Inician las pruebas a campo

El plan para que el tomate regrese a las huertas santafesinas con una variedad local

 


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Patricio Dobalredaccion@miradorprovincial.com

En Rosario o Santa Fe son pocos los que saben que el tomate que se consigue en el grueso de las verdulerías no se cosecha en las huertas locales, de donde sí provienen las hortalizas de hoja. Sucede que hoy es caro producir a gran escala el tomate en la “Bota” ya que las variedades comerciales no se adaptan fácilmente al ambiente y por eso se corre el riesgo de perder gran parte de la cosecha.

Dicho fenómeno derivó en la casi desaparición de los cultivares de tomate de las quintas en las áreas metropolitanas de las grandes ciudades. Ahora bien, desde 2018 hay un grupo nacido en la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) que tiene la premisa de contrarrestar esta tendencia. ¿Cómo buscan modificar el panorama? Han desarrollado una variedad de tomate que se adapta a las condiciones ambientales de la provincia de Santa Fe y ahora ponen manos a la obra para iniciar las pruebas a campo.

El equipo se desempeña en el Instituto de Investigaciones en Ciencias Agrarias de Rosario (Iicar) que responde al Conicet y a la UNR y acaba de recibir un fondeo estratégico del gobierno nacional con el que intentarán no solo ampliar el espectro de investigación para terminar de evaluar el desempeño de los cultivares, también ejecutarán un agresivo plan de extensión para hacer docencia y enseñarle a los huerteros sobre las ventajas de volver a sembrar tomate.

“La zona de producción del cinturón frutihortícola dejó de hacer tomate por una cuestión de costos y se volcó a las verduras de hoja, como la acelga, rúcula y lechuga. Tenemos como premisa producir un tomate local que no dependa de fitosanitarios. Solo en algunos mercados ecológicos existe el tomate local, pero en una proporción mínima”, precisó Gustavo Rodríguez, genetista rosarino y docente en la cátedra de Genética en la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNR que tiene sede en la localidad de Zavalla.

Objetivo


El plan no solo apunta a poblar las quintas de plantas de tomate, sino que intenta que los productores de la región puedan multiplicar su propia semilla. “La semilla que se necesita para producir tomate hoy es cara, ya que obviamente no se genera en la zona. Así los huerteros tienen que desembolsar una suma alta para producir. Nuestro programa apunta a que en cada quinta se puedan trabajar en tener semilla propia, un esquema que cambiará el paradigma”, mencionó el profesor, en diálogo con Mirador Provincial. Los pocos tomates locales que hoy se pueden conseguir se venden en negocios que privilegian la venta de productos orgánicos y no son para nada baratos.

“Nosotros venimos trabajando desde 2018 en el desarrollo de cultivares de tomate que los pensamos para adaptarse a las condiciones locales, pero advertimos que nunca fueron plantados en sistemas agroecológicos”, aclaró Rodríguez sobre el presente del desarrollo y el salto que ahora planean dar para salir de las condiciones controladas en las que hoy se encuentra el tomate local.

Mejoramiento genético

El grupo de trabajo está integrado por genetistas, biotecnólogos, ingenieros agrónomos, representantes de la cátedra de Fitopatología de Ciencias Agrarias y la colaboración del Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR) que también pertenece a Conicet. El equipo lleva el nombre de Código Tomate y tienen una web en la que hacen divulgación de su tarea cotidiana. El método que utilizan para experimentar busca evitar la tecnología transgénica para garantizar la trazabilidad del producto.

“El programa de mejoramiento genético desarrolla cultivares de tomate mejorados en calidad de fruto a través de la incorporación de genes de especies silvestres. Nuestros tomates son fuertes en contenido de azúcares y en cantidad de licopenos, sustancia química que existe en forma natural y que es la responsable del color rojo de las frutas y verduras. La variedad posee mejores características de sabor y color y suma más componentes nutricionales”, mencionó Rodríguez.

Todos los cruzamientos se realizan de forma manual entre especies cultivadas y a incorporación de genes de especies silvestres que son originarias de la zona andina de Perú y México de un rojo intenso y cercano al gramo de peso. “El paquete de cultivares propios incluye dos semillas cherry y dos de tomate redondo. Nos vinculamos a la Universidad Nacional de Salta que tiene dos cultivares y con el Inta La Consulta en Mendoza que también posee dos variedades. La idea es replicar el tomate rosarino en Salta y Cuyo”, planteó el docente.

El fondeo que recibió el equipo forma parte del Programa Ciencia y Tecnología contra el Hambre, que lanzaron en forma conjunta el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, junto con el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y el Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales para promover las plantación en condiciones reales tanto en huertas urbanas de Rosario, como de Soldini y Pérez.

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