como el mano a mano de Alvez que tapó Ledesma, el cabezazo de Portillo desde muy cerca que se fue por encima del travesaño y un remate de Nardoni –que ensayó varios desde afuera del área- que obligó a otra buena intervención del arquero de Platense.

Mejor predispuesto para el manejo de la pelota, con volantes decididamente instalados en el terreno rival, Unión inclinó el trámite a su favor. Platense apenas complicaba con la velocidad de Schor por el sector de Esquivel, uno de los puntos altos en el rendimiento rojiblanco. Está claro que De Felippe lo tiró por ahí para que Esquivel no subiera tanto. Sin embargo, Unión recostó mucho el juego por ese costado, tratando de aprovechar también la habilidad de Castrillón.

Unión no tuvo problemas en ejercer el control del partido. Por momentos, ese mayor manejo de la pelota lo hizo dueño del trámite. En otros, de mayor equilibrio, no sufría en defensa, salvo algún error individual como por ejemplo ocurrió con Corvalán en una salida en falso. A los pocos minutos, lesionado, Corvalán dejó la cancha y entró Roldán, pero Munúa no modificó el esquema: pasó Portillo al fondo como último hombre y quedó Roldán al lado de Nardoni en el sector central de la cancha.

Se iba el primer tiempo y el resultado en blanco le quedaba mejor a Platense que a Unión, más allá de que en la generación de situaciones de peligro, el local también había tenido lo suyo, sobre todo con ese cabezazo que sacó en forma espectacular Moyano. Sin embargo, cuando prácticamente estaba excedido el tiempo adicionado, Jorge Benítez metió un remate violento que no pudo ser conjurado por Moyano, logrando una victoria parcial que no se ajustaba demasiado a lo que había pasado en el trámite del partido.

La excesiva inclinación del juego por el sector de Castrillón, hacía que Luna Diale y la subida de Vera se convirtieran en una excepción y no en algo constante. Así Luna Diale tuvo lagunas provocadas por esa predilección a abrir más la cancha por izquierda que por derecha.

Si en algo se preocupó Platense, fue en no darle posibilidades de contragolpe a Unión. ¿De qué manera?, retrocediendo rápido y estando siempre bien parado del medio hacia atrás. Los problemas los tenía por afuera, con algunos desbordes de Castrillón, pero por adentro se cerraba bien y no le daba espacios a Unión.

El empuje de Nardoni en el medio le daba la idea de una salida rápida, pero enseguida se congestionaba el sector defensivo de Platense y faltaba esa claridad en el último pase, que no llegaba. Unión era un poco más, pero no lo reflejaba en la generación de jugadas de peligro frente al arco de Ledesma.

De un solo saque, Munúa tiró a la cancha a Zenón, Machuca y Cañete. El equipo quedó parado con tres atrás, los dos laterales-volantes pasaron a ser Castrillón por derecha y Zenón por izquierda, mientras que Machuca y Cañete fueron los volantes más adelantados para acompañar a Alvez. Y a los pocos minutos, Gallegos por Portillo fue el último manotazo de Munúa para buscar, ya en el final del partido, un empate que no llegaba porque, en realidad, escaseaban las jugadas de peligro frente al arco de enfrente.

En proporción a esa imagen que se iba desdibujando e ingresaba en el terreno de la impotencia –la de Unión- se acentuaba la de un Platense combativo, que tuvo una situación muy clara para convertir el segundo en un buen encuentro entre Benítez y Schor, que lograron salvar entre Portillo y Moyano, antes de la salida del primero. Unión terminó el partido con apenas dos defensores, desequilibrado y sin ideas para meterlo a Platense en su propia área.

Unión se encontró con la horma de su zapato. Enfrente tuvo a un equipo entusiasta y que lo complicó con oportunismo y con ganas. No jugó mejor, pero supo de qué manera contrarrestarlo y hasta le quedó resto para ganarse un penal, otra vez en el tiempo de descuento. El VAR lo llamó a Mastrángelo y éste comprobó que la falta no había existido. Pero no quedaba tiempo para nada. Unión lo perdió por un detalle, aunque fue sumando impotencia y desesperación hasta el final.



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