CEFERINO AZAMBUYO
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El acto de celebración contó con la presencia de la presidenta municipal Silvina Dome; la rectora del establecimiento educativo, Marta Luna; el presidente del HCD, Marcelo Álvarez; y el asesor cultural Roberto Romani, entre otras autoridades e invitados especiales, miembros de instituciones, representantes de colectividades, exalumnos, docentes y público en general.

Al inicio se dio lectura a diversas salutaciones que se adhirieron al acontecimiento y luego se entonaron las estrofas de la Marcha a Malvinas, debido a que se cumplen los 40 años de la Guerra.

Con el ingreso de los alumnos de la institución educativa se hicieron presentes las banderas de Ceremonia de la Escuela N° 84 Río Negro y de la Escuela N° 2 Dr. Delio Panizza y se entonaron el Himno Nacional Argentino, la Marcha de Entre Ríos y el Himno de Villa Clara, creación de Abraham Schejter, en letra, y Abel Repettur, en música.

Con el propósito de mantener vivo el recuerdo se procedió al descubrimiento de placas conmemorativas de la Municipalidad de Villa Clara, Concejo Deliberante, colectividad Israelita Clara - Belez y del plantel docente de la escuela.

Posteriormente se colocó una ofrenda floral y el párroco de la Parroquia Cristo Rey, presbítero Miguel Ángel Velázquez, realizó una bendición.


EL NOMBRE


Las alumnas Lourdes Díaz Ortellano y Shirley Cáceres realizaron una reseña histórica de cómo nació el colegio. Durante las palabras resaltaron que “con orgullo el colegio de Villa Clara lleva el nombre de Delio Panizza. Poeta, historiador periodista e investigador. Cursó la escuela primaria en su natal ciudad de Rosario del Tala, recibiéndose de Bachiller en el Colegio del Uruguay, en 1912. En 1915 se graduó de escribano público en la Facultad de Derecho de Buenos Aires, recibiendo la medalla de oro correspondiente a su curso. Se graduó de abogado en la misma facultad en 1918 y doctor en jurisprudencia en 1919, versando su tesis sobre “Municipalización de los Servicios Públicos”.

“Sentimos orgullo de nuestro colegio porque han egresado muchas promociones y eso nos conmueve. Se ha asegurado una educación de calidad, con más libertad y seguridad. Esta institución a lo largo de sus 50 años ha recibido distintos nombres, Instituto privado Dr. Delio Panizza; Escuela de nivel medio Nº 85 y escuela secundaria Nº 2. Muchos nombres han representado a esta institución, pero siempre fue reconocida como “El Delio”.

“Quedan anécdotas, recuerdos y personajes que llevamos grabados. Hoy estamos acá para rememorar todo esto y trasladarnos a las aulas, a cada reunión en el patio, a los viajes de egresados y a los bailes de primavera. “En estas palabras queremos dejar un mensaje a todos los jóvenes: Aprovechen la oportunidad que les da esta querida institución para abrir las puertas a estudios terciarios y universitarios y de esta manera poder enfrentar la vida con más facilidad”, expresaron las jóvenes.

Claudia Vallori, ex alumna y docente de la escuela, brindó cálidas palabras para esta fecha tan especial. Remarcó la relevancia de los inicios para contar con un establecimiento educativo y señaló “la vastísima cultura académica de los docentes. Un número significativo de familias pudieron lograr que sus hijos por aquel entonces asistieran a la escuela secundaria y de otra manera no lo hubiéramos podido hacer”, destacó.

“La escuela es mucho más que el edificio, los docentes, los alumnos, el aprendizaje o los recuerdos mil veces rememorados. La escuela es algo que pasó y sigue siendo, esta adentrada en nuestro corazón. Es un fenómeno curioso porque se aferra a nosotros para venerarla y aunque para muy pocos no sea así, nadie permanece indiferente”, señaló la licenciada Vallori, expresidenta del Consejo General de Educación.

La profesora Anahí Franzone, en representación del equipo docente, remarcó que “‘El Delio’ dejó una gran huella en todos los que pasaron por sus aulas”. La rectora Marta Luna agradeció a “cada una de las personas que pasó por la institución y la hizo crecer” y se mostró muy emocionada por pertenecer a este lugar a donde se educó y cobijó a cientos de jóvenes.

Para culminar, Roberto Romani deleitó a los presentes con recitados y canciones.