Nadia Isasa

El encanto de los rulos en un árbol africano


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Hay escritores que, como el caso de Nadia Isasa, tienen la claridad de vislumbrar sobre cómo irán a encarar una línea de cuentos o de cómo terminarán el libro. Otros nos tiramos al agua de no sabemos qué océano y nadamos sin ningún rumbo con el peligro de morir ahogados en la mitad del camino. José Saramago tenía la costumbre de escribir, escribir (y escribir) sin la certeza de saber adónde lo llevarían esas letras, pero una vez encontrada la línea de la obra, el terreno iba aplanándose para que el camino fuera un poco más seguro para las ruedas del auto o hasta encontrar el final del túnel.

La lucidez de Nadia se lleva por un camino tangible que no garantiza que aparezcan sobresaltos. La seguridad no promete el camino liso y llano porque de lo sinuoso, Nadia sabe bastante. Y pese a tener en mente la idea de la luz al final del túnel, de transitar por calles que la llevaron a procesar una obra que en alguna parte podría decirse liberadora, superadora, sublimadora, ella tendría mucho para contarnos por fuera del libro y la breve adjetivación llenaría los etcéteras de esta reseña. A su vez Nadia sueña que algún día su cabello ondulado será lacio y en ese oxímoron de la aventura del rulo libre, pasa sus días bajo el paso de la planchita, el alisado permanente (palabra incorporada como una sinestesia porque un alisado dura sólo cuatro meses) o un último corte mediano que luce con soltura.

Los sueños que sí se vislumbraron fueron los cuentos de “Boab”, que resultaron ganadores en la Convocatoria Editorial 2019, primer premio de cuentos del sello Baltasara Editora. Reunidos en un libro transita un cuento con el mismo nombre que se encuentra en la página 47, que habla de la carnosa flor que lleva el título “Boab” y que pertenece al árbol africano Baobab. Inicia su primer párrafo con la sugestiva leyenda de maldiciones y longevidad bajo las ramas. Cada flor acompaña los cuentos y el primer título del libro, de paso poético, lo anticipa: “Lo verde llano se abulta”. Uno imagina una pradera lisa, el sol, los árboles y el anuncio sugiriendo que algo se irá a abultar.

Despierta el interés no solo por el primer cuento sino de algo que irá a suceder en el resto del libro y deducir qué hay debajo de las capas que cuentan y qué nos quiere decir Nadia, será el desafío para la lectura ¿a lo mejor un tremendo pasado histórico del que nadie salió ileso?

El cuento que sigue es “Boab”, cuyas flores y ramas serían los parientes del gran árbol baobab, desde donde se erige la gran figura patriarcal como la famosa y vieja, y conocida historia del árbol genealógico que se inicia casi siempre con un hombre cuando la mujer sería la que engendró y parió. La otra figura maternal, la abuela, va perdiendo la memoria y en su desarreglo acumula objetos innecesarios como vasitos de yogurt, o cucharas descartables. El peligro de terminar pareciéndose a la abuela, ronda el aire del cuento.

En la página 73 nos encontramos con “Partículas en el aire”, un cuento iniciático, de aprendizaje. La hija menor de cuatro hermanos que hará su vida junto a los abuelos y que derivará en un internado de monjas, de pupila. Una historia dura de claustros, de madre injustamente madre y de abuelos justos padres. El último cuento “Una encarnadura en pena”, marca el final de un tema que sobrevoló durante buena parte del libro. Las armas, el miedo, el terror, la huida, los muertos. Al fin la vida en un pueblo puede parecer a veces tranquila, segura o mansa para pasar los días criando a una hija y tratando de recordar lo menos posible un pasado difícil.

A razón de los sueños, Nadia se aplicó en el cabello durante su adolescencia una crema llamada “Blue Dream”, que servía para aplacar sus cabellos y el brillo pasmoso producido por esa crema azul liberaba al rulo del compromiso de abultar. “Boab” es el “Blue Dream” cumplido, el primer libro de ficción publicado y el reemplazo de la crema que dio otra felicidad a lo mejor más concreta de satisfacción de un yo un tanto complejo ante la belleza libre de rulos y lacios.

Nadia Isasa Schilmann nació en Rosario en 1979. Es Licenciada y Profesora en Letras, egresada de la Universidad Nacional de Rosario; Diplomada en FLACSO y en la Universidad de Villa María. Se desempeña en la docencia en nivel medio y universitario, en la investigación y en la escritura. Coordina talleres de lectura en nuestra ciudad y localidades aledañas.

Colabora en las contratapas del suplemento Rosario 12, y en 2018 presentó su libro “Yo bastardo, Derek Walcott, literatura y decolonialidad”, trabajo que fue su tesis de grado. “Boab” es su primer libro de ficción y resultó ganador de la Convocatoria Editorial 2019 Narrativa de  Baltasara Editora.

En 2021 recibió una beca del Fondo Nacional de las Artes para escribir Nakam, su primera novela, sobre un grupo de partisanos judíos luego de la guerra. Cómo génesis de ese trabajo escribió "Seis millones", un cuento que ganó el 14°concurso literario del Centro Ana Frank Argentina. En ese lugar se había formado en 2020 en la temática memoria y escritura. Posteriormente cursó el seminario anual en enseñanza de la Shoá en Yad Vashem.

* Pablo Bigliardi montó una biblioteca en su peluquería desde donde fomenta la lectura sugiriendo escritores tanto emergentes como conocidos a cuya obra también las reseña en redes sociales, diarios y revistas culturales.


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