Miguel Russo no se quiere bajar
Seguramente, después de un 2022 donde fue de los peores equipos, arrancar la temporada como protagonista y pelear los primeros puestos con River y San Lorenzo, no estaba en los planes ni de los hinchas más optimistas.
Seguramente, después de un 2022 donde fue de los peores equipos, arrancar la temporada como protagonista y pelear los primeros puestos con River y San Lorenzo, no estaba en los planes ni de los hinchas más optimistas.
De tener una racha adversa como visitante, a mantener un invicto de tres partidos y seguir sumando. Así fue madurando este Central de Russo, complicado para cualquier rival.
Los de Arroyito tendrán el próximo domingo (después de lo que ocurra hoy ante Boca) una nueva prueba de fuego lejos del Gigante para seguir creciendo y Talleres es una muy buena medida para defender lo conseguido hasta el momento.
Seguramente, después de un 2022 donde fue de los peores equipos, arrancar la temporada como protagonista y pelear los primeros puestos con River y San Lorenzo, no estaba en los planes ni de los hinchas más optimistas.
Pero, casi en silencio, como le gusta a su entrenador, sin grandes figuras y con varios pibes, el Canalla fue construyendo una identidad y encontrando un camino que le permitió sumar muchos puntos donde antes no hacía pie.
Es por esto que el duelo ante la “T” se presenta con tanta importancia para Central. Salir bien plantado en el Kempes no solo lo mantendría en los lugares de privilegio en la tabla de posiciones, sino que, a estas alturas, terminaría de mandarles un mensaje al resto de los rivales para demostrar que no se trata de rachas, sino del nivel sostenido de un plantel que necesitaba volver a creer.
Desde el arco hasta los delanteros, todos fueron encontrando su mejor versión con la llegada de Russo y eso, obviamente, va dando sus frutos en los resultados.
Mientras que Carlos Tevez alternó entre Gaspar Servio y Jorge Broun, Russo se la jugó por el primero de entrada, pero no le tembló el pulso para cambiarlo cuando lo notó bajo y ahora lo apartó directamente del plantel por un conflicto con la dirigencia.
Con Fatura en el arco, Central ganó en solidez y el arquero, además, genera mucha tranquilidad a la línea defensiva.
Lo de Carlos Quintana es otro claro ejemplo. El DT lo pidió insistentemente luego de que el defensor se coronara campeón de la Copa Argentina con Patronato y, enseguida, el experimentado zaguero, pagó con creces. Incluso, Quintana se hizo cargo de un penal clave en Tucumán ante Atlético, cuando Ignacio Malcorra, designado para todas las pelotas paradas, había dejado la cancha por lesión.
Juan Cruz Komar o Walter Montoya también podrían ingresar en esta lista. Dos referentes a los que les tocó ver de afuera los primeros partidos, pero en cuanto Russo los mandó a cancha, estuvieron a disposición del DT y el equipo.
Sin misterios ni “revoluciones tácticas”, el cuerpo técnico maneja muy bien los vínculos con sus jugadores para que cuando los requieran, estén en condiciones de mostrar su potencial y cuando les toque salir, no generen conflictos grupales o pongan “mala cara”.
Y, si ello sucediera, el “expediente Servio” es una muestra clara y concreta de que el DT no se anda con vueltas.
Central no tiene un plantel amplio y a medida que vayan pasando las fechas, será muy importante que los que sumaron menos minutos puedan cumplir la misma función de aquellos titulares. De hecho, la primera oportunidad para demostrar el alcance del rendimiento del plantel será post Talleres, ya que el próximo miércoles 3 de mayo, los de Arroyito tendrán su debut por Copa Argentina ante Central Norte de Salta, equipo que milita en el Torneo Federal A y viene obteniendo resultados irregulares que lo posicionan, por ahora, fuera de los playoffs por el ascenso a la B Nacional.
A pesar de las diferencias de categorías, esta copa demostró con creces que está llena de sorpresas y los auriazules no querrán ser parte de ellas.
Russo es un técnico ganador y desde que le dio su palabra al presidente Gonzalo Belloso para ser cabeza de grupo, estaba claro que no volvía a Rosario para ser partener de nadie, más aún teniendo en cuenta la pobre imagen que había dejado la institución el año pasado.
De a poco, fue acomodando las piezas donde consideraba mejor y los resultados lo respaldaron primero que el rendimiento. Hoy, está logrando unificar las dos cosas, algo para nada sencillo de lograr y es por eso que no quiere perder lo conseguido.