Valeria Elías
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Cuando Damián Stepaniuk dio sus primeros pasos, nunca pensó que esos pequeños avances lo llevarían más lejos de lo que podía imaginar. Según cuenta el músico “mis comienzos en el mundo del metal fueron a los 12. Si bien, desde los 7 años estudiaba música, pero en la Escuela Provincial de Música 9001 comencé a partir de los 12 años”.
La vida tiene varios caminos, los cuales van apareciendo con la marcha de uno, para Damián el destino le tenía deparado un encuentro certero: “comencé con el eufonio y luego a los 15 años Rubén Carughi me dijo que iba a tener más posibilidades si empezaba a estudiar trombón, ya que es un instrumento más solicitado en todos los organismos que cuentan con orquesta, en comparación con el eufonio. Y fue así que empecé con el trombón y justo, el año que me cambio al trombón era el primer año de Trombonanza. ¡Así que comencé muy motivado!”.
Trombonanza es un curso de capacitación y perfeccionamiento para trombón, eufonio y tuba para todas las edades, en cualquier nivel de ejecución, creado por Rubén Carughi en la ciudad de Santa Fe, justamente para darles la posibilidad a jóvenes estudiantes de estos instrumentos que puedan capacitarse con los mejores profesores del mundo.
En el caso de Damián fue toda una oportunidad: “ahí a conocí Kevin Roberts, que me fascinó mucho con sus métodos y formas de encarar el estudio. Puedo decir que con Kevin y Rubén, que era mi maestro desde hacía tres años, tuve una buena base para arrancar. Creo que desde ese año supe que quería dedicarme a esto y cuando uno sabe lo que quiere, todo es más claro y más fácil, pienso yo”.

Seguir creciendo
Contrario a lo que dice el mito social, los músicos profesionales cuentan con muchas horas de estudio y ensayos diarios, que son la base y el fundamento que los lleva a ser excelentísimos en su trabajo. Lejos de ser un hobbie, la música profesional requiere de un conocimiento importante de cultura general, que le permite al músico poder interpretar tiempos y realidades anteriores a los tiempos que le tocan vivir y, por qué no, poder lograr una proyección a futuro, que le permita crear o innovar el algunas cuestiones musicales.
Hace unos años, Damián decidió irse a estudiar a Suiza, su objetivo era claramente, poder desarrollar sus talentos y capacidades con el trombón. Actualmente está concluyendo esta etapa y preparándose para lo que vendrá. Damián cuenta que “ahora estoy terminando una maestría en trombón en la Academia de Música de Basilea, Suiza. La verdad estoy muy contento de poder hacer esta Maestría, ya que he conocido muchos excelentes músicos con los cuales hicimos interesantes proyectos. He aprendido otra faceta de la música que es la música contemporánea, como también logré aprender de mis colegas y de mi profesor aquí”.
Pero lo cierto es que uno jamás puede desprenderse de sus raíces, dicen que se deben dar alas para que puedan volar pero cultivar raíces para que quieran volver... “Para mí, Trombonanza es un evento que no conoce barreras, ¡crece y crece! Es tan importante para los trombonistas que se inician como para los profesores, que cada año tienen la oportunidad de formar parte de tan prestigioso curso. Cuando en el 2014 estuve para el Trombonanza, después de estar 5 años sin poder participar, le dije a Rubén al final, ‘extrañaba el clima que se vive en Trombonanza’, confesó el joven trombonista.

De Europa a Santa Fe
Hace unos meses se concursó el cargo de Primer Trombón para la Orquesta Sinfónica Provincial de Rosario, el cual supo ganar en buena fe. Esto lo motiva a volver a sus tierras, con su gente y poder seguir creciendo en su profesión.
Damián, sobre esto, comentó que “con respecto al puesto de Rosario, me motivó mucho para hacer el concurso el hecho de que es una Orquesta renovada y con mucha gente joven, con mucha energía y sobre todo porque en la fila de los metales conozco a la mayoría, éramos compañeros de estudio y eso me da muchas ganas de trabajar allí”.
Cual hijo pródigo, Damián se prepara para retornar a sus raíces, con su gente, con su historia, pero ya no tan dubitativo o temeroso, sino con una fuerza y una energía que se contagian con cada palabra que pronuncia. “Para mi regreso a la Argentina tengo muchas ganas e ideas que fui anotando, guardando, modificándolas para poder llevar acabo allí. Ideas de estudios, de cómo trabajar con ensambles, de cómo llevar a cabo conciertos, de cómo preparar a nuevos trombonistas. Y muchas ganas de tocar!”, concluyó en su relato.
En Santa Fe, existen jóvenes talentos como Damián Stepaniuk, jóvenes que se forman en las orquestas infantiles, en las escuelas de música, en los espacios culturales que se fueron generando desde los años ’90. Espacios que salvan del caos y rescatan lo mejor de cada persona. La cultura de un país, es la salvación de las generaciones futuras. Este es un ejemplo, la cultura es un derecho y una obligación que los gobiernos deben proteger y asegurar para toda la sociedad.