Cosquín 2023

Cosquín homenajea a Hamlet Lima Quintana, el poeta de la gente necesaria

El Festival Nacional de Folklore rendirá tributo a uno de los mayores narradores populares del país. Un militante de las letras que interpretó con enorme sabiduría las necesidades de un pueblo. El reconocimiento será en la noche del domingo durante la segunda jornada del festival.


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Diego Montejo


El 15 de septiembre se cumplirán cien años del natalicio de Hamlet Lima Quintana, el poeta de las causas nobles. Como el comienzo de una serie de celebraciones que se llevaran a cabo durante todo 2023. Lam jerarquía de su trayectoria obliga al Festival de Cosquín a rendirle tributo. Por eso la noche del domingo vestirá al escenario Atahualpa Yupanqui con la obra de este celebre hombre de letras que trasvasó ya a varias generaciones y construyó desde la sencillez absoluta una literatura exquisita aclamada hoy en diversos lugares del mundo.

Lo que se presentará es un espectáculo conceptual donde no faltará la poesía, el canto, las audiovisuales y la danza, distintos artistas se reunirán para este merecido tributo: Marián Farías Gómez, Enrique Llopis, Casiana Torres, Carlos Bergesio, Julio Lacarra, Mónica Abraham, Jorge Giuliano, Leo Bernstein, Martín Castro, su hijo Felipe Lima y su nieto Martín Lima, formarán parte de este generoso colectivo artístico.


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Un reconocimiento con el arte mediante a quien fuera Junto a poetas como Tejada Gómez, entre otros, llega tras años de trabajo para fortalecer la imagen de este intelectual que surtió al cancionero argentino de bellezas ineludibles que lograron cambiar la realidad costumbrista y paisajista del clásico folclore y colocar la metáfora, la imagen con pensamiento y el realismo social en el canto con mirada política desde la sencillez del hombre común y sus pesares.

"Si no se vive como un hombre junto a todos los hombres, uno es turista de este mundo, fotografiando los paisajes”, solía decir Hamlet. Zambas como “La amanecida” y “Zamba para no morir” marcan un antes y después en el repertorio argentino y latinoamericano, dando entidad a la realidad como una forma emergente de entender la militancia política.

Hamlet fue un pensador inquebrantable, un hombre de ideas y reflexiones en un tiempo convulsionado. Además de sus canciones y poemas creó un pródigo catálogo de cuentos, y hasta una biografía, la única que existe hasta hoy, sobre la vida del maestro Osvaldo Pugliese, escrita en 1990, donde Lima Quintana le pone vuelo propio a la historia de este ilustre músico del barrio porteño de Villa Crespo en formato de crónica utilizando muy hábilmente el recurso de la metáfora.

Además ejerció el periodismo como modo de vida. Escribió para la agencia de noticias United Press y fue redactor del diario Clarín, y realizó trabajos “de hombre común” que impregnaron muchos de sus obras, entre ellas Cuentos para no morir, Los estafados o El oficio común.

Sobre este sentido homenaje su hijo Felipe Lima pone énfasis en los artistas que forman parte del elenco y dijo que se trata de personas “muy entrañables” que acompañaron a su padre en cada una de las etapas de su vida. Tal es el caso de Enrique Llopis al que consideran un hermano más y con quien comparten una cotidianidad permanente hasta el día hoy. Otra es Maríán Farías Gómez, amiga inquebrantable y miembro de una familia de músicos con Chango Farías Gómez a la cabeza y donde Hamlet junto con otros artífices de la cultura de los 60´ compartía su tiempo en veladas interminables que seguían con la luz del sol como telón de fondo.

Hamlet tuvo muchos hijos. Felipe Ramón Lima es fruto de su segundo matrimonio con la antropóloga argentina Alcira Imazio. Ana Cecilia Lima, Silvia Esther Lima, Germán Jorge Lima y Mariano Ventura Lima son los hijos con Esther Pujadas, su primera esposa, y Juan Martín Lima y Juan Cruz Lima hijos de su tercer matrimonio con Luisa Neves Lagos.

Felipe dice que al ser tantos hermanos, todos fueron viviendo distintos momentos en la vida de su padre. En su caso no pudo ser parte de las veladas en casa de los Farías Gómez, donde la Pocha Barros, madre de Chango, Mariano, Pedro, Marián y Bongo, recitaba sus poemas y servía suculentos platos criollos y donde artistas de la talla de Atahualpa Yupanqui y Eduardo Falú formaban parte de la mesa.

“Yo viví más ese tipo de experiencias en la casa de Armando Tejada Gómez, otro entrañable amigo de mi padre. Eran encuentros muy enriquecedores, interminables donde pasaba gran parte de la cultura de ese momento”, recuerda Felipe sobre esta relación de dos hombres que fueron compadres y referentes. Y si sus historias fueron distintas, el tiempo los unió en una canción colectiva en busca de un cambio social.

En ese sentido asegura que su padre, al igual que Tejada Gómez, fueron poetas negados y olvidados. Ambos sufrieron el exilio y la persecución política en épocas dictaduras, incluso exiliados compartieron estadía en España en la década del 70’. “Hamlet integró las listas negras de la última dictadura en Argentina que lo llevó en principio a esconderse y después a exiliarse. En el país no podía trabajar, después en democracia también fue difícil por eso marco lo del reconocimiento y esta idea de revalorizar su obra para mi criterio fue injusto que no fuese en vida”.

El consagrado artista rosarino Enrique Llopis, que además es el director artístico del espectáculo, también hace su aporte al recuerdo de la figura de Hamlet. “Cuando lo conocí estaba buscando abrirme en el difícil camino del arte y tenía propuesta, era un joven de voz potente que llegaba a la gente y me buscaban las discográficas, pero a la vez tenían la inquietud de la composición, sin tener la formación que tengo hoy en día, situación que me podía llevar a estar tentado a seguir uno u otro camino. Fue en ese ínterin que di con Hamlet y allí entendí lo importante que es apostar a la obra”.

En esa frase Llopis encontró una enseñanza de por vida de quien fuera su padre artístico: “El éxito cuando llega de la mano de la obra, me decía, es muy satisfactorio, un artista puede elegir el camino de la fama, que suele ser rápido o el camino de la obra, más trabajoso, y si fama y obra vienen juntos es por supuesto mucho más sólido. Eso me abrió los ojos por lo cual nunca renuncié a la obra, pero lo hice desde la intuición y no desde la convicción que hoy tengo. En aquel momento me pareció muy importante eso que me dijo que en la actualidad puedo reafirmar”.



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