Paraná Ra'anga

Remontar el río como los antiguos expedicionarios

 


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La figura del Paraná. Eso quiere decir Paraná Ra'anga, en guaraní. Y eso es lo que fueron a buscar un grupo de expedicionarios a bordo de la nave Paraguay cuando en marzo de 2010 zarparon desde el Río de la Plata para navegar durante un mes la vena de este poderoso río hasta Asunción del Paraguay. Aquella fue una verdadera búsqueda científico cultural que arrojó un una colección de producciones de todo tipo: músicas, letras, investigaciones, estudios, fotografías. Y hoy, a 12 años de aquella aventura, se realizó un conversatorio en el Museo de la Constitución de Santa Fe, con dos de los expedicionarios.


Graciela Silvestri y Martín Prieto comentaron los antecedentes de la expedición y las proyecciones del viaje, en un evento abierto a la comunidad llevado a cabo en el Auditorio, bajo la coordinación del arquitecto local Luis Müller. La actividad fue este miércoles, en el marco de la Agenda 2022 del Instituto de Estudios Avanzados del Litoral (IEA Litoral) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL).

"La idea original fue de Martín Prieto", reconoce Silvestri. "Vino a hablar conmigo, porque yo había escrito para mi tesis doctoral el libro El color del río, sobre los paisajes fluviales", recuerda, y dice que "la idea de paisaje no es sólo geográfica o ambiental, sino cultural".

-¿Cuál es el color del río Paraná?

-Eso es lo que fuimos a descubrir. Y nos encontramos con que no tiene uno, sino muchísimos colores. El Alto Paraná llega hasta San Pablo y hasta Brasilia, por lo tanto atraviesa muchas geografías y paisajes, y tiene muchos colores. Cuando llegamos al Bermejo, que desemboca en el Paraná, nos sentamos todos a ver esos colores rojos, por ejemplo.

-¿Quiénes estaban a bordo?

-Además de la verdadera tripulación que comandaba el barco, había una gran variedad de personas. Ya no existen más los antiguos naturalistas, como Humboldt, que sabían de todo: podían reconocer las lenguas indígenas, las plantas, los animales, los pueblos, las ruinas, todo. Por lo tanto tuvimos que invitar a una tripulación variada que resultó ser de 40 personas. Algunos sólo hicieron un tramo, porque no disponían de tanto tiempo. Había un historietista, que fue toda una adquisición. También un cocinero, porque el paisaje también es una cuestión de gustos, de sensaciones. Y nos enseñó a cocinar a todos. También había músicos, estaba Jorge Fandermole, un ruidista que grabó debajo del agua, cineastas, pintores, fotógrafos, poetas, historiadores, geógrafos, antropólogos, ingenieros y arquitectos.

-¿Qué resultado arrojó esa variedad de personas?

-No pedimos que piensen un artículo con una hipótesis antes de abordar el barco, porque para ello no se precisa viajar. Por el contrario fue abierto a lo que se quiera percibir. Hubo una producción muy importante. Pero no terminó allí. Porque muchos de nosotros continuamos produciendo otras piezas en derredor del río. Yo, por ejemplo, llevé algo de esto a Harvard, en una ponencia.

Cambia el paisaje

Navegar el río Paraná en toda su extensión argentina es navegar el Litoral del país. Y ese paisaje no es homogéneo. Cambia el paisaje y con ello cambia la cultura, el lenguaje, los hábitos, la relación con ese río, la arquitectura, es decir que cambia lo que se ve, lo que se percibe, lo que se siente. Cambia la temperatura y la naturaleza.

"El tema de la lengua es muy interesante", apunta Silvestri. "A medida que uno avanza por el Paraná hacia el norte comprueba como va cambiando la musicalidad de las palabras, el acento, y el lenguaje", cuenta. "Cada vez que bajábamos en una nueva ciudad reconocíamos todas estas identidades. Corrientes tiene el canto guaraní, y qué decir cuando se llega a Asunción, a donde se habla la mitad guaraní y la otra mitad, castellano".

Esta expedición emuló la del primer expedicionario del Paraná, Ulrico Schmidl, quien al avanzar por esta geografía iba apuntando notas sobre lo que percibía. "La idea original era reproducir ese viaje, pero nos encontramos con un problema de perspectiva: nosotros ya no consideramos a los conquistadores como valientes que vinieron a abrirnos la cabeza. Y al mismo tiempo reconocemos que esta es parte de nuestra historia", dice Silvestri.

-Para nosotros fue una experiencia inolvidable. Los que allí estuvimos todavía mantenemos contacto entre nosotros. Nos escribimos, compartimos, y hasta hace poco teníamos archivos compartidos. Se hicieron muestras en todas partes del país y de España. Se generó una amistad que todavía continúa.

-Esta expedición ¿fue un hito cultural?

-Creo que sí. No sabíamos lo que iba a pasar. Y hoy no se si tendremos la oportunidad de hacer otra vez un viaje de este estilo. Hay un poema de (Alejandría Constantino) Cavafis que dice "no esperes que Itaca te enriquezca, lo que te enriquece es el mismo viaje", palabras más, palabras menos.

"Ten siempre a Ítaca en tu mente. / Llegar allí es tu destino. / Mas no apresures nunca el viaje. / Mejor que dure muchos años / y atracar, viejo ya, en la isla, / enriquecido de cuanto ganaste en el camino / sin aguantar a que Ítaca te enriquezca".

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