En Rosario

El poeta Marcelo Rizzi y las "misteriosas constelaciones de palabras"


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El poeta Marcelo Rizzi, nacido en 1961 en Rosario, ciudad donde reside, ha publicado los libros “El comienzo oblicuo de todo desorden” (De Bolsillo, Barcelona, 2001), “Sinopie” (Melusina, Mar del Plata, 2003), “Casa incompleta” (EMR, 2007), “La isla de los perros” (Alción, Córdoba, 2009), “La destrucción” (e-book, poesíaargentina.com, 2014), “Los saberes esenciales” (Ediciones en Danza, Buenos Aires, 2019) y “Driftwood” (Mora Barnacle, 2020), entre otros. “Casa incompleta” obtuvo el segundo premio en el Concurso Municipal de Poesía Felipe Aldana 2007, con un jurado que estuvo integrado por Sergio Cueto, Héctor Piccoli y Sergio Raimondi. En diálogo con Mirador provincial, Rizzi nos cuenta sobre su último libro de poesía, sus roles como escritor y traductor, y sus actuales proyectos literarios.

Poesía, crítica y traducción
-El año pasado presentaste el libro “Del cultivo de sí como un árbol de costumbre”, editado por Mora Barnacle. ¿Qué destacás sobre esa experiencia de escritura?

-Con “Del cultivo de sí…” se reforzó la percepción cada vez más cierta de que uno navega por esas “misteriosas constelaciones de palabras”, como decía Raúl Gustavo Aguirre, y que se intenta exponer la experiencia humana en su totalidad aunque sea bajo la formulación de ese fragmento que es la experiencia personal y cómo uno la interpreta o representa, aunque sostengo que la poesía debe entenderse como un ejercicio intrínsecamente refractario a todo intento de representación. Como lo que escribo es también para mí un ejercicio del pensar lo no pensado hasta ese momento busqué redefinir mejor aspectos formales del objeto construido, es decir detectar sus puntos de dispersión, los signos que rotan en torno a sus márgenes, la potencia de su movimiento significativo o de sus leyes internas, qué hay de propio e impropio en cada resultado, qué queda inexpresado.

Gentileza.



-El poeta y periodista Carlos Schilling señala, refiriéndose a los poemas de “El libro de los helechos”, que es "como si hubieran sido escritos en un mundo a la vez contemporáneo y anacrónico". ¿Podés comentar o ampliar esta idea, si es que adherís a ella?

-Entiendo que Schilling intenta destacar ese suelo aparentemente contradictorio en el que se desenvolvería mi poesía en relación a un uso deliberado de señales (objetos que no han llegado a ser cosas y viceversa) que dan al lector esa percepción de estar ante una materia paradójicamente actual y a la vez antigua. Ahora, se es contemporáneo o anacrónico en relación a un tiempo determinado, es decir a lo que se escribe en cierta época (así lo entendí yo en su momento). Acierta bien si se refiere a la omisión de un sujeto lírico, “visible”, a la borradura ex profeso de la remisión a un yo o un nosotros considerado como origen, o a referencias a lo inapropiable (como la lengua, el cuerpo, el paisaje), y la exclusión deliberada del cotidiano intimista o ese decir confesional y banalizante que hay en mucha poesía argentina por estos días.

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-Tu obra ha sido traducida y, a su vez, sos traductor. ¿Existe alguna tensión 
al respecto? ¿Hiciste la traducción de tus propios poemas o tuviste intervención en las traducciones hechas por otros?
-He practicado en algún momento llevarlos al inglés o al italiano, que son las lenguas que mejor conozco, pero sin resultados muy satisfactorios. La lengua que habitamos es un universo complejo al que el sujeto es arrojado desde que nace (o antes quizá) y por esa razón se trata de un universo semántico único e intraducible, lo cual no significa que no sea posible y se obtengan cosas maravillosas, pero eso es otro problema. En cuanto a si intervine en la traducción de mis poemas, sólo en dos ocasiones con beneficios retrospectivos para el propio original en castellano.

-¿Cuáles son tus actuales proyectos literarios?

-En general lo que escribo surge de diferentes momentos o situaciones muy puntuales, que no tienen un anclaje definido ni proyecto claro, y pareciera que están por momentos bastante más del lado del inconsciente del poema (si algo así existe) o de un secreto que porta y que es mi tarea develar o esclarecer. Es muy difícil definir de antemano ese formato de pequeña ontología provisoria que va tomando el material poético durante su proceso de reunión hasta que llega al libro. Lo hice en un par de ocasiones, con mi segundo libro “Sinopie” (publicado por Melusina) y con “Los saberes esenciales” (en Ediciones en Danza). No obstante, puedo decir que por estos tiempos indago el concepto o idea de “constancia”: qué sucede allí donde se creyó percibir mutaciones, rupturas, quiebres; es decir, observar o asomarme a su reverso. Veremos si se desprende de esta intuición provisoria algún destello que ilumine las palabras.

 

 


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