VÍCTOR LUDI
[email protected]


Del amateurismo de una liga relativamente nueva, al profesionalismo de uno de los campeonatos más importantes del continente. A Lucas Salvarini, de 22 años, y Joaquín Grillo, de 23, quienes defendían los colores de José Hernández en los certámenes de la Asociación Paranaense de Fútbol de Salón (APFS), les surgió la posibilidad de dar el salto en su carrera deportiva.


Ambos jugadores fueron contratados por Tigres del Quindío, equipo que compite en la Liga Nacional de Fútbol de Salón de Colombia. Su vínculo con la institución de la localidad de Armenia será hasta fin de año y, según reconocieron, el objetivo del conjunto es el de pelear el campeonato y clasificarse a la Copa Libertadores del 2023, que se disputará en Buenos Aires.


Antes de que los saloneros emprendieran su viaje rumbo al país cafetero, Mirador Entre Ríos tuvo la posibilidad de dialogar con Grillo –hijo de Víctor, ex delantero de Belgrano, Patronato, Atlético de Rafaela y Chaco For Ever-, quien contó cómo les surgió esta posibilidad: “El contacto estaba desde finales del 2019. Lucas, a través de un contacto, envió videos y lo llamaron a una prueba. Fue, pero después lo agarró la pandemia y se tuvo que volver sin haber podido jugar. Pero quedó el contacto y, a principios del 2022, se volvieron a comunicar con él. Le preguntaron por otro jugador y así me surgió la posibilidad a mí. Me pidieron videos y me dijeron que les interesaba”.


Además, Joaquín explicó que estarán a un paso del profesionalismo. “Nos darán un departamento en un barrio privado, se encargarán de nuestra alimentación y también nos darán bonificaciones. Aún no caigo mucho de lo que estamos viviendo y nuestro técnico nos dijo que teníamos que ser jugadores profesionales en todo sentido. Es algo muy loco para nosotros, que pasamos de entrenar dos veces a la semana a todos los días en doble turno. Es un sueño”.


“Hay tres cupos de extranjeros –se refirió a la competición-, de los cuales ocupamos dos y otro será para un chico venezolano. Tenemos que realizar una pretemporada de cuatro semanas y, luego, comenzará el torneo, que se extenderá hasta diciembre. Nuestra expectativa es la de realizar un buen papel, tanto individual como colectivo. Hablamos con el Tigre Rodríguez, el presidente del club y que también representa jugadores, y nos dijo que, si quedamos entre los cuatro primeros del torneo, clasificamos a la Libertadores del año próximo. Se armó un buen equipo luego de una limpieza del plantel, con jugadores de distintos puntos de Colombia para pelear el torneo. Las expectativas son altas”.


A diferencia de las competencias de la APFS, que está afiliada a la Asociación Mundial de Futsal, la Liga Nacional de Fútbol de Salón se rige bajo el reglamento FIFA, por lo que hay algunas diferencias en las reglas del juego a las que deberán adaptarse –trazando un paralelismo con otro deporte, es como el básquet FIBA y el NBA-. “En 2019 fuimos a jugar a Villa Dora en Santa Fe, donde se juega el futsal de FIFA. Entrenamos y jugamos un torneo regional. Tendremos que saber adaptarnos a las diferentes reglas, pero sabiendo que la esencia del deporte es la misma. Es un juego más físico, porque se puede ir al piso, y más rápido ya que se sacan los laterales con el pie”, se refirió.


Por último, contó que “vamos pensando en aprender y llegar a nuestro mejor nivel para mostrarnos y abrirle la puerta a más jugadores de nuestra ciudad. Creo que esta experiencia nos permitirá crecer como jugadores y, si sabemos aprovecharlo, ayudar al desarrollo del deporte en la ciudad”.