Patricio Dobal
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Desde la Cámara de Industriales Panaderos de Rosario salieron a alertar que, sobre todo en los barrios, las “facturas de ayer” se venden más que las fabricadas en el día. Según manifiestan, es la única opción que tienen los vecinos para seguir comprando panificados que han registrado alzas superiores al 30% a partir de la suba de los insumos, la bolsa de harina fundamentalmente.

“La media docena de facturas del día cuesta unos 60 pesos, contra los 35 pesos que sale la bolsita de facturas de ayer”, explica Gerardo Di Cosco, referente de la entidad. No obstante asegura que la opción de llevar a casa panificados del día anterior se ha registrado históricamente. “Lo que ocurre ahora es que la venta de lo que tiene más de una jornada de preparado sale más que los productos frescos”, aclara en contacto con Mirador Provincial.

La estrategia colabora con la economía de los comerciantes que están severamente golpeados por la merma de clientes. “Embolsando las facturas de ayer nosotros podemos finalmente sacar la mercadería que nos queda sin vender, que hoy no es poca”, dice Di Cosco, y asegura que las facturas del día anterior “aguantan” y se pueden comer pasada una noche.

El fenómeno, aunque en menor medida, también alcanza al pan. “El pan del día anterior también es embolsado y si bien el impacto es menor que en el caso de las facturas, hay quienes deciden llevarlo para calentarlo en casa y así ahorrar unos pesos”, plantea Di Cosco.

Poca variedad
La demanda de los consumidores delinea la oferta, y el flagelo que enfrentan las panaderías es el de la limitación de la variedad de los productos. “Pan, algo de facturas, bizcochos y no mucho más. Ante un panorama de ajuste la gente sólo se lleva lo básico, por eso hay panaderías que cada vez tienen menos surtido”, reflexionó el representante panadero.

Ante este panorama, el comerciante decide completar el stock de productos con artículos del almacén o la preparación de comidas. “Proliferan las tartas, empanadas y abundan las panaderías que anexaron productos envasados en contrapartida. Ya hay menos masas finas y masas secas, por ejemplo, que son carísimas”, apunta Di Cosco.

Las variantes se ensayan para evitar bajar las persianas, realidad que desde la Asociación de Industriales Panaderos está proliferando en Rosario y el área metropolitana. “Si bien faltan computar los últimos datos, hasta hace tres meses contabilizamos el cierre de 80 panaderías en el Gran Rosario, algo que estamos seguros debe haber aumentado”, añade.

Precio congelado
La necesidad de evitar que se profundice la pérdida de clientes llevó a la Asociación de Industriales Panaderos a promover un proyecto de ley para congelar el precio del pan por tres meses, a cambio de un descuento del precio de la luz.

La iniciativa fue apoyada por el diputado de Unidad Ciudadana Leandro Busatto, aunque hasta ahora no hubo avances al respecto en la Legislatura santafesina. “El plan fija el kilo de pan en 50 pesos a cambio de una bonificación en la boleta de la Empresa Provincial de la Energía (EPE), pero hasta ahora no sale del boceto. Nos encantaría saber que hay voluntad política de que el proyecto avance”, concluye Di Cosco.

“La media docena de facturas del día cuesta unos 60 pesos, contra los 35 pesos que sale la bolsita de facturas de ayer”, explica Di Cosco, referente de la Cámara de Industriales Panaderos de Rosario.

“El pan del día anterior también es embolsado y si bien el impacto es menor que en el caso de las facturas, hay quienes deciden llevarlo para calentarlo en casa y así ahorrar unos pesos”, agrega.