GABRIEL OBELAR
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Facundo Tello no tuvo la culpa de la derrota de Patronato ante Racing, pero si fue uno de los responsables de desmoronar al Negro con un fallo que pudo cambiar (o no) la historia del primer tiempo y, por consiguiente, el resto del encuentro. Un supuesto penal de Oliver Benítez a Lucas Orban que desató la polémica y la furia de todo Patrón, se fue de eje, donde expulsaron a su entrenador y salió al complemento con la calentura de la injusticia.


La pena máxima desató la polémica en diversos frentes, sobre porque Facundo Tello no fue a revisar la jugada ¿Lo llamarón del VAR? ¿El VAR le confirmó que fue penal? ¿Había comunicación con los demás jueces en Ezeiza? Las versiones son varias y esto producto de las declaraciones de Facundo Sava y de sus futbolistas.


Al complemento, el Negro saltó a jugar con distintas informaciones o versiones. La primera, según cuentan “nos dijo que el VAR le confirmó que fue penal y por ello no fue a revisarla”, cuestión aceptable teniendo en cuenta que el Video Assistant Referee tiene la potestad para asegurarle una decisión al príncipal.


La segunda, según contaron algunos protagonistas “supimos que no fue al VAR porque no había comunicación, en el entretiempo y en el final no nos supo responder”. La misma situación ocurrió en el cruce entre Unión y San Lorenzo en el 15 de Abril, donde falló la comunicación entre el VAR y Andrés Merlos, pero el duelo no continúo.


Merlos, tomó la decisión de juntar a ambos capitanes, comunicarles lo que ocurrió y el juego se detuvo 5 minutos hasta que se restableció la conexión ¿Por qué en Patronato – Racing, si eso hubiese pasado, no se paró y sancionó igual el penal?
“No entiendo las reglas, porque penales así tendríamos siempre a favor”, expresó caliente Sava por partido, dejando en claro: “Contra Banfield el VAR nos perjudicó no cobrando un claro penal a Gudiño, pero ahí se revisó, ahora Tello ni eso, no se sacó la duda siquiera”, completó.


Algo que se preveía en relación a la dependencia de las telecomunicaciones, terminó ocurriendo, en dos partidos a poco más de 30 kilometros de distancia, aunque las decisiones, si fallaron como cuentan, fueron diferentes y terminaron por perjudicar o modificar un resultado y demás.