Domingo "Mingo" Della Gustina

Sobrevivió a 60 días en terapia y 4 neumonías bilaterales por covid

No hay registros de una historia similar a la de Domingo Della Gustina. A tres años del regreso a casa, el santotomesino habló con Mirador.


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"Lo mío no fue casualidad. Fue un milagro", dice Domingo Della Gustina. Así lo siente él y también su familia. "Mingo" fue noticia el 15 de octubre de 2020, cuando se conoció que había estado 60 días internado en terapia intensiva por covid-19, al borde de la muerte muchas veces, y había superado la enfermedad y era el momento de volver a casa.

En unos días se van a cumplir tres años de aquel 15 de octubre, cuando en el marco de un operativo sanitario Domingo fue llevado desde el sanatorio donde estaba internado hasta su domicilio en Santo Tomé, donde lo esperaban todos sus vecinos en la calle, sus amigos y también desconocidos para darle una cálida bienvenida con aplausos al hombre que había vencido al virus gracias al accionar médico pero también, considera, "a la voluntad de Dios".

Mirador lo visitó en su casa ubicada en el barrio 7 de marzo de la ciudad de Santo Tomé. Completamente diferente al día que retornó a su casa, apareció por la puerta y agradeció la presencia de este medio.

Quien no lo conoce y no sabe por todo lo que pasó, jamás imaginaría que estuvo dos meses en una cama de terapia intensiva, que atravesó cuatro neumonías bilaterales a causa del coronavirus, una traqueotomía y casi un año sin poder caminar ni hablar.

"Nosotros nos cuidábamos muchísimo. Pero aún así nos agarramos coronavirus. Desconocemos dónde y cómo, y a esta altura es lo menos que nos importa porque evidentemente nos teníamos que enfermar. En mi esposa, no fue más que una fuerte gripe. Pero a mi me liquidó", cuenta Domingo sentado en un sillón de su casa rodeado de porta retratos con fotos de sus nietos y de imágenes religiosas. Y agrega: "Me llevan el 15 de agosto al Cullen y desde ahí no recuerdo más nada hasta el día que salí en ambulancia de un sanatorio privado hasta mi casa, el 15 de octubre. Tenía una patología preexistente: hipertensión,".

El paso del tiempo, donde Mingo pasó por varios estados de ánimo, lo hicieron convencer que fue la fuerza de toda la gente que lo conocía y que no, las oraciones de los creyentes, el amor de su esposa y de sus hijos, el cuidado de los médicos, la atención de las enfermeras que lo cuidaron, los mimos de los nietos y las llamadas y mensajes de sus amigos fueron lo que lo sacó adelante.

"No fue fácil. Yo del período de internación no recuerdo nada. Sí lo que vino después. Estaba postrado en una cama sin poder hablar, moverme… Imaginate que baje 28 kilos en la internación. Me dolía todo, hasta el pelo. Dormía con 15 almohadas del dolor que sentía. De 24 horas del día, 20 estaba tosiendo. Era otra persona. Cuando me miraba en el espejo no me impresionaba, pero la cabeza sí me andaba a mil porque no veía progresos. Varias veces vinieron sacerdotes, amigos médicos a hablarme… Y fueron las palabras de uno de ellos lo que me hizo un click. Me dijo… 'Mingo vos viniste de la guerra. De una guerra donde murieron miles de personas y vos tuviste la suerte de volver con los dos brazos, las dos piernas… ¡No te podés caer ahora!". Y siguió el relato: "Así que puse todo lo mejor de mi y fui saliendo adelante. Obviamente todo el tiempo venían mis hijos, mis nietos… Me sentí muy acompañado".

La rehabilitación, con kinesiólogos y especialistas de varias áreas, le llevó dos años.

"No pasaba de la noche"
La familia de Mingo, además de él que lo vivía en carne propia aunque no estaba consciente, pasó 60 días tremendos. Las noticias desde los primeros días de internación nunca eran buenas y siempre las mismas palabras: "Estamos haciendo lo posible, pero no se ilusionen porque el cuadro es de extrema gravedad y puede que no pase de la noche", decían los médicos.

Domingo Della Gustina transitó los primeros 30 días de la enfermedad, siempre en estado de gravedad, en la terapia intensiva del hospital Cullen. Cuando negativizó, fue trasladado a la del sanatorio Santa Fe. Allí pasó la misma cantidad de días.

Lorena, su hija, fue la única que el día 33 de internación pudo ver a su papá. "Me acuerdo el día porque es la edad de Cristo. Nunca dejamos que mi mamá entre a verlo por varias razones. Entre ellas, lo peligroso de contraer algún bicho. Como soy la más grande de los tres hermanos, entre yo a terapia. Con barbijo y completamente protegida. No lo encontré. En realidad el hombre que me decían ´es tu papá´, para mi no era. No era. Describir cómo lo vi me resulta difícil. Me acuerdo que salí de ahí y le dije a mi hermano que estaba conmigo que no entrara, que se quedara con la imagen de papá que tenía y que las cosas no estaban bien. Fue tremendo".

Los Della Gustina son una familia creyente. Por Domingo se hicieron muchísimas cadenas de oración. Por él rezó gente de todo el país y del mundo, porque su foto pasó de estado en estado por whatsapp, de historia en historia por Instagram… Pero hubo una acción que significó un antes y un después en toda la historia: una petición especial que hizo Lorena a quien por entonces estaba cerca de la beatificación, Carlo Acutis.

"Le rezamos a todos los santos. Pero con él, con Carlo Acutis, sucedió que mandé un correo pidiendo especialmente un milagro para mi papá. Lo hice a través de una página de internet habilitada para mandar plegarias especiales porque estaba por ser canonizado. Y si bien no fue de un día para el otro su evolución las cosas empezaron a mejorar de a poco… Y acá está papá", cuenta emocionada la hija mayor de Mingo.

Desde ahí, la familia se volvió devota del hoy beato Carlo Acutis, cuyas reliquias (mechón de pelo) pasaron por la Basílica de Guadalupe de la capital provincial y lógicamente fueron visitadas por la familia Della Gustina.

"Yo creo que algo milagroso sucedió porque superé cuatro neumonías bilaterales y no me quedaron marcas de nada. Obviamente el desempeño de los médicos fue ejemplar, y lo dieron todo. Pero la Fe movió montañas como dice el dicho"; dijo Mingo a Mirador.

Tras 60 días de internación en terapia intensiva por covid, las secuelas que quedaron en Domingo son dos: tos crónica y una neuropatía generalizada en las piernas, producto de no movilizarlas por muchísimo tiempo. "Los nervios están como desconectados; y eso es otra cosa milagrosa porque nadie se explica cómo puedo caminar. Lo hago con ayuda de un bastón, pero lo hago", dice el hombre que el 19 de septiembre cumplió 73 años.

 

El regreso de Domingo a su casa requirió de un traslado cuidadoso por su débil estado de salud tras 60 días de internación.
Gentileza: prensa Sanatorio Santa Fe.

 

A tres años de haber superado el coronavirus, Domingo Della Gustina lleva una vida normal. Va al gimnasio todos los días, como hizo siempre, y disfruta de su familia y amigos. Ya pasó más de una hora de la conversación y es momento de la despedida. Mingo se levanta del sillón donde transcurrió la entrevista con Mirador y lo despide diciendo que faltan muy poquitos días para su cumpleaños de 3 y habrá celebración familiar. Es que el 15 de octubre se cumplirá un nuevo aniversario del hombre que a los 70 volvió a nacer de nuevo. Se cumplirán tres años de un milagro llamado "Mingo".


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