Carlos Retamal


En el atardecer de este jueves 19 de mayo, personal de la Agencia de Control Policial (ex Dirección de Asuntos Internos) realizó una inspección por orden judicial en la sede de la comisaría 12ª, ubicada en la esquina de Solís y Casilda, de barrio Ludueña, al noroeste de Rosario.

Voceros de la pesquisa señalaron que los policías incautaron documentación relacionada con el libro de guardia pero que no se llevaron teléfonos celulares de varios uniformados, entre ellos los jefes de la seccional, como se dijo en un primer momento. También aclararon que la medida no fue un allanamiento sino una inspección judicial.

Según diversas fuentes, el procedimiento fue ordenado por el fiscal Pablo Socca, de la Unidad Especializada en Balaceras. El personal de la Agencia de Control Policial buscaba corroborar si en esa seccional había estado demorado en las últimas horas del martes un joven mencionado como líder de una bandita que se disputa el territorio con otra sembrando de balas, heridos y muerte un sector del barrio.

La comisaría había sido blanco de balaceras en la madrugada del sábado 19 de febrero pasado, cuando dos personas en moto pasaron y realizaron disparos que impactaron contra el frente de la seccional y uno de los patrulleros que estaba estacionado al costado del inmueble, en cuyo interior había al menos 5 personas.

En la mañana siguiente fueron detenidas varias personas (4 hombres y 3 mujeres) en el marco de una serie de allanamientos realizados por ese ataque. Esa misma tarde ocurrió otro ataque a una dependencia policial, la subcomisaría 24, de barrio Toba de zona norte, ubicada unas 20 cuadras al noroeste de la seccional 12ª.