Víctor Ludi

Una idea que surgió con un fin social se empezó a llevar a cabo y hoy en día es una realidad. Desde la Fundación Presencia Presente, entidad que está a cargo del Instituto Secundario de Gestión Social “Pablo De Tarso” que funciona en la Capilla San Martín de Porres del barrio Anacleto Medina Sur de Paraná, buscaron implementar un proyecto para sacar a los chicos de las calles, brindándoles un espacio de contención. Este espacio se logró a través del deporte.

Un alumno del instituto colaboró aportando un dato clave: su tío, Nelson Salinas, es vecino del barrio y se destaca en la disciplina de tiro con arco, a tal punto de representar al seleccionado nacional en distintos certámenes internacionales.
Tras algunas conversaciones que sirvieron para planificarlo bien, surgió el proyecto “Tirando para no aflojar”. Por esto, los representantes de Presencia Presente firmaron un convenio con sus pares de Ciclón del Sur y este año se empezaron a dictar clases de tiro con arco en el predio del club, sito sobre calle Virrey Vertiz de la capital entrerriana. Allí Salinas, junto a Marcelo Mariani, quien desinteresadamente pone a disposición sus elementos, se encargan de enseñarles a gurisas y gurises del barrio.

Mirador Entre Ríos se contactó con el Padre Germán Brusa, sacerdote de la Capilla San Martín de Porres, quien comentó que “Este proyecto lo ideamos el año pasado y lo empezamos a llevar adelante a principio de este año. Fue pensado para sacar a los gurises de las calles, sobre todo para aquellos adolescentes que están fuera del sistema educativo. Tenemos un gran problema que es la conectividad porque si bien todo el mundo tiene celular, no muchos poseen wi fi y se manejan con los datos móviles. Esta es una dificultad que ha dejado a muchos chicos fuera de la escuela; a eso si le sumás los conflictos familiares, que aumentaron durante el confinamiento, ha generado que muchos chicos estén en la calle sin hacer nada. A partir de eso surgió este proyecto y pensamos en algo más, para lo que realizamos el convenio con el club. La idea es ir creciendo y que los chicos puedan competir oficialmente. Aún estamos en una etapa de aprendizaje, que se realiza mediante un curso de seis encuentros, en los que se les enseña desde los tipos de arcos hasta las reglas para la competencia y se finaliza con una prueba con puntajes y demás. En estos momentos está trabajando la segunda cohorte, con seis chicos. Cuando tengamos un número más importante realizaremos un pequeño torneíto interno. A medida que van terminando el curso, se van sumando más chicos y el curso se inicia nuevamente con gente nueva. Las prácticas se realizan los sábados, de 9 a 11”.

“Los encargados de dictar las clases son los instructores Marcelo Mariani, quien trae los equipos sin ninguna obligación, y Nelson Salinas, que es del barrio y ha estado en la selección argentina compitiendo en distintas partes del mundo -continuó- . Nelson fue el enganche para que iniciemos este trabajo, ya que los chicos lo conocen. Es una motivación para los chicos que alguien del barrio tenga ese nivel de competencia. Quiero destacar la sencillez y amabilidad con la que Nelson y Marcelo les explican a los chicos. Eso es lo que ellos más valoran, que los corrijan y los ayuden a crecer. La cercanía de Nelson les da mucha tranquilidad, ya que ellos lo conocen y se lo cruzan todos los días en el barrio. La evolución y la mejora se nota clase tras clase”.

Además, Brusa remarcó lo importante que es este deporte para la inclusión: “La arquería es un deporte inclusivo, porque no importan las edades ni las condiciones. He visto a varios abuelos tirar y también lo pueden hacer los más chicos. Incluso está el tiro adaptado para personas con movilidad reducida”.

“Yo me encontré con esta posibilidad casi de casualidad, hablando con el sobrino de Nelson, que era alumno de la escuela. A partir de ahí nos empezamos a soñar con este proyecto, que no hubiese sido posible si no nos animábamos”, concluyó.

“La vamos remando”

Paralelamente al proyecto de arquería se ideó “La vamos remando”, pensado para aprovechar el espacio de la Laguna Grande para realizar deportes náuticos. Por el momento no se ha podido concretar por dos razones: que la laguna está muy baja y, sobre todo, por falta de financiamiento para conseguir las piraguas que se necesitan para llevarlo adelante. “Soñamos en poder llegar a realizarlo, ya que la laguna es espectacular para aprovecharla. En enero realizamos un convenio con el Parque Berduc para que los chicos vayan a nadar, lo cual es fundamental para que más adelante puedan practicar piragüismo. Sí hicimos otras actividades en la laguna, pero más de limpieza y recuperación del lugar”.