Newell’s

Heinze pone en juego su futuro en diez días

El DT se vio visiblemente afectado por la derrota ante Estudiantes y mañana arranca una seguidilla que puede condicionar su continuidad.


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Las derrotas tienen distinto peso. Es uno de los tres resultados posibles del deporte más pasional del mundo. Pero no dan lo mismo. Lo que sucedió el viernes en La Plata fue un verdadero sismo en el mundo Newell’s.

No por perder ante Estudiantes en La Plata, sino por las formas, por la desidia y la nula capacidad de reacción que mostró un equipo que parecía que venía despegando en sus últimas presentaciones.
Los rojinegros encaran diez días que pueden ser determinantes para lo que queda del año, aunque parezca exagerado. Es que mañana Newell’s sale al ruedo internacional con el debut ante Audax Italiano por la Copa Sudamericana, mientras mira de reojo el partido más importante de la ciudad del domingo a las 16.30 ante Central.

El miércoles 12 visitará a Racing en el Cilindro de Avellaneda y el domingo 19 será local en el Coloso contra River.

Cuatro partidos, tres de ellos ante rivales sumamente importantes y uno por el desafío internacional que tanto desvela a los hinchas.

Todo esto bajo un contexto absolutamente negativo desde los futbolístico, con un equipo lleno de dudas después de su última presentación y un DT que parece que no le encuentra la vuelta a la situación.

La dolorosa eliminación por Copa Argentina ante Claypole, rival de la Primera C, parecía que había sido el golpe necesario para “despertarse”, pero lo que terminó siendo un espejismo fue la victoria contra San Lorenzo, el único hasta el momento en el que equipo pareció entender lo que pretende el cuerpo técnico.

Derrota con Instituto en Córdoba recibiendo también tres goles, empate contra un Colón que va último con su arquero Lucas Hoyos como figura y dos victorias ajustadas en su casa contra Barracas y el Ciclón, fueron las últimas presentaciones ciclotímicas de este Newell’s de Heinze que mucho antes de lo previsto quedó contra las cuerdas.

El Gringo se cansó de hablar de un proyecto a largo plazo, de instalar una idea de juego para que el hincha se sienta reflejado con el plantel, pero por ahora nada de eso sucedió.

La Lepra es un equipo limitado, cansino, que aburre con el pase hacia atrás entre los centrales y el arquero, que no tiene desequilibrio en tres cuartos y mucho menos sorpresa en la zona de definición.
Los rendimientos individuales son preocupantes, no tiene recambio y no hay un plan B, algo que termina condicionando todo lo que se puede presentar en noventa minutos de juego.

El hincha, que tanto esperó por una participación internacional, ahora siente que la Sudamericana será una piedra en el zapato en la previa del clásico ante Central.

El partido de mañana contra Audax en Chile llega en un momento sumamente inoportuno y ni siquiera una victoria podrá despejar los nubarrones que quedaron del tropiezo en la ciudad de las diagonales.

El laberinto en el que se metió Heinze parece de difícil resolución. El entrenador se mostró inflexible hasta acá en la toma de decisiones, tanto en lo táctico como en lo nominal.

Sostener a jugadores como Ramiro Sordo o Jherson Mosquera o seguir apostando un caduco 4-3-3, son señales de que el entrenador prefiere “morir” con la suya a dar el brazo a torcer y reconocer que su idea, hasta ahora, no lo condujo a ningún lugar.

Con este panorama es muy complejo aventurar una posible formación para mañana a las 19 en Rancagua, por la primera fecha del Grupo E.

Seguramente Lucas Hoyos seguirá siendo el arquero, quizás pueda reaparecer el uruguayo Armando Méndez, ya recuperado de la fractura que sufrió en la primera fecha ante Platense, y Pablo Pérez tenga minutos desde el inicio, aunque no hay nada claro y allí radica el problema de fondo.
Newell’s no tiene plantel para jugar dos torneos, no posee un recambio que genere confianza y hay muchos chicos que hoy por hoy no se encuentran en condiciones de asumir la responsabilidad de ser titulares.

Heinze deberá apelar a su experiencia para equivocarse lo menos posible. Ganar o perder mañana no cambiará nada, pero un nuevo traspié restará aún más confianza en el ya golpeado ánimo rojinegro para el partido más importante del semestre, el que todos quieren ganar, aunque la cosa venga torcida y haya pocos fundamentos futbolísticos de donde sostener esa ilusión.

 


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