Rosario Central

Sostener el rendimiento más allá de los nombres

El equipo de Edgardo Bauza dio un paso adelante en La Bombonera y el desafío estará en encontrar la regularidad que le permita ser protagonista.


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Daniel Domínguez
deportes@miradorprovincial.com


Central llegó a La Bombonera con una mochila pesada. Cuatro sin ganar, derrota por goleada en casa y, sobre todo, carencia absoluta de juego. Edgardo Bauza metió mano en el once y el equipo respondió dejando una muy buena imagen ante Boca, que, a pesar de presentar algunos habituales suplentes, es siempre candidato.

El punto se puede leer de dos maneras. Estarán aquellos que se lamentarán por las situaciones desperdiciadas que les podrían haber dado la victoria, y los otros, quienes reconocerán el funcionamiento y el salto de calidad que lograron los auriazules en la tarde del sábado.

El desafío es claro. Central quiere ser protagonista y jugando como lo venía haciendo será muy difícil. Ahora si la actitud y el plan se parecen al demostrado ante los xeneizes, el escenario se presentará más favorable. El cambio de esquema, del 4-4-2 al 4-4-1-1, con Maximiliano Lovera como media punta y con Federico Carrizo y Washington Camacho con perfiles cambiados, fue un acierto del Patón. El uruguayo se pareció a aquel que se transformó en figura apenas pisó Arroyito y el Pachi mostró pinceladas de su velocidad y habilidad, aunque todavía está negado con el arco contrario.

El pibe Lovera, una apuesta fuerte del cuerpo técnico, fue de menos a más. Encaró siempre, perdió y ganó con sus marcadores, hizo amonestar a Paolo Goltz y generó un par de buenas combinaciones en ofensivas.

Atrás, otra vez lo más flojo fue Gonzalo Bettini. El lateral derecho llegó tarde a todos los cruces y por poco no se transformó en protagonista involuntario en la última jugada del partido cuando perdió a Pablo Pérez y este con el arco libre desvió su remate por encima del travesaño.

Además, Matías Caruzzo volvió a su nivel y se mostró firme en la zaga, el Colo Leonardo Gil, siempre preciso con la pelota parada y Fernando Zampedri fue pura voluntad para “pelearse” con los cuatro defensores de Boca hasta que no pudo más físicamente.

Es cierto que los números no cambiaron demasiado y la racha sin victorias se extendió a cinco encuentros, pero la forma dice mucho y parece que los jugadores lo entendieron.

La Superliga le permitió al canalla barajar y dar de nuevo. El 0-4 ante Unión fue un mazazo que el parate por la fecha FIFA permitió digerir de otra manera. Es por eso que esta actuación cobra importancia. Porque ahora los auriazules tienen otras cartas en la mesa como para encarar los próximos partidos. En el horizonte aparecen Patronato en Paraná por el torneo local y ni más ni menos que el clásico ante Newell’s, por Copa Argentina. La gran apuesta será sostener por más minutos y por más partidos lo hecho ante el bicampeón del fútbol argentino. De esto se trata, de dar un paso adelante para no volver atrás.



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