Conrado Berón
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Transcurrían las últimas semanas de 2012 y La Paz disfrutaba del comienzo de una nueva temporada veraniega, con las altas expectativas que le generaban los encantos naturales que posee esa localidad. Río, termas, pesca, parques y mucha naturaleza eran los principales atractivos junto con las dos playas que funcionaban en esa época.

Todo iba muy bien hasta que de repente, en la puerta misma del complejo termal (inaugurado en el 2003) se produce un socavón, formando una especie de cráter de amplias dimensiones por el colapso de la cañería de las cloacas que pasaba por ahí en su tramo final antes de desaguar en el río Paraná.

Estaba bien diseñada la finalización del recorrido de los efluentes paceños, ya que todo derivaba en la parte sur de las costas urbanas paceñas, por lo que prácticamente no influía en ninguna actividad cotidiana. Al salir al río aguas debajo del casco urbano y pasando la última playa habilitada, no había problemas de contaminación cercana.

Un problema grande en todo sentido. Un pozo enorme lleno de desechos cloacales, en el lugar emblemático del turismo local y una solución certera que era muy costosa e iba a llevar su tiempo.

La solución parcial que encontraron mientras se conseguían los fondos para poder hacer semejante obra fue llevar a cabo la construcción de una especie de by-pass que llevaría los desechos a cielo abierto desde varios metros antes del complejo termal hasta el río directamente. En ese momento la solución que encontraron fue esa y se llevó a cabo con rapidez.

Desde allí empezó una novela que parece ser que está llegando a su final.

En el medio hubo capítulos para todos los gustos.

Por ejemplo en el año 2014, se discutía si las obras comenzarían en marzo o en abril, ya que los vecinos del barrio costero por donde pasaban los efluentes, seguían quejándose por las condiciones en las que vivían, que eran y siguen siendo deplorables bajo todo aspecto.
Las voces se hicieron sentir, las quejas estaban a la orden del día pero nadie hacía nada.

Repercusión nacional

En 2016, la situación tomó estado público a nivel nacional, ya que Telenoche, el noticiero de Canal 13 de Buenos Aires, emitió un informe audiovisual mostrando la realidad desde el lugar de los hechos, donde contaron que las familias costeras que convivían con este drama, se tuvieron que mudar 400 metros hacia el norte para evitar el contacto directo con esos líquidos, tuvieron que irse a vivir a la parte trasera del cementerio.

En ese trabajo periodístico se mostraron los tubos que se habían comprado para encausar este lecho, pero se habían adquirido los tubos equivocados, no era esa la medida. Esta compra completó un capítulo más de esta sucesión de desidia y de olvidos, que trasciende varias gestiones municipales, provinciales y nacionales. También lo hace a la hora de hablar de partidos políticos.

Nunca se entubó, siempre contaminó el río desde la costa misma y hacia la playa natural llamada La Curtiembre. Esa playa nace desde un corte natural que tiene la barranca donde está emplazada la ciudad y por la baja pendiente que tiene la costa misma, se convierte en un lugar paradisíaco que desde el verano 2014 no se encuentra habilitado para bañarse en sus aguas. Dejando pasar por muchos años la oportunidad de explotación turística de un lugar que posee el espacio para realizar eventos, emprendimientos gastronómicos y culturales, además de poder tener un buen camping con todas las comodidades, además de estar a escasos metros del complejo termal.

Otro lugar que atrae el turismo en La Paz es el Paseo Raúl Alfonsín, que se encuentra emplazado sobre la barranca misma, a metros de la salida de los efluentes. Toda la belleza natural y urbana que tiene dicho espacio se ve opacada por el olor nauseabundo que se siente en el final de su recorrido, justo donde se encuentran las casas de algunos vecinos que no se fueron, a pesar del olor.

La solución

Finalmente, en el año 2019 se concretó el llamado a licitación para esta gran obra que abarca el reencauzado de los efluentes y la planta de tratamiento previa a la salida al río Paraná.

En 2020 se realizó la apertura de los sobres de dicha licitación la que tiene un plazo de un año para su ejecución. La obra se denomina: “Rehabilitación sistema de conducción y disposición final de las aguas residuales de la ciudad de La Paz, Entre Ríos”, y comprende tres tramos de cañerías, dos a gravedad (colectores) y una a presión (impulsión), un edificio para el funcionamiento de una estación de bombeo y diferentes cámaras de acometida y medición. El presupuesto es de 61.784.569,42 pesos.

Durante la semana que pasó, desde el municipio paceño se mostró el avance de las obras, ya en la parte costera, por lo que se estima que en los próximos meses La Paz llegue a la tan ansiada solución a un problema que afectó la salud, la economía y la tranquilidad de una sociedad que vio cómo durante más de ocho años, sus desechos pasaron por delante de sus narices hasta llegar al río y contaminarlo.