Departamento Iriondo

Jardines y guarderías: la necesidad de volver

En Cañada de Gómez las instituciones que se encargan de cuidar y educar a los niños y niñas tuvieron que reinventarse y juntar fondos como pudieron para solventar los gastos en medio de la pandemia.


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Rodrigo Sánchez
redaccion@miradorprovincial.com

El largo camino a reinventarse. Parece una película que vemos una y otra vez. Es reiterativo, redundante, hasta cansador repetirlo, pero no se puede ocultar la realidad. Incluso se ve día a día con solo caminar un rato por la calle y hablar con un amigo, una vecina o algún comerciante. La pandemia ha llevado a descubrir, en algunos, facetas que quizás jamás hubiera imaginado.

La palabra reinventarse suena en cada ámbito de la vida desde hace un tiempo a esta parte, y en este en caso en particular lo han tenido que hacer aquellos jardines y guarderías infantiles de la localidad de Cañada de Gómez, ya que son una de las pocas actividades que lleva más de ocho meses sin poder trabajar.

En un principio, como casi todo pensaron, la cuarentena iba a durar quince días o un mes como mucho. Pero fue pasando el tiempo y todo comenzó a complicarse con el correr de las semanas. Fue por ellos que las instituciones mencionadas anteriormente se lo tomaron con calma primero y con preocupación después.

Algunas tenían un respaldo de las cuotas abonadas en el primer mes y luego algo de abril que unos pocos abonaron naturalmente. Eso les permitió al menos pagar el alquiler del edificio, el sueldo a las seños y algún que otro gasto. Dentro de lo malo, hasta allí el panorama no era desolador. Porque sumado a esto, ayudó el subsidio total de los servicios esenciales.

Pero tiempo pasó, las puertas jamás volvieron a abrirse. Pasaron los meses y tuvieron que reinventarse. Hubo una guardería que había inaugurado este año con las mejores expectativas y sueños de sus dueñas, pero rápidamente se vieron obligadas a cerrar definitivamente, otras ya ni con los ahorros pudieron solventar los gastos de alquiler y tuvieron que rescindir el contrato para no endeudarse más. Y otros jardines con un pequeño subsidio del gobierno provincial la pelean día a día con la ilusión de que pronto puedan reabrir.

Beneficios

En el medio, las dueñas de los jardines y guarderías de la cabecera del departamento Iriondo hicieron lo que pudieron para recaudar fondos. Entre otras cosas, vender comida en días especiales. Algunas accedieron al crédito Tasa cero que sacó la nación para los monotributistas. Aunque claro, fue sólo era para solventar un poco los diversos gastos pero lejos estaba de cumplir con el dinero que cada una necesitaba para llevar a sus casas, ya que la mayoría vive de esto.

Por ejemplo, el jardín maternal “Monigotes” ha vendido en un par de ocasiones alfajores santafesinos, el “Territorio de Infancias” creó un ingenioso e innovador taller/proyecto de manera virtual que trata sobre la transdisciplinariedad, que pueda acompañar los primeros descubrimientos y aprendizajes de los niños y las niñas desde un cuidadoso encuentro disciplinar entre educación emocional, pedagogía, filosofía, expresión corporal y psicomotricidad.

A su vez, en su gran mayoría, las seños tuvieron que volver al trabajo de niñera ya que hay muchos padres y madres que volvieron a sus trabajos de manera normal y no tienen con quien dejar a los niños y niñas, o quizás también para cuidar a que los adultos mayores (léase abuelos) no estén tan expuestos ante tanta circulación del Covid 19 en esta zona. Otras dedicaron su tiempo a vender por redes sociales o alguna otra actividad para generar dinero.

No se olvidan de las niños y los niños

Todo cuesta mucho. No sólo se trata del dinero. El problema principal está en la psicología de todas y todos. Pero sin dudas, los que están en edades entre 1 y 4 años no entienden lo que está pasando en su mundo. Todas la seños de los jardines y guarderías cañadenses le pusieron lo mejor de sí a estos tiempos. Enviando de manera virtual juegos, actividades, videos educativos, charlas colectivas, meriendas o desayunos por plataformas ya conocidas. Aunque claro está, naturalmente, eso enganchó a los niños más grandes durante un tiempo y luego todo se fue como apagando. Si bien el empuje de las seños y los propios padres y madres siempre está, cada uno se fue adaptando al ímpetu de cada niño o niña.

Los jardines maternales de Cañada de Gómez no bajan los brazos, todos están unidos y luchan por una sola cusa, que es recuperar el lugar que ganaron con el correr de los años, llámese “Monigotes”, “Andares”, “Territorio de Infancias”, “Rincón de Luz”, “Corazones Inquietos”. Las seños anhelan volver a su trabajo y los niños y niñas a ese momento de compartir, crecer, aprender, jugar, imaginar y sonreír por sobre todas las cosas.


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