Diego Montejo
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Cosquín es una gran vidriera para la cultura de todos los pueblos, quien alguna vez haya pisado el escenario Atahualpa Yupanqui sabe que, en la vida de un artista, es un antes y un después. La llave de una puerta hacia un lugar desconocido, pero con la certeza de que, si se sabe recorrer el camino que desde allí nace, pueden suceder cosas mágicas e impredecibles.

En ese sentido, desde hace diez años, la provincia de Santa Fe viene apostando fuerte a esta consigna. Una idea que se respetó y gestó durante las tres gestiones del Frente Progresista y que pretende este año, convertirse en ley provincial. Eso no es para menos, tener una delegación en Cosquín todos los años como política estatal esté quien esté en la Casa Gris.

En esta década se vivieron momentos inolvidables. Vale rescatar la jura de la bandera y la participación de una inmensidad de músicos santafesinos salidos del programa Querer Creer Crear, como el homenaje a Orlando Veracruz o la histórica llegada de Los Palmeras. Las delegaciones santafesinas no han pasado desapercibidas, tanto el público como la prensa habló de ellas, de su concepto y puesta en valor de la diversidad de esta provincia.

En esta ocasión, en la noche del sábado 26, como un claro y sentido festejo a los 35 años del regreso a la democracia, fue La Trova Rosarina la que represente a todos los santafesinos. Juan Carlos Baglietto, Silvina Garré, Fabián Gallardo, Rubén Goldín, Jorge Fandermole y Adrián Abonizio entraron a escena la noche del 26 de enero en la primera luna del festival.

Un grupo de músicos que representan el sueño colectivo de una generación que salió del miedo a través de consignas como el amor y la fraternidad, pero por sobre todas las cosas, la igualdad como lema.

En la previa de este acontecimiento irrepetible para Cosquín, la ministra de Innovación y Cultura, Chiqui González, dialogó con Mirador Provincial. “Para nosotros es extremadamente simbólica esa generación, por sus canciones y porque después de una dictadura abrieron un espacio de libertad”, explica la ministra sobre su parecer de La Trova Rosarina.

“Ellos no lo dicen, pero van a estar todos los temas emblemas, los que llamamos himnos rosarinos”, adelantó “Chiqui”. Y agregó: “Esto ha conmocionado mucho porque La Trova es paradigmática y no ha generado ninguna sorpresa que sean ellos, quienes nunca estuvieron juntos en Cosquín”.

— Cuando usted habla de política de Estado la participación en Cosquín. ¿Cómo lo define a este concepto?
— Todo esto es más de lo que uno cree, son los contantes, los bailarines, los ensayos durante meses, es la selección de lo simbólico y también de las regiones que representamos. Una política de Estado es algo que tiene perspectiva estratégica, quiere decir que partido que gobierne la tiene que respetar ya que es una marca de lo que somos. Esto por supuesto es llevar delegaciones con la libertad de quien gobierna. Nosotros lo tomamos de esa forma y acompañamos entusiastamente las delegaciones. Yo soy de la idea que debería haber una ley, vamos a ver este año si podemos trabajar con la Legislatura.

— Usted dijo que los integrantes de La Trova abrieron un camino de luz después de la oscuridad de la última dictadura cívico militar.
— Representan una época política y es hora también de ver quiénes hicieron la transición a través de sus canciones como músicos populares, jóvenes y casi sin saberlo. Por ejemplo, en el primer disco de Juan Carlos Baglietto, Tiempos difíciles, está reflejado ese espíritu solidario y colectivo. Esa generación le puso letra y música a la salida de una etapa terrible hacia una democracia imperfecta como la que tenemos hoy, pero democracia al fin.

— ¿Qué sensaciones le deja el festival de Cosquín?
— La primera vez que fui me dio una enorme sorpresa, porque Cosquín no se parece a nada. Uno va y se encuentra todos los sectores sociales mezclados, se siente una sensación de colectividad tremenda. Cosquín es un lugar donde todo es posible, la ciudad entera está tomada por el arte, pero lo que asombra es el conjunto, la diversidad donde todos comparten sin distinción. Es una fiesta donde se ve la fuerza de la pasión de la gente, hay un juntos y un nosotros verdadero.