Coronavirus y otras epidemias

La otra cuarentena: cómo viven los barrios necesitados el aislamiento

Referentes de zonas populares de Concordia dan testimonio de cómo transcurren el aislamiento los vecinos. Costumbres difíciles de corregir impiden que se respeten las medidas obligatorias y la necesidad hace aumentar el número de personas que necesitan ir a comedores.
24-05-2020 | 16:40 |

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El padre Petelín es un referente de la comunidad de Concordia.





Belén Fedullo
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Con más de un 50% de sus habitantes bajo la línea de pobreza, según las estadísticas del Indec, Concordia ocupó el primer lugar de la lista de ciudades afectadas por la desigualdad y fue catalogada como “la más pobre del país”. Llena de contrastes, esa estadística parece notarse en los barrios más carenciados, en aquellos en los que la brecha es más notoria.

Después de ver lo que sucedió en las villas de Buenos Aires, en varias ciudades del país comenzaron a pensar en estrategias para evitar que existan posibilidades de contagio que puedan causar problemas. Mientras tanto, la vida transcurre y el día a día se vive con muy pocos cambios y aprendiendo nuevos hábitos allí en donde todo falta pero sobra solidaridad.

Necesidades en aumento

Daniel Petelín es el cura párroco de la iglesia Nuestra Señora de Lourdes, que está en la zona sur de la ciudad, una de las más postergadas. Es un referente y a su parroquia acuden quienes tienen necesidades de alimento, abrigo o ayuda espiritual. En el último tiempo aumentó el número de personas que van a buscar viandas, y a la vez se sumaron quienes tienen ganas de ayudar.

“Diariamente entregamos 400 porciones de comida y en la Capilla San Andrés, del barrio ex Aeroclub, donde comenzamos hace casi un mes por un comodato con la municipalidad, damos 250 porciones por día. Con ayuda de personas voluntarias preparamos el menú y servimos a estas 650 personas que se acercan a buscar su almuerzo”, comentó Petelín y agregó: “También los chicos que están tratando de salir de las adicciones se suman con unas 40 raciones, así que estamos cerca de las 700 porciones diarias. Además algunas personas vienen a buscar bolsas con alimentos para poder prepararlos en su casa y notamos que no solamente se acercan los vecinos del sur, sino que también vienen de otros barrios”.

La necesidad llevó a que piensen en sumar días al reparto de viandas, pero también sumaron personas y en números llamativos. “Aunque la idea inicial era encontrarse con las familias necesitadas solamente de lunes a viernes, en la parroquia decidieron incorporar la cena de los sábados y fue allí en dónde notaron un aumento abrumador en el número de asistentes. Hemos visto que se han sumado muchísimas personas, el último fin de semana se sirvieron 1665 porciones de comida, nunca habíamos tenido tanta cantidad de gente”, aseguró el sacerdote.

“La mayoría de las personas que van a buscar la comida tenían changas o trabajo no estable ni permanente y en este tiempo, como todo eso se cortó, no pueden comprar sus alimentos. Es cierto que hay algunas posibilidades económicas como el Ingreso Familiar de Emergencia, que algunos pueden recibir más que otros, pero ciertamente eso no alcanza porque cuando van a recibirlo lo tienen empeñado por todo lo que deben y muchas veces prefieren pagar cosas y si pueden ir a buscar la comida en otro lado hacerlo”, explicó.

“Tratamos de organizarnos de la mejor manera posible, pero también notamos que muchas de las personas que antes podían cubrir esa necesidad tan básica, y que sentían mucha vergüenza cuando les tocó tener que empezar a acercarse, hoy lo están haciendo porque no tienen otros medios. Esta gente se suma a quienes siempre vinieron, por eso pasamos de tener normalmente unas 250 ó 300 personas como máximo, a pasar las 1600”, comentó acerca de la realidad que golpea a quienes buscan un plato de comida.

Sobre la colaboración de quienes asisten a los necesitados, indicó: “Todo esto lo hacemos con ayuda de donaciones voluntarias o empresas, no lo paga ninguna organización ni hay contribuciones gubernamentales. Agradezco siempre a quienes se suman como voluntarios para organizar la comida o las bolsas de alimentos, porque la demanda es altísima y siempre debemos dar respuestas, ya que nos han quedado personas sin comer porque no sabíamos que iban a venir. Teníamos un censo hecho de unas 1300 personas, pero vinieron 1600, así que algunos se fueron sin el alimento preparado, pero con una bolsita de alimentos para preparar, es el modo que encontramos de paliar esto que sucede”.

Previsiones y contención

El contagio en las villas y barrios pobres de Buenos Aires llevó a que se empezara a pensar en lo que podría suceder si hubiera contagios en la ciudad. Por el momento el virus no ha hecho cambiar tanto la vida en la zona sur, incluso cuando hay pautas de comportamiento establecidas por el gobierno.

“Al no tener casos detectados en Concordia, no tenemos problemas por el momento, pero es cierto que lo mismo que se vive en Buenos Aires vivimos en nuestros barrios, en donde no tenemos demasiado cuidado, no se usa mucho barbijo, se ve gente todo el tiempo en la calle, se juntan con los vecinos y estamos todo el tiempo juntos. Ese es el modo de vida, el hábito, entonces sabemos que si avanzara en los barrios con más pobreza tendríamos dificultades porque no tenemos el cuidado ni tal vez la conciencia o higiene y se contagiaría rápido”, aseguró el cura y contó: “Cuando vienen al comedor les pedimos todo el tiempo que tomen la distancia y cuando nos descuidamos se amontonan, pero es una cuestión de costumbre”.

La llegada de vecinos a la parroquia o las consultas vía teléfono son frecuentes, es que más allá de la cuarentena también existen problemas que aquejan a quienes llevan más de 60 días confinados.“Son muchas las situaciones, además de la falta de alimento, que preocupan a las personas. Hay dificultades intrafamiliares, de pareja o padres e hijos, porque al estar todo el tiempo en la casa uno tiene más roce, entonces hemos visto aumentadas estas dificultades. Vienen mucho para hablar sobre eso. También muchas personas llegan porque tienen alguna enfermedad y no saben qué hacer, porque al no haber un servicio de atención permanente en los hospitales por todo lo que está pasando han venido a buscar remedios o ayuda espiritual”, aseguró.

Otra mirada

El merendero San Cayetano está ubicado en el barrio José Hernández, al noroeste de Concordia. Allí, Gustavo Godoy y su esposa María Noguera preparan la merienda a diario desde hace 18 años. Ahora, por la situación, también sumaron almuerzo para 300 personas los viernes y sábados.
Sobre cómo viven la cuarentena en el barrio, Gustavo explicó: “Viene más gente, pero hemos notado que el que menos tiene sabe sobrevivir mejor que nosotros. Es difícil que puedan asimilar la cuarentena porque difícilmente alguien que ya vive en riesgo toma conciencia de lo que pasa con el virus, ya que viven día a día y el contexto social que los rodea los lleva a eso”.

“En el barrio hemos logrado que quienes vienen cumplan con el uso de barbijo y sepan lo importante que es. Obviamente está la libertad de la persona de hacer o no, pero afortunadamente vienen y se dejan ayudar”, aseguró e indicó: “Las condiciones de higiene suelen ser buenas, acá afortunadamente el agua llega con buena presión y más allá de la falta de algunas cosas la gente tiene con qué higienizarse. Por ahí nos preocupa el tema de la basura y demás, vemos que en los barrios marginales es tanta la desigualdad que hay, que sabemos que cada vez que hay un problema estas zonas son como un embudo y ahí cae todo, pero estamos formando también a nuestros vecinos con clases de apoyo para que entiendan la necesidad de cuidarse. Queremos facilitarle a la gente las herramientas para que su calidad de vida mejore”.

Las ganas de compartir siguen siempre firmes, a pesar del aislamiento obligatorio, por eso, el merendero hará una buseca para 300 personas para celebrar el 25 de mayo. “Con donaciones cocinaremos para el barrio. Tratamos de mantener la calma, de seguir pensando en positivo y tener ánimo para celebrar una fecha patria con la panza llena y el corazón contento”, concluyó Godoy.
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