Entrevista

El paranaense que vio a Maradona y Messi levantar la Copa del Mundo

Daniel Salerno estuvo en el estadio Azteca en 1986 y en Lusail semanas atrás, presenciando cómo el Pelusa y la Pulga alzaron el trofeo más importante de todos. “Lo voy a recordar hasta el último momento de mi vida”, sentenció el Pato.


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“Voy para la parte final de la competencia, estaré en la semifinal y final. Espero que la selección llegue a esas instancias y le tengo mucha fe. De solo imaginarme el hecho de ver en cancha a Messi levantando la copa, se me pone la piel de gallina. Creo que él se lo merece y Argentina también. Tengo un pálpito de que vamos a hacer un buen mundial y voy a poder ver a la selección desde el estadio”.

Con esas palabras, el paranaense Daniel Salerno dio a conocer su presentimiento de cara a Qatar 2022, en una charla con Mirador Entre Ríos, publicada el 20 de noviembre del año pasado. El Pato tenía un pálpito y no le erró. Con sus ahorros pudo darse el gusto de juntar el dinero suficiente para poder asistir a la Copa del Mundo y se jugó un pleno comprando dos entradas, para la semifinal y la final, apostando a que Argentina llegase a las instancias más importantes de la competencia. Y si esto no hubiera ocurrido, de todas maneras, iba a presenciar el espectáculo deportivo más importante a nivel global.

Entre las opciones turísticas, Salerno aprovechó para montar un camello en el desierto.


“Yo tenía vuelo en la madrugada del 10 de diciembre. Pero de Paraná me iba al viernes 9, cuando se jugó el partido de cuartos de final con Países Bajos. Vi los 90 minutos en mi casa, pero me buscaron para el tiempo suplementario así que fuimos escuchándolo por radio, ya que al aeropuerto hay que llegar con tiempo. Cuando ganamos fue un desahogo grande para mí, ya que hubiera sido feo no poder ver a la selección cuando había estado tan cerca. A la madrugada salimos de Ezeiza a San Pablo y de ahí hasta Doha…llegué el 11, fue casi un día de vuelo y me costó acomodarme a los horarios, pero no me importaba nada”, contó su experiencia, ya de regreso en la capital entrerriana.

“El partido con Croacia fue relativamente tranquilo -continuó-, pero lo que vivimos y sufrimos en la final fue tremendo. Parecía que estábamos para golearlos y en un suspiro nos empataron. Yo, que vi fútbol toda mi vida, sabía que no podíamos descuidarnos y la verdad que el empate fue un golpe muy duro, pero que Argentina asimiló bien. Cuando hizo el tercer gol Messi pensé ‘ya está’, pero nos volvieron a empatar y casi nos ganan en la última. Después los penales siempre son para sufrir. Cuando Montiel pateó el último penal no daba más, fue una felicidad muy difícil de explicar. Me abracé con Miguel, un cordobés con el que me hice amigo, y lo único que me salía era gritar ‘somos campeones, somos campeones’. Fue realmente todo hermoso por un montón de cosas”.

La ostentosa Doha con sus imponentes rascacielos.


Además, si bien todo es muy reciente aún, no dudó en asegurar que lo que vivió en medio oriente “lo voy a recordar hasta el último momento de mi vida. Cuando vi los festejos en Argentina me puse a pensar que yo presencié el hecho que provocó toda esa locura. Además, más allá de las fotos o los videos, creo que lo que más emociona son los recuerdos, las imágenes que uno vio. Un mundial es un evento único, diferente a todos, así que mi recomendación a todos los futboleros es que, al menos una vez en la vida, si pueden, vayan, porque es algo distinto a todo. Cuando suena el himno se te eriza la piel. Esther Gallino, la dueña de la empresa con la que viajo desde el ’86, me dijo que iba a volver a tener suerte como en México”.

Todo de 10


El Pato, ferviente maradoneano, también se refirió a lo que vio de Lionel Messi y se sacó el sombrero ante la actuación del rosarino. “El broche de oro fue la actuación de Messi. Creo que hasta hace más de un año él cargaba con una mochila muy pesada de no haber podido salir campeón con la selección, que se la empezó a sacar el día que ganamos la Copa América. Parece que eso hizo que se suelte y jugó su mejor mundial, porque apareció cuando más tenía que aparecer, pidió la pelota, se tiró al piso, jugó bien e hizo goles importantes. Además, el equipo lo acompañó muy bien. Él se lo merecía más que nadie porque nunca se rindió. Tal vez haya sido su último mundial, aunque tranquilamente podría estar en 2026 jugando medio parado para superar a Lothar Matthäus como el jugador con más presencia en los mundiales e, incluso, igualar o superar a Miroslav Klose como máximo goleador. ¿Por qué no? Igual son algunas cosas que se me ocurren a mí, veremos qué es lo que decide hacer”.

Junto con La'eeb, la mascota de Qatar 2022.


Otro mundo


Sacando el plano futbolístico, Salerno también se refirió a su experiencia con la cultura qatarí. “Fue algo muy distinto a lo que yo había visto antes. Es un país de 300 mil habitantes, con rascacielos de lujo. Me impactó cuando llegué, porque todo es en grandes dimensiones. Me adapté bastante, pese a que la comida era complicada por lo picante. Me llamó la atención que, en un momento del día, los qataríes y otros musulmanes rezan (salat). De hecho, el estadio tenía un espacio para que pudieran rezar en el entretiempo. No es un país futbolero, pero un Mundial es algo que se vive de una manera muy especial, y ellos quedaron asombrados con los banderazos del público argentino. Yo estuve antes de la final y fue emocionante”, contó.

En estos eventos es común cruzarse con personalidades destacada, como el ex DT de Boca Sebastián Battaglia.


Coincidencias


Salerno, que también presenció la consagración Albiceleste en México 1986, contó cómo vivió cada una de ellas: “Fueron dos momentos muy fuertes, que marcaron mi vida. En el ‘86 era más joven, fue mi primer mundial y mi primer viaje en avión, por lo que me marcó de una manera muy especial a mí particularmente. Pero en general, creo que el 2022 se vivió con más intensidad, quizá porque la gente tenía información todo el día o porque hacía mucho que no se conseguía la Copa. Además, hubo 40 mil personas en un país muy alejado al nuestro, y millones de personas en las calles, lo que nunca se había visto en ningún tipo de evento, sea deportivo o no”.

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