Hernán Alvarez
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El golf asoma como una alternativa deportiva para personas con disminución visual en la provincia. Emanuel Filelfi padece esa enfermedad congénita y desde hace meses comenzó a practicar ese deporte. La entidad que él preside, la fundación Argentina Baja Visión, acordó con el club Mitre ubicado en Pérez abrir una escuela golfística para personas con estas desventajas. La apertura será a mediados de marzo y ya hay cuatro personas inscriptas.

Emanuel conoció el golf en un viaje que realizó a la ciudad de Salta en septiembre de 2019. En el Jockey Club de esa capital comenzó con la práctica y descubrió que puede ser jugado con ciertas adaptaciones. “Probamos, empezamos a hacer cuestiones muy chiquitas y después empezamos a agarrar el desafío. En Rosario empecé a jugar en el Rosario Golf con el equipo interdisciplinario de la Federación de Golf del Sur del Litoral a cargo de Paula Ríos. Ahí entrené con otros chicos con otro tipo de discapacidades”, comenta Filelfi a Mirador Provincial en su departamento en Rosario. Posteriormente, Federico Jolly, concejal de la ciudad de Pérez, gestionó un acercamiento entre la fundación y el Mitre. Así, Emanuel logró ser el primer socio de golf adaptado del club . Si bien hay algunas personas que lo practican fuera de Argentina, él es el primero en hacerlo en nuestro país de manera completa. En Salta, un chico ciego juega la modalidad putting green que se reduce al juego cercano al hoyo.

Las adaptaciones
Esta variedad del golf requiere de ciertas adaptaciones. La pelota usada es de colores para que el golfista adaptado la pueda ver más fácilmente. Además se utilizan unas campanillas para orientar a la persona sobre el lugar donde está la bandera. “Está todo en un proceso de armado. La Asociación Argentina está viendo qué modificar a nivel internacional. Si bien hay ciegos jugando en Europa, los disminuidos visuales somos muy pocos a nivel internacional”, afirma Filelfi.

A esta clase de jugadores se les permite tocar la pelota con el palo para orientarse adonde está y ahí sacar el swing. Como cualquier golfista, un disminuido visual debe practicar su técnica para mejorar su juego. Emanuel cuenta hoy con un hándicap oficial de 54 de la Asociación Argentina de Golf.

El profesor Fernando Gazzola lo ayuda en las prácticas. Es su acompañante y su caddie. Dimensionar las distancias e imaginar las características de los hoyos es algo complicado para los jugadores con esta dificultad. “Él (Gazzola) le pone unas ganas grandísimas. Si el green está a 450 yardas y uno tiene una visión, como mucho, de 3 metros, ¿cómo se imagina pegar 400 metros? Esa confianza se gana caminando la cancha. Yo hoy en día después de tantos meses sé dónde hay curvas, dónde no hay curvas. Cuál es el hoyo que tiene laguna”, comenta Emanuel.

La escuela para golfistas adaptados no tiene límite de edad. “La persona que esté en condiciones de poder caminar y hacer ejercicio, puede venir”, dice el presidente de la fundación. “La idea es poder realizar una actividad distinta, salir de la casa y poder incluirse en la sociedad de la mano de un deporte”.

Qué es un disminuido visual

Emanuel ve, pero muy poco. Es un disminuido visual. Usa bastón amarillo para manejarse por la calle, distinto al blanco de los ciegos. También usa lentes. En el edificio donde vive en calle 1º de Mayo se maneja sin ayuda ya que conoce todos los escalones desde la puerta de su departamento hasta la de entrada.

“Somos tres casos en la familia. Es una patología congénita que nos genera la baja visión. Yo tengo una visión diurna de un 20, 25 por ciento y una visión nocturna de un 10 por ciento. Te veo a vos, pero no tengo definido el rostro, no tengo definidas las imágenes. Se ve la imagen en colores, pero no definida. De noche, muchísimo más. La enfermedad nuestra genera pérdida del campo visual y ceguera nocturna. De noche la visión es casi nula”, asegura Filelfi. “Como uno nace y se desarrolla con esa enfermedad no se da cuenta que uno ve mal porque nace viendo mal”, agrega. Esta dificultad no le impidió formar una familia y tener dos hijos. “Hago una vida completamente normal”.

Como presidente de la fundación Argentina Baja Visión, Emanuel recibe un sueldo y se dedica a tiempo completo a esa entidad. Hace unos días estuvo en La Rioja por su trabajo y el próximo destino es Esquel (Chubut).