Hasta 2026

Investigación con presencia santafesina busca detectar si hay relación entre el cáncer infantil y factores ambientales

 


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Ignacio Pellizzón


Una investigación buscará determinar en los próximos cinco años qué relación hay -si es que la hay- entre el cáncer infantil y diversos factores ambientales. Del trabajo participarán seis universidades del país y se centrarán en detectar si el tipo y la calidad del agua, las formas en las que viven las personas, entre otros aspectos, son indicadores de mortalidad infantil por cáncer que tiene Argentina.

A esta instancia se llega gracias a los resultados de investigaciones centradas en la mortalidad por cáncer y anomalías congénitas en las provincias de Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos en los últimos 20 años, que arrojaron que tanto las tasas provinciales como departamentales están por encima de las nacionales.

En el desarrollo de estos proyectos, realizados en el marco de la Red Interuniversitaria en Ambiente y Salud de la Región Centro (Redinasce), plantearon que dos posibles escenarios ambientales podrían explicar esta situación: su actividad agrícola y la calidad del agua de consumo.

“La función de las áreas académicas es realizar este trabajo para aportar hechos que le sirvan a los gestores políticos, a la sociedad civil, a las ONG para que ellos después tomen las medidas al respecto”, explicó a Mirador Provincial el médico e investigador de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) -institución participante-, Alejandro Oliva.

Además de las universidades rosarina y la del Litoral -en la capital provincial-, también están involucradas las de Entre Ríos (UNER), la de Córdoba (UNC), de Villa María (UNVM) y la de Río Cuarto (UNRC).

Puntapié inicial

Oliva repasó que, en los últimos cinco años, “nosotros hemos trabajado la temática de cáncer en general y la temática relacionada con anomalías congénitas, con lo cual encontramos asociaciones, siempre hablando de estudios ecológicos -estos no son causas-, pero que sí abren el tema para poder aplicar principios de precaución y demás”.

Además, “hemos encontrado asociaciones con dos temas ambientales: una es la superficie sembrada -no agroquímicos, porque Argentina no tiene registro- en la región Centro, es decir, en Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos”.

“Y encontramos, además, asociaciones con niveles elevados de arsénico en agua. Estas dos variables que son centrales en nuestra zona, en los próximos años -hasta 2026- vamos a trabajarla en relación a mortalidad infantil y a todo lo relacionado a enfermedades neurodegenerativas como son Parkinson y Alzheimer”, detalló el investigador.

Sin dudas, se trata de un problema central en la toma de decisiones políticas futuras. Por eso hay que “contar con esta información y profundizar las investigaciones”, porque al ser “nuestros trabajos estudios ecológicos hay que realizar otros que confirmen o rechacen los mismos”, añadió.

Relaciones

El médico contó que, hasta el momento, los resultados obtenidos exponen que hay relación entre la mortalidad por cáncer en los varones de las tres provincias que participan justamente de la investigación y superficies sembradas. Esto se ve en tres tipos de cáncer: el de colon, pulmón y páncreas.

Con el agua sucede algo similar. Los estudios arrojan que sobre el agua de red consumida por los habitantes de la región Centro en sus casas, el 70% de las poblaciones mostraron que la tasa de mortalidad está aumentada para hombres y mujeres a lo largo de los 25 años que conforma el período estudiado.

“Sucede que en todo el mundo la mortalidad baja, por prevención y los controles, pero en la Argentina en los niveles socioeconómicos más bajos sube desde 2010 y es preocupante”, explicó el médico.

La parte centro del país “históricamente tuvo tasas superiores a las medias nacionales y Santa Fe está entre las cinco provincias con tasas de mortalidad más altas”, lo que sustenta la decisión de avanzar a partir de ahora en la investigación de esos indicadores en un cruce con los factores ambientales, como ya se hizo en adultos.

El objetivo es primero trabajar en el mapa de las 24 provincias para luego focalizar en la zona central del país, así como también se plantean el desafío de obtener “datos departamentales de la provincia que permitan saber cuáles son los de mayor riesgo”. Y más aún, la clave -adelantó- estará en sumar a los factores que ya se vienen estudiando -superficie sembrada, calidad de agua y nivel socioeconómico- la calidad del aire.

La primera investigación lanzó que las tasas más altas por quinquenio se encontraron en los hombres y en los siguientes departamentos: Colón, Entre Ríos, con una tasa de mortalidad de 222,8; Islas del Ibicuy, Entre Ríos, con 207,4; Gualeguay, Entre Ríos, con 184,1; Sobremonte, Córdoba, con 187,7, y en Vera, Santa Fe, con 172,5, valores situados en todos los casos muy por encima de los nacionales y las respectivas tasas provinciales.

Por su parte, los departamentos que presentaron tasas altas de forma persistente durante los cinco quinquenios fueron Presidente Roque Sáenz Peña y San Justo (Córdoba) en hombres, y Vera (Santa Fe) en hombres.

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