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Avicultura inteligente: entre la robotización y la sustentabilidad

Dos jóvenes agrónomos santafesinos llevan adelante una empresa que produce alimento de alto valor con el sello de la sustentabilidad ambiental como marca. El huevo, como producto final de un emprendimiento circular que no para de crecer.


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La única granja avícola de Santa Fe motorizada a energía solar. Algo más de 1.000 hectáreas de campo alquilado para producir maíz como alimento para esas gallinas, que además se fertilizan con el abono de la granja. Robotización y paneles tipo "sándwich" en un galpón que prioriza el bienestar animal y la eficiencia productiva. Todo esto, como el último eslabón de una empresa que comercializa insumos agrícolas mayoristas; que ya cuenta con su estructura logística propia, y que además se mueve en el mercado de capitales. Las aristas más visibles de un grupo con espíritu inquieto y que no teme apostar a ir por más. Siempre.

Socios de la vida

Juan Ignacio Cooke y Guillermo Galliano se conocieron en la escuela secundaria Agrotécnica, y afianzaron su amistad en la Facultad de Agronomía. Una vez recibidos, decidieron apostar por un emprendimiento de venta de fitosanitarios, pero con un ADN muy particular, que los llevó a crecer y a diversificar aquella idea original con una impronta única en la región.

"Allá por el año 2007 decidimos formar una empresa de agronegocios, que en sus orígenes fue básicamente una comercializadora de productos fitosanitarios, pero luego fuimos creciendo y evolucionando", recuerda Juan.

"Luego nos mudamos y decidimos crear otras unidades del grupo, con esta cualidad de tener varias actividades simultáneas y unificarlas ensamblando varias unidades de producción de agronegocios en general", sintetiza.

En ese sentido, reconoce que la actividad inicial fue la comercialización de fitosanitarios, pero que con el afán del arraigo en el campo decidieron entrar al mundo de la producción primaria, e inmediatamente fueron creciendo las ganas de una unidad de agregado de valor. Se cerraba así el círculo, con el acopio, el corretaje de cereales, y el mercado de capitales asociados con una empresa de Rosario, junto con la red logística con camiones propios.

"Estamos en varias provincias, y fuimos aprendiendo sobre la distribución, y veíamos que el agregado de valor es lo que mas fácil te permite llegar al consumidor final. Producimos, cultivamos la semilla, traemos el alimento al acopio y se lo damos a las gallinas que lo convierten en proteína animal, con un sistema de distribución propio para llegar al comercio", sintetiza. "La gallina produce huevos y desecha guano, con el que fertilizamos los campos donde producimos el alimento para esas gallinas", destaca Cooke.

Evolución constante

El agrónomo recuerda que empezaron distribuyendo insumos con una empresa de Rosario, y con el tiempo se fueron agregando otros complementos, con productos que no tenía esta empresa, trabajando siempre con marcas líderes del mercado agropecuario. "Técnicamente cubrimos todo el espectro de fitosanitarios: somos un canal mayorista y vamos directamente al comercio. Tenemos volumen y un sistema de distribución eficiente en Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos, Santiago del Estero, Chaco y algo de Buenos Aires. Tratamos de estar en donde nuestros clientes lo necesiten. Somos una empresa de servicios", resalta.

A prueba de todo

Por otro lado, Cooke enfatiza que desde el origen tuvieron una convicción diferenciadora: dejar de depender del clima. "Esa fue una obsesión desde que iniciamos; siempre quisimos que no nos condicione el negocio, y por eso, de allí fuimos creando estas unidades de negocios que se ensamblan, y que te permiten estar repartidos y complementados".

Finalmente, adelantó que a futuro se ven a sí mismos creciendo más en la cadena de distribución y verticalizando más en la producción de huevos, "con el compost, el guano y con la calidad que aporta un valor de mayor valor que sea reconocido por los clientes. Luego, crecer en todas las unidades, de a poco, con el pie firme que no nos haga titubear, eso no lo negociamos, siempre creciendo en cada unidad".

Producción y entorno

Según Guillermo Galliano, el Grupo Aliar es una empresa de agronegocios que integra sus diversas unidades para apuntar a la solidez, consolidando su propia agenda, sin depender de las condiciones del clima o de otras economías adversas, propias de Argentina.

"Granja Yemalá es un ejemplo de nuestro modelo de integración, que logra ser el último eslabón de la cadena de valor, donde obtenemos un superalimento como es el huevo, con todos sus procesos. Con alta calidad; inocuo, con control de la trazabilidad desde su origen", asegura.

Además, remarca que la Granja tiene bien pensado cada uno de los eslabones de la cadena productiva, arrancando con los campos fertilizados con abonos propios (de los desechos de la granja); la elección de la semilla para proveer del mejor alimento, y la receta exacta para optimizar la producción.

Energía solar

La granja se nutre de un sistema energético con 110 paneles solares que producen 8.400 Kw por mes, y como el consumo interno no llega a los 7.000, el resto se inyecta a la red. Además, el galpón modelo construido con paneles tipo sándwich y placas térmicas, permiten extraer el calor interno y mantener un ambiente climatizado los 365 días del año (a 27°C).

"Cuidamos el animal todos los días del año, porque es nuestro bien más preciado", afirma Guillermo, y agrega que el proceso permite el trabajo cómodo del personal, que en ningún momento se ve obligado a realizar algún trabajo forzoso. "Somos conscientes que producimos un alimento de alto valor, que requiere calidad en cada proceso, porque los mercados así lo requieren".

Dieta balanceada

La dieta de las casi 29.000 gallinas de la granja se compone de 2 tercios de maíz; expeller de soja, algo de fibra con expeller de girasol, y minerales, como calcio. El alimento se elabora en un proceso 100% automático que evita errores en la formulación. Detrás del objetivo del bienestar animal, las luces de la granja se suben y bajan de forma gradual de forma automática, en un proceso llamado "timerización", evitando generar estrés a las ponedoras.

"Diversificamos, pero integramos a cada eslabón del grupo para generar un buen producto, concentrados en la sustentabilidad, la ecología del ambiente, que es algo que mas allá de la producción lo tenemos que valorar y sostener", asegura Galliano.

Y anticipa que esto no para: en breve inauguran un centro de acopio en Sauce Viejo, y una boca de expendio en un local comercial de Santa Fe para que los huevos de Yemalá lleguen antes de los 3 días a la mesa de los consumidores.


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