Un escritor representativo

Gastón Gori: de la defensa de los bosques nativos a la contemplación de los picaflores

 


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Lucía Dozo


“Hoy me dijo una querida amiga: ‘Hay circunstancias y acontecimientos de la vida que provocan el desenvolvimiento completo de mi carácter…’. Me he sentido un poco sobresaltado. Esta verdad penetró profundamente en mí, porque estoy viviendo bajo la impresión de que siempre faltáranme estas circunstancias favorables que me iluminen de afán por el trabajo, y por desarrollar todas las potencias de mi alma. Por momentos, siento que mi espíritu es gigantesco, que está rebosando generosa savia para la creación y para llevar a los otros hombres el estímulo de su fuerza, de su poder. Pero luego, pareciera agobiarme la soledad; la falta de ocasión para que mi personalidad se desborde y se muestre de acuerdo con su esencial pujanza. ¿Qué medios escoger para que el ambiente de la ciudad recoja cuanto quiero dar? No escojo ninguno, ni sé tampoco si hay manera de lograr esto. Solo sé que, como siempre, aun en los instantes más difíciles de mi vida, tengo bien iluminada mi alma por un ideal guerrero y absolutamente honrado.”, escribía Gastón Gori en su diario Vigilia retenida y su pensamiento altruista quedaba claro al cerrar la entrada de ese día: “Confío en que no tiene fecundidades el pensamiento que no se pierde. Basta que arraiguen en un corazón amigo, para que, como el sorgo, vaya invadiendo y ampliando su vida. Descanso, con la confianza en el futuro”.

Gastón Gori nació en la ciudad de Esperanza el 17 de noviembre de 1915 bajo el nombre de Pedro Marangoni. Residió la mayor parte de su vida en la ciudad de Santa Fe, en donde desarrolló su extensa y diversa obra (que abarca desde poemas, cuentos, novelas y ensayos hasta publicaciones historiográficas) de perfil humanista.

Gori estudió derecho en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional del Litoral y comenzó a ejercer como abogado, pero la admiración por Anatole France hizo despertar en él la pasión literaria e hizo que en 1940 publicase un ensayo sobre el escritor francés.

Se desempeñó como docente, como secretario técnico de Inspección General de Escuelas y como director del Boletín de Educación de la Provincia de Santa Fe. Fue miembro fundador de la Asociación Santafesina de Escritores (ASDE). Trabajó desde 1950 junto a la Asociación Cultural Israelita Argentina I. L. Peretz cooperando en sus luchas contra el antisemitismo y todas las formas de racismo.

En las épocas de la Guerra Civil española, integró organismos de ayuda al pueblo español, en lucha contra el fascismo. En 1968, presidió la delegación argentina en la Conferencia Hemisférica por la paz en Vietnam que se realizó en Montreal, Canadá. En 1999 fue nominado a los premios Príncipe de Asturias y al premio José Hernández.

“En sus primeros libros, Gori revela notables investigaciones sobre la entrega de campos a hacendados y agricultores y sus consecuencias en el orden político y social en la Argentina, y considera sin mistificaciones el trato que se dio a los extranjeros y a las colonias agrícolas, estudiando con lucidez y rigor metodológico la problemática de la inmigración en el Litoral. Cabe señalar que junto a José Pedroni es uno de los escritores más representativos de la pampa gringa, ya que los personajes de sus obras son frecuentemente inmigrantes (franceses, suizos, alemanes, italianos) que poblaron la provincia de Santa Fe”, explican desde el Instituto Superior Nro. 12 de Santa Fe que lleva su nombre.

Gori analizó especialmente a la empresa inglesa La Forestal y su explotación maderera en los obrajes. Algunas de sus reconocidas obras son, justamente, “La Forestal” (1965), además de “La pampa sin gaucho”, “La muerte de Antonini”, “El pan nuestro” y “El desierto tiene dueño”, entre otras. Entre su obra tardía se pueden mencionar “El señor de los picaflores” (2001), un libro intimista que muestra su voz de poeta, una voz sensible, muy cercana a lo autobiográfico. También, los poemas de “Búsqueda de la alegría” (1985) y de “Poemas de nacer y de vivir” (1995), compilados en “Una vez la poesía” (2000).

Se destaca, en su trayectoria, haber sido miembro de la Academia Argentina de Letras (1983) y, además, Faja de honor de la Sociedad Argentina de Escritores en poesía (1981), premio Aníbal Ponce (1982), Gran Premio de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores (1990), profesor honorario de la UNL (1995), primer premio regional de Historia y Arqueología de la Secretaría de Cultura de la Nación (1993).

“La Forestal”
Durante la primera mitad del siglo XX y a fines del siglo anterior a aquel, la compañía inglesa La Forestal explotó los bosques de quebracho del norte santafesino. En las últimas décadas del siglo XIX, el gobierno de la Provincia de Santa Fe debió afrontar una deuda contraída años antes con la firma inglesa Cristóbal de Murrieta y Compañía. Por ese motivo, pagó con casi 2 millones de hectáreas en el norte provincial y esto significó el pase a manos extranjeras de una de las mayores reservas de tanino del mundo. En este contexto se fundó La Forestal, compañía de capitales ingleses que centró su actividad en la explotación sistemática del quebracho colorado. Así, logró ser la primera productora de tanino a nivel mundial y llegó a fundar cerca de 40 pueblos, con puertos, 400 kilómetros de vías férreas propias y alrededor de 30 fábricas.

Se calcula que La Forestal contrató más de 20 mil trabajadores, entre obrajeros, administrativos, operarios de fábrica, del ferrocarril y marítimos. El pago se realizaba, en general, a través de vales, y los alimentos solo se podían obtener en los mismos almacenes de La Forestal; el comercio o ingreso de otras mercaderías estaba prohibido en toda la región. En pocos años, la compañía dominó la industria del quebracho, absorbió a sus competidores y pasó a controlar la producción y la distribución nacional e internacional. Los ingleses convirtieron la extracción de tanino en la única actividad económica de la región, transformando la vida de los pueblos forestales y la fisonomía del escenario natural.

Según los registros realizados por Gastón Gori en su libro “La Forestal”, a pesar de la gran fortuna generada por la compañía, en el año 1916 pagó únicamente 300 mil pesos en materia de impuestos a la provincia, mientras que giró casi 9 mil millones al imperio británico. A principios de la década de 1910, los trabajadores comenzaron a organizarse para reclamar por mejoras en sus condiciones de trabajo y de vida (los obreros cumplían jornadas de 12 horas, con malas condiciones de salud, higiene y vivienda). La empresa creó una fuerza represiva y en diciembre de 1920 cerró varias instalaciones, despidió obreros y muchos pueblos quedaron al borde la miseria.

Se señala frecuentemente que “La Forestal” fue una obra pionera en la Argentina en cuanto al modo de investigar, problematizar y exponer temáticas complejas, convirtiéndose en una pieza decisiva para la formación de muchos periodistas de investigación y para entender la historia del país. Osvaldo Bayer señaló en varias oportunidades que la lectura de esta investigación le allanó el camino para escribir “La Patagonia Rebelde”: “Fue Gori un gran maestro, un espejo que marcó mi pasión por la literatura y el periodismo”, según el propio Bayer.

Reconocimiento y legado

Gastón Gori fue no solo un autor prolífico que transitó todas las modalidades y los géneros literarios (también literatura para niños, como en su difundida obra “Y además era pecoso”, de 1945), sino también militante, jurista, maestro, formador de poetas, defensor de los derechos gremiales de los escritores, académico, en definitiva, una personalidad que pone en acto una concepción de intelectual integral, que tiene su referente en un modelo humanista y generador de proyectos comunitarios.

En el año 2004, durante el gobierno de Jorge Obeid, se promulgó la ley N° 12.377, sancionada por la Legislatura de la Provincia, por la que se declara al 17 de noviembre como el Día de la Defensa de los Montes y Bosques Santafesinos y se propone fomentar la plantación en los espacios públicos de especies arbóreas del bosque nativo santafesino.

Recientemente, desde la Comisión de Diputados y Diputadas, con un proyecto presentado por Carlos del Frade, se busca declarar el 17 de noviembre el Día del Escritor Santafesino. “Pedro Marangoni, más conocido como Gastón Gori, fue un tipo tan coherente que nació y murió el mismo día, 17 de noviembre. En 1915 comenzó su aventura cósmica y en 2004 piantó hacia otros arrabales del universo. Casi noventa años, casi noventa libros, incluyendo reediciones -recordó en el recinto Del Frade-. Su gran investigación, ‘La Forestal. La tragedia del quebracho colorado’, es el documento más notable sobre el ecocidio que todavía se sufre en la provincia de Santa Fe y la más maravillosa comprobación que la obra supera los límites del tiempo porque hasta en estos días las pibas y los pibes que jamás escucharon hablar de él, saben que cuando tienen que describir la explotación laboral dicen que son tratadas o tratados como ‘en La Forestal’. Lo cierto es que Gastón sigue vivo. Su obra tiene cada vez más vigencia”.



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