Silvia Simmone | [email protected]


En la ciudad de Colón el inicio de la pandemia se vivió, como en todos los lugares del mundo, con gran desconcierto. Las personas no salían de sus casas, las compras se hacían por teléfono o en los comercios de cercanía y en las entradas de la ciudad se ubicaron controles: uno para el ingreso a Colón desde la Ruta Nacional nº14 sobre el tramo de la ruta nº135, y otro en la ruta nº26, arteria interna que une las localidades vecinas del departamento. Estos puestos de control, en los que también se instaló un sistema de desinfección para vehículos, estuvieron vigentes hasta hace algunas semanas, y de esto, quedarán en la ciudadanía los recuerdos de las colas de autos, que durante la temporada, abarcaban kilómetros para poder entrar a vacacionar a la región.


En los primeros meses hubo pocos casos, por lo que rápidamente la ciudad avanzó hacia las flexibilizaciones permitidas en las fases 3 y 4, aunque las mismas tuvieron que suspenderse a mediados de junio, cuando debido a un brote, se confirmó el contagio de más de veinte personas vinculadas y el aislamiento de otras quinientas.


Esta situación llevó a que los profesionales de la salud, salgan a advertir sobre los escasos recursos con que contaba la ciudad y a pedir que la población tome una actitud responsable, evitando las reuniones y el hábito de compartir el mate.


Turismo


Uno de los principales temas debatidos en la ciudad durante la pandemia, fue el caso del turismo. Las restricciones impuestas a la actividad en las primeras etapas, afectaron fuertemente a prestadores y trabajadores vinculados a la hotelería, la gastronomía y a los diversos circuitos recreativos que hacen a la oferta de la región. Esto llevó a que se ponga en marcha el programa Comunidad Responsable, una iniciativa que buscó preparar a la ciudadanía para la recepción del turismo, en donde a través de diversas capacitaciones, se otorgó un sello de seguridad sanitaria a comercios y alojamientos turísticos.


Con respecto a las playas, los residentes disfrutaron del espacio abierto respetando el distanciamiento social y el uso del barbijo, durante la mayor parte de la primavera. Luego, llegado el mes de diciembre, se decidió que para la temporada estival, la playa sería dividida en parcelas para una mejor organización del espacio.


Pasado el verano, las cifras recogidas por la Secretaría de Turismo de la ciudad, mostraron que Colón recibió a casi 100 mil paseantes que llegaron a la región por vacaciones. De los informes realizados por la cartera local, se mostró que tanto prestadores como usuarios tuvieron un alto grado de satisfacción con el destino y los protocolos desplegados para evitar la propagación del virus, información que se desprendió de diversas encuestas realizadas en la zona balnearia, en los ingresos a las ciudades y en los alojamientos turísticos.