Gabriel Obelar

El fútbol tiene cosas que son inexplicables, inentendibles, que superan la lógica en muchos aspectos, que sobrepasan situaciones. Por esos motivos, es el deporte más lindo de todos y lo que lleva a familias enteras, a vivirlo y palpitarlo de una forma totalmente diferente.

Una de las millones de familias, es la de Barinaga, que luego de un 2020 muy cuesta arriba, sonríen gracias a Juan, el segundo de los tres hijos, que tras años de perseguir su sueño, llegó de una manera impensada, en un abrir y cerrar de ojos.

‘Juancho’, como lo apodan los más allegados, entrenó solo durante toda la pandemia, en su casa, en alguna canchita perdida de su barrio, con la pelota que se encuentre. Tras varios meses, cuando se habilitaron los deportes en conjunto, comenzó a practicar con un grupo de la 4ta división, hasta que llegó el llamado de Gabriel Graciani, que cambió su vida.

El juvenil arribó el jueves 3 de Diciembre a La Capillita para realizarse un hisopado para poder ser alcanza pelotas para el cotejo frente a Vélez por la Liga Profesional. Allí, se le comunicó que comenzaba a entrenar debido a las varias bajas que tenía el plantel de Gustavo Álvarez. Una semana después, el lunes 14, debutó en Primera División.

“Mi hermano me preguntó si caía que logré debutar Rosario y todavía no lo puedo creer, porque pasó todo de una semana a otra. Es difícil pensar en que jugué en Primera, que debuté”, le confesó Bari a MIRADOR ENTRE RÍOS.

Giro total

Con tan solo un puñado de entrenamientos, en el peor partido de todos, Juancho debutó sin darle tiempo a pensarlo o disfrutarlo: “Mi vida cambió de un golpe, de entrenar solo a moverme con cuarta tres semanas. De un día para otro me llamaron para hacerme el hisopado y ser alcanza pelotas para el partido ante Vélez y después del debut, muy loco”.

Sobre aquella primera semana de prácticas, confesó: “Arranqué y tuve una buena semana, porque hice cosas que Gustavo (Álvarez) le pedía que hagan a los internos y me citó para el partido ante Central”.

“Cuando me tocó jugar traté de estar tranquilo, porque si me ponía nervioso era lo peor que me podía pasar. Siempre trate de jugar y hacerlo de manera tranquila, con confianza porque sé que lo podía hacer”, completó.

Este estreno en la máxima categoría, llevó a Juan a realizar algunos cambios en su día a día: “Siempre entrené de la misma manera, si, ahora, empecé a cuidarme con las comidas que antes no hacía y voy al gimnasio para estar a la altura del resto”.

Se sacrificó

La llegada al debut tiene un largo camino en la vida de Bari, que la remó muchos años, desde cuando era solo un purrete y cruzaba el charco para calzarse la camiseta del Sabalero: “Estuve siete años en Colón, los primeros cinco años estaba todo bien, ellos me pagaban el pasaje para viajar, tenía una beca”.

“Después empezó a faltar esa plata y mis viejos no podían pagarnos los pasajes para viajar todos los días. Los últimos años se portaron mal con nosotros”, remarcó y confesó: “Mi hermano sufrió una fractura, no lo trataron bien y como se merecía. Estuvo un año sin jugar y cuando se recuperó lo dejaron libre, algo que no se tenía que hacer. Yo tampoco jugaba tanto porque no tenía altura y no me dejaban jugar. Ahí mi papa se enojó y nos sacó”.

En ese momento, arrancó una larga espera para Juan: “Estuve un año sin club, fui al gimnasio, entrenaba en Conejitos de Retamar. Cuando volví de una práctica, mi viejo me contó que lo llamó (Claudio) Sangoy (técnico de las formativas Santas), que quería tenerme en 7ma y ahí llegué a Patronato”.

De igual manera, llegar a Patrón no fue todo color de rosas para él, porque la remó de atrás en muchas categorías: “La verdad que nunca imaginé este presente, porque en las inferiores no estaba bien. Los técnicos, todos, me decían que me faltaba más sacrificio, condiciones tenía, pero no tenía sacrificio”.

“En los últimos años cambié, hice caso y a mi juego le agregué eso que me faltó para llegar a Reserva y ahora esta oportunidad única”, confesó y le agregó a su crecimiento: “Veo las cosas y maduré mucho en el juego, como cuando hay que jugar simple lo hago, cuando hay que hacer una pausa se hace. En eso, también crecí, además de la entrega”, lanzó quién tiene de ídolo a Riquelme a quién trata de imitar, como también a Exequiel Palacios.

Iría de titular

Gabriel Graciani comenzó a construir el once para visitar a Defensa y Justicia el próximo domingo, desde las 17:10hs, con arbitraje de Leandro Rey Hilfer. Con vistas a dicho encuentro, el DT interino de Patronato realizaría dos variantes en relación al último encuentro frente a Aldosivi.

Una de ellas, es el ingreso de Santiago Briñone quién tomará el lugar que deja Brian Nievas, quién vio la roja frente al Tiburón y espera la sanción del Tribunal de Disciplina de AFA. De igual manera, la novedad pasa por la inclusión de Juan Barinaga en el posible once titular. Juancho viene dando que hablar e ilusiona a Patrón por su juego y lo que mostró en apenas un puñado de partidos (la dirigencia prepara un contrato para él) y tendría su chance desde el inicio tomando el lugar de José Barreto.