Juan Carlos Scalzo
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Parece mentira y muchos se pellizcan para saber si es verdad, pero la realidad muestra que los trabajos y los tubos del acueducto ya son visibles en el sur de la ciudad de Rafaela y pronto empezarán a colocarse para luego acoplarse a la cañería troncal que viene de la toma de Desvío Arijón.

Si bien su terminación está prevista para finales del próximo año o el inicio del siguiente, la provisión de agua en cantidad y calidad a la localidad cabecera del departamento Castellanos tiene ahora un horizonte claro luego de años de incertidumbre.

Sobre el final de su gobierno, Jorge Obeid había adjudicado las obras del acueducto a Rafaela trayendo alivio y esperanza a una población cansada de sufrir la falta del líquido vital elemento, carencia que también le ponía freno al desarrollo de la ciudad.

Vale recordar que el actual acueducto (con planta de captación en Esperanza) fue construido a mediados de los años 70' y su capacidad de abastecimiento estaba pensada para la mitad de habitantes que la ciudad mostraba ya a principios de este siglo. Fue allí cuando los veranos comenzaron a tornarse insoportables porque en la mayor parte de la ciudad directamente no había agua durante el día o por la bajísima presión solo salían gotas de las canillas.

Pero la ilusión de tener agua potable suficiente en Rafaela se borró de un plumazo con la llegada de Hermes Binner a la Casa Gris porque dejó sin efecto todo el proceso licitatorio, con argumentos que nunca quedaron claros. Lo que siguió fue una década de promesas incumplidas y sin que se pusiera un solo caño para llevar agua a la localidad del oeste santafesino y la región.

Recién a mitad de 2018, el proyecto consiguió financiamiento internacional y se retomó con la particularidad de que fue licitado en cinco tramos distintos para que la obra avance a mayor velocidad. Pero los trabajos volvieron a paralizarse o reducirse a su mínima expresión el pasado año por la falta de pago a las empresas contratistas.

Con la llegada de Omar Perotti al gobierno provincial la obra volvió a tomar ritmo y en estos días los rafaelinos pueden observar que la obra ya ingresa a la ciudad.

Abre camino al desarrollo
Días pasados, el intendente Luis Castellano; el senador provincial Alcides Calvo; el secretario de Empresas y Servicios Públicos de la Provincia, Carlos Maina; y la secretaria de Obras y Servicios Públicos de la Municipalidad, Bárbara Chivallero, recorrieron la zona de los trabajos

Durante la visita, Castellano remarcó que "ver que el acueducto entra a Rafaela y recorrer la obra es ver plasmada la historia de un montón de gente que trabajó para gestionarla desde la ciudad".

Asimismo, el mandatario puso de relieve que "esto nos abre el camino para el desarrollo de una ciudad de 200 mil habitantes. Es un hecho importantísimo".

Por su parte, Calvo resaltó que la construcción del acueducto "es uno de los objetivos más estratégicos que se ha tenido a nivel ciudad y a nivel región. Trece años que nos han servido para reclamar y un pedido latente de toda una ciudadanía que hoy comienza a ser realidad".

"Que sea el gobierno justicialista de Omar Perotti, aquel que desde su banca allá por el año 2002-2003 lo reclamaba, es una satisfacción"

Finalmente, Maina recordó: "nos tocó hace 11 meses asumir la conducción de esta obra y la verdad es que no estaba en las mejores condiciones".

El funcionario provincial mencionó también que "la obra se desarrolla en cinco tramos: los primeros tres estaban bastante bien, los tramos cuatro y cinco tenían problemas por cambio de cañerías y proyectos y, a principios del 2020, pasamos de una obra paralizada a una hecha realidad".

Si bien su terminación está prevista para finales del próximo año o el inicio del siguiente, la provisión de agua en cantidad y calidad a la localidad cabecera del Departamento Castellanos tiene ahora un horizonte claro luego de años de incertidumbre.

Recién a mitad de 2018, el proyecto consiguió financiamiento internacional y se retomó con la particularidad de que fue licitado en cinco tramos distintos para que la obra avance a mayor velocidad. Pero los trabajos volvieron a paralizarse o reducirse a su mínima expresión.