Rosario

Bar Los Inolvidables, uno de los últimos reductos del siglo pasado

 


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Es una especie en extinción. Uno de esos reductos dentro de una gran urbe que ya casi ni se ven. En una era donde los celulares y la conexión a Internet cambió inclusive la forma de acudir a tomar algo. Ya cerró el bar Central de calle Mitre 553. La Buena Medida de Buenos Aires y Rioja tiene otra fisonomía. Ya no se observan los cartones colgados con el precio del café. Ni que hablar del hoy famoso El Cairo. En la actualidad, reconvertido en un lugar limpio y atractivo. Otrora un reducto para taxistas, intelectuales y hombres poco afines al trabajo.

Cuesta encontrar ese tipo de lugares dentro del centro de Rosario. Uno de los pocos que parece sobrevivir con muy pocos cambios respecto a su fisonomía del siglo pasado es el bar Los Inolvidables. En la esquina de San Martín y Montevideo. Entrar en él puede parecer un regreso al siglo XX, añorado por muchos. Con su barra vieja, sus sillas, sus mesas y toda su arquitectura que permanece como en los ’80. Puede resultar un lugar ideal para filmar una película ambientada en aquella década. El tiempo parece haberse detenido en 1981 en esta área de la ciudad. Allí se observan dos mesas de billar. De las pocas que quedan en la Cuna de la Bandera. Los teléfonos celulares de los parroquianos y un equipo de aire acondicionado grande tipo split son de los pocos elementos modernos que se pueden observar al entrar en este reducto.

En este bar la mayoría de varones es aplastante. Y el rango etario es muy marcado. Mayores de 50. Muy pocos jóvenes se acercan a tomar un café. Además del casín, el establecimiento es sede de partidos de dominó, ajedrez y cartas.

Uno de los habitués de Los Inolvidables es Pablo Lo Giudici, ex campeón nacional de casín. Título que logró en 17 ocasiones, según comenta a Mirador Provincial. “Vine a este bar en 1979. Estaba el bar Sol de Mayo. En Corrientes y Pellegrini. Era el bar más famoso. Ahí me crié yo. Había 11 mesas”, afirma Lo Giudici con nostalgia.

Sobre el bar, el parroquiano comenta: “Tiene mucha gente cautiva. Este es el único bar que quedó en Rosario de este estilo. No hay más ni va a haber”. En la relación a la población abrumadoramente masculina, sostiene: “Vienen muy pocas mujeres. Por ahí viene alguna pareja al mediodía y come. O algún muchacho que es del bar trae a la novia a comer”. Para Pablo, esta es su segunda casa. “Ahora que no hago nada vengo a las 12 del mediodía y me quedo hasta las 8 de la noche”, asegura.

El billar como deporte viene en franca decadencia, según afirma Lo Giudici: “En el año ’60 había en Rosario 250 billares. Hoy debe haber 80. Estaban los 20 billares de la calle Rioja (Rioja 978). Ocupaban media cuadra. Hoy si se tiene que pagar un alquiler, ¿cómo se hace?”. A pesar de este panorama desalentador para la actividad, en Rosario hay una institución deportiva que mantiene un gran movimiento con el billar. Es el Club Social Zona Sud de Maipú al 3.000. Allí hay 10 mesas.

Bélgica, el lugar de origen de los billares

Las mesas de billar no se producen en Argentina. Todo se importa. Las tierras belgas alojan a los mejores fabricantes de paños del mundo. “Nosotros no fabricamos nada. El primer paño de billar que existió es el mejor del mundo hoy. La fábrica es del año 1680. El paño y las bolas son belgas. El mejor paño de todos es belga”, comenta Pablo Lo Giudici.

Como cualquier elemento deportivo que requiere de una producción meticulosa especializada, el precio de la tela verde para jugar no es bajo. “Un paño vale hoy 64.000 pesos”, señala el ex campeón nacional de casín.



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