Durante el 2020, en medio del aislamiento obligatorio causado por la pandemia, los productores Patokai y Fabiodalex se reunieron clandestinamente en un sótano berlinés, compartiendo la necesidad urgente de sentir esperanza. Buscando asilo en la música, rápidamente se embarcaron en un proceso creativo conjunto que los llevó a dar vida a Where Dreams Don’t Die (WDDD), un álbum con ocho poderosas canciones electrónicas que brillan en la oscuridad.
Con la AKAI MPC Live como compañera de composición y producción, el nuevo álbum es dueño de un sonido intenso y eléctrico que mira con la misma cuota de miedo y admiración al futuro como al pasado, siempre buscando respuestas y alguna luz en ambas direcciones. Así, influencias como The Prodigy, Daft Punk y Primal Scream se conectan con el pop de The Weeknd, la estética de Volver al Futuro y el imaginario distópico de George Orwell, dando como resultado una montaña rusa de emociones en la que encontramos gritos de desesperación y también mantras para mantener el equilibrio y la calma: “Es un trabajo destinado a generar esperanza, fuerza de voluntad, conciencia para soportar los vientos del cambio y mostrar una forma de surfear la incertidumbre”, asegura Patokai, mientras Fabiodalex agrega: “Hay en el disco una invitación a no renunciar nunca a los sueños. Incluso cuando las condiciones externas son extremadamente desfavorables y complicadas, o cuando nos encontramos en un estado interior de incertidumbre, miedo o frustración, la mejor solución es siempre encontrar el foco en las propias pasiones, en los propios sueños y en el tipo de actividades que nutren nuestro universo emocional”.
Gentileza: Sebastián Margraff.
Sin un trabajo previo juntos, la fresca relación musical entre Patokai y Fabiodalex se refleja en las bases y en la atención a la producción de Where Dreams Don’t Die, la que se caracteriza por su epicidad, limpieza y eficacia. Mirador Provincial entrevistó y conversó con el músico sobre sus inicios, pasando por un lumbral de preguntas intimas de su último trabajo.
-¿Cómo se dio esta unión musical con Fabiodalex?
-Nos conocimos por un amigo en común. Yo estaba buscando trabajar con un beatmaker, y Fabio, quien ya había visto algunos shows míos, se ofreció a que veamos qué podíamos hacer juntos. La química que tuvimos fue tan buena que a los 10 días de juntarnos por primera vez ya estábamos haciendo un show online juntos.
-¿Cómo fue ese camino hacia tu estadía a Berlín?
-En 2014, cuando hice mi primer show en Berlín, quedé enamorado de la ciudad y de su propuesta cultural. Volví en reiteradas ocasiones, hasta que finalmente en 2018 decidí quedarme a vivir.
-"Where dreams don’t die", un disco de electrónica compuesto durante la pandemia en un sótano de la capital alemana. Contanos el detrás de escena de la producción del disco. ¿Qué anécdotas de ese viaje interior en lo musical? ¿Cómo afectó la pandemia en tu vida artística y personal?
-Hacer el disco fue una terapia en grupo entre Fabio y yo. Juntarnos día a día para sumergirnos en la música y escapar a la locura de todo aquello que estaba ocurriendo en el mundo. La pandemia nos empujó hacia cambios a todo nivel, sin mucha posibilidad de réplica, o te transformabas o morías.
Lo que quedó de la pandemia
-¿Crees que quedó alguna enseñanza después de la pandemia?
-Que debemos recordar a quienes nos dejaron encerrados por casi 2 años para “salvaguardar nuestra salud” para luego seguir permitiendo la megaminería, la explotación marítima, el uso de pesticidas, envenenando nuestro planeta, nuestra agua y nuestra comida, financian las guerras para vender armas o que dejan morir a miles de inmigrantes año a año que viajan muchos kilómetros en una balsa en busca de una vida mejor.
-¿Qué recuento haces desde tus comienzos hasta el presente?
-Toda la gente hermosa que llegué a conocer gracias a la senda del sonido y la música.
-En una entrevista dijiste, “el arte quedó vacío” en la cuarentena, los artistas fueron el ultimo eslabón con un salvavidas. ¿Crees que la cultura, el arte debe ser valorado, cuidado y defendido desde el estado?
-No sé si dije exactamente eso, pero creo me refería a que la cultura fue lo primero que se cerró y lo último que se abrió, mientras que los bancos siempre permanecieron abiertos. Ya lo dijo Banksy, “El arte debe consolar al pertubado y perturbar al cómodo”. Pero esos años malditos no eran un momento para ser consolados, era un momento para sentir miedo y desesperación. Creo que el arte es una de las pocas cosas que las inteligencias artificiales podrán copiar, pero jamás podrán lograr tener la sensibilidad y creatividad de un ser vivo. Si creo que debe ser más valorado, cuidado y defendido, y que el valor del artista debe ser reconocido en vida y no una vez que esté muerto.
-¿Cómo llegaste a la música siendo médico clínico?
-Fui músico antes de ser médico. Desde muy pequeño siempre me fascinó la música y todo lo que gira alrededor de ella. Desde que mi madre me regaló un casete con música de los Beatles, posteriormente me descubrió tocando de oído una canción de los 4 de Liverpool en el piano en la casa de un amigo de la familia, quien sabiamente le recomendó a mi madre que me enviara a aprender algún instrumento musical, y desde ahí no paré. Fue como un hambre voraz de ganas de conocer más música, crearla, tocarla, y de ser una simbiosis con ella.
Hablemos de salud
-¿Qué opinión tenés del cannabis medicinal en niños y adolescentes con autismo?
-Creo que es una gran herramienta terapéutica, una medicina milenaria, una planta sagrada, luego prohibida por muchos años por los mismos actores de la historia del mundo que dicen hacer cosas para “salvaguardar nuestra salud” pero que en el fondo siempre quieren lo mismo, poder y dinero. Es inaudito que siendo el año 2023, el tabaco y el alcohol sean de venta libre con todas las enfermedades y muerte que traen acarreadas, mientras que el cannabis todavía es ilegal en gran parte del mundo. No hay que parar hasta que el cannabis sea legal a nivel global, y sean libres todas las personas que fueron injustamente encarceladas por plantar una planta de cannabis.
La pedagogía musical
-El arte es esencial en la crianza de la niñez, ¿Cómo crees que deberían enseñar música en los colegios?
-Creo que la música debería ser enseñada como algo lúdico. Incentivar a las nuevas generaciones a que toquen instrumentos, que un smartphone o una computadora puede ser utilizado para hacer música y que la música forme parte de su día a día. Cuando era niño en mi escuela, en las clases de música me enseñaban historia de la música, que era muy aburrido para un chico de 10 años, y lo más cercano a tocar un instrumento era tocar una flauta dulce, o cantar en un coro canciones arcaicas.
-¿Cómo trabajás durante las composiciones?
-Trato de dejarme llevar e inundar por el sentimiento de turno que me motiva a crear.
-Me gustaría indagar en tu infancia, ¿Qué recuerdos gratos anhelas de tu niñez?
-De pequeño vivíamos con mi familia en un departamento modesto en el barrio de Ciudadela Sud. Cuando llegaba el fin de semana, con mi hermano estábamos llenos de energía y mis viejos nos tenían que sacar a pasear o les rompíamos todo el
departamento. Entonces nos llevaban a los videojuegos del microcentro de Buenos Aires, o a remontar barriletes o andar en karting en el Parque Lezama. Puedo decir que tuve el privilegio de tener una infancia muy feliz.
-¿Hacia dónde va Patokai?
-Siempre hacia el futuro.
Hasta la raicilla
-¿Qué lado argentino llevás hasta la raíz?
-El busca. El que se reinventa. El que con poco hace mucho. El que se curte y sale adelante atándola con alambres con todo en contra y que después cuando tiene todos los medios a su favor es imparable.
-Sin tapujos, ¿Cómo ves la escena musical en Argentina?
-La veo abundante, diversa e interesante. No paro de sorprenderme y de descubrir nuevos talentos.
Lo que se viene
-¿En qué proyectos estás trabajando a futuro?
-Desde lo personal, estar bien de cuerpo y mente, mantener vivo a mi niño interior y no perder mi capacidad de asombro. Desde lo artístico se viene una gira de varios meses por varios países y que va a traer aparejados nuevos lanzamientos y nuevas
colaboraciones musicales.
